El equipo que se agarró a la vida
En febrero de 1958 el Manchester United sufrió un accidente de avión en el que perdieron la vida ocho jugadores. Diez años después levantaba la Copa de Europa
Aeródromo de Múnich-Riem. Jueves, 6 de febrero de 1958, 15.04 de la tarde. el bimotor de la BEA 609 con matrícula G-ALZU, denominado Lord Burghley, se estrella contra la pista en su tercer intento de despegue. A bordo viajaba la expedición del Manchester United completada por la propia tripulación, algunos invitados especiales y los periodistas que el día anterior habían cubierto la información del partido de vuelta de cuartos de final de la Copa de Europa contra el Estrella Roja en Belgrado (...
Aeródromo de Múnich-Riem. Jueves, 6 de febrero de 1958, 15.04 de la tarde. el bimotor de la BEA 609 con matrícula G-ALZU, denominado Lord Burghley, se estrella contra la pista en su tercer intento de despegue. A bordo viajaba la expedición del Manchester United completada por la propia tripulación, algunos invitados especiales y los periodistas que el día anterior habían cubierto la información del partido de vuelta de cuartos de final de la Copa de Europa contra el Estrella Roja en Belgrado (3-3). El campeón inglés había conseguido clasificarse para semifinales, donde se tendría que enfrentar al Milán.
El vuelo, que había salido de la capital yugoslava a las nueve de la mañana, estaba obligado a hacer una escala técnica en el aeropuerto bávaro para repostar antes de reanudar su camino hacia Manchester. Dos intentos fallidos de despegue por problemas de sobreaceleración en el motor izquierdo indujeron al piloto, James Thain, 37 años, expiloto de la Royal Air Force, a invitar a todo el pasaje a abandonar la nave para revisar con mayor profundidad los problemas técnicos. Veinte minutos después todos volvieron a bordo. El tercer intento de despegue acabó en tragedia. El avión patinó por una zona de la pista con aguanieve hasta salirse de ella, derribar la valla del aeropuerto, una casa cercana y una carretera antes de estrellarse contra un garaje y un camión con combustible que explotó en llamas. La aeronave se partió en dos mitades.
De los 44 pasajeros, 23 perdieron la vida. Una veintena en el acto y tres más en el hospital donde fueron internados. Siete de los fallecidos en el aeropuerto eran jugadores: Geoff Bent, Roger Byrne, Eddie Colman, Mark Jones, David Pegg, Tommy Taylor y Liam Billy Whelan. La octava víctima fue Duncan Edwards, 21 años, ya 18 veces internacional con Inglaterra y considerado el mejor jugador británico del momento. Su defunción se certificó 15 días después en un hospital de Múnich. También se encontraban entre los fallecidos el secretario del club y dos técnicos ayudantes del entrenador, Matts Busby, el creador de aquel joven y maravilloso equipo que comenzaba a escribir su historia con un fútbol veloz y ofensivo.
Busby, milagrosamente, se recuperó de sus lesiones en una clínica suiza. Recibió dos veces la extremaunción y no regresó a Inglaterra hasta el 18 de abril, 71 días después del accidente. La reconstrucción del equipo se puso en marcha de manera inmediata por su segundo, Jimmy Murphy, que no había viajado a Belgrado por asuntos familiares, y con la supervisión del propio Matts desde la clínica. De los nueve futbolistas supervivientes, dos, Jackie Blanchflower y Johnny Berry, por la gravedad de sus heridas, nunca volvieron a jugar. Los siete restantes sí lo hicieron: Bobby Charlton, que se convertiría en el faro y capitán del equipo, Gregg, Foulkes, Viollet, Wood, Morgans y Scanlon. Todos han fallecido en la actualidad menos Sir Bobby Charlton, a quien a sus 83 años el pasado noviembre se le diagnosticó demencia senil.
Trece días después del accidente, el 19 de febrero, el Manchester volvió a jugar. Partido de octavos de final la FA Cup contra el Sheffield Wednesday (3-0). Old Trafford se llenó (58.250) para homenajear en directo al equipo que se había agarrado a la vida con todas sus fuerzas. Dos supervivientes, el portero Gregg y el defensa Foulkes, estuvieron en el once titular. Debutaron cuatro jugadores: Brenan, autor de dos goles, Crowtwer, recuperado del Aston Villa, Taylor, procedente del Blackpool y Pearson. Y los otros cinco formaban parte de la plantilla, pero apenas jugaban hasta entonces: Greaves, Godwin, Cope, Webster y Dawson (1 gol).
Desde ese día el equipo compitió en las tres competiciones con la mayor dignidad posible. En la Liga, acabó noveno a 21 puntos del campeón. Hasta el accidente había sumado 36 puntos, después solo siete con una sola victoria. Sin embargo, en la FA Cup se clasificó para la final después de eliminar en cuartos y semifinales al WBA y Fulham, tras sendos partidos de desempate. En la final, en Wembley, ante 100.000 aficionados, perdió ante el Bolton Wanderers (2-0). Matts Busby, con muletas, reapareció en público después de su larga recuperación y se reincorporó definitivamente a la temporada siguiente. El United vistió en su camiseta un escudo especial para la ocasión en la que un fénix se le elevaba sobre las llamas. En la Copa de Europa tampoco tuvo suerte. Disputó las semifinales para las que se había clasificado en Belgrado contra el Milán y tras ganar en casa (2-1) cayó con estrépito en San Siro (4-0).
La reconstrucción del equipo que se negó a morir fue lenta, pero segura. Matts Busby utilizó toda su experiencia para captar por todo Reino Unidos jugadores que devolvieran al club a la élite doméstica e internacional. Así, escalonadamente, fueron convirtiéndose en ‘diablos rojos’ Stiles y Dunne (1960), Dennis Law (1962), George Best (1963), Connelly (1964), Stepney (1966), Kidd (1967)… En el 63, ganó su primer título tras el accidente, la FA Cup, y en el 65 y en el 67 conquistó sendas Ligas, lo que le permitió regresar a la Copa de Europa. En la edición del 66 se quedó en semifinales, donde perdió ante el Partizán, que a su vez fue derrotado por el Real Madrid de los ‘ye-yés’ en la final. Ese mismo año, Inglaterra ganó el Mundial con tres de sus jugadores en el equipo: Bobby Charlton, Stiles y Connelly.
Diez años y 114 días de la tragedia de Múnich (3.764 días), los Busby-babes (los muchachos de Busby) disputaron la final de la competición europea por excelencia. La gran obra restaurada en solo una década estaba a punto de ver la luz. En semifinales, el Manchester eliminó al Real Madrid. En Old Trafford ganó 2-1 y en el mismísimo Bernabéu, tras irse al descanso perdiendo 3-1, fue capaz de empatar (3-3) y meterse en la final de Wembley.
Todo estaba preparado para la ocasión, 29 de mayo de 1968. El rival era el Benfica. Los 90 minutos acabaron con empate (1-1). Goles de Bobby Charlton y Graça. En la prórroga los de Busby se desataron, dieron rienda a su plenitud física y firmaron un 4-1 con tantos de Best, Kidd y otro de Bobby Charlton, su capitán y líder. En el once rojo, además de Busby en el banquillo, que dejaría el equipo al año siguiente con la satisfacción del deber cumplido, dos jugadores supervivientes del accidente de Múnich, el omnipresente Bobby Charlton (31 años) y el defensa Foulkes (36). El United se convertía en el primer club inglés en ganar la Copa de Europa.
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