El coronavirus deparó a Carlo Ancelotti unos días en los que recuperó de manera pasajera una sensación de futbolista, el ser duda hasta el último momento, en el foco constante, mientras su nariz soportaba un test tras otro. Hasta que el último le salió negativo y la misma mañana del partido se montó en un avión con el presidente, Florentino Pérez, y lo recibieron en el hotel como una aparición. “He dejado el equipo una semana, he vuelto y he visto un equipo fantástico”, dijo satisfecho ...

El coronavirus deparó a Carlo Ancelotti unos días en los que recuperó de manera pasajera una sensación de futbolista, el ser duda hasta el último momento, en el foco constante, mientras su nariz soportaba un test tras otro. Hasta que el último le salió negativo y la misma mañana del partido se montó en un avión con el presidente, Florentino Pérez, y lo recibieron en el hotel como una aparición. “He dejado el equipo una semana, he vuelto y he visto un equipo fantástico”, dijo satisfecho después de la importante victoria contra el Chelsea, después del zarandeo del clásico y las dudas del partido en Balaídos contra el Celta, viéndolo por la tele desde su casa.

Su satisfacción apuntaba a haber resuelto el principal problema que el Madrid encontró el año pasado en las semifinales contra el mismo equipo, la energía insuficiente, donde los superó el equipo de Tuchel. “Lo más importante ha sido el coraje que han tenido los jugadores. La clave ha sido que hemos salido muy bien con el balón, buscando espacio entre líneas. Hemos atacado muy bien. Vinicius ha sido muy peligroso, y también Karim. Han hecho combinaciones muy buenas”, dijo el técnico. Courtois estaba alineado con él. “Hemos empezado bien ante un equipo muy intenso”, explicó. “Creo que teníamos que llevar el partido a nuestro lado, tener el balón, invitarles a presionar arriba. Era tener confianza en nuestro fútbol para sacar el balón de la presión y ahí hemos creado mucho peligro”, agregó el meta.

En el cambio de tono del Madrid resultó determinante la participación de Federico Valverde, cuyo despliegue permitió al equipo desenvolverse con una configuración líquida, y aparecer allí donde era más necesario en cada circunstancia, un hombre para casi todo, como explicó Ancelotti: “Hemos jugado con el mismo sistema. Lo único, Valverde. Le he puesto para fijar la posición del carrilero izquierdo y tener a Carvajal un poco más por dentro, para el control de los mediapuntas, Pulisic y Mount. A veces podía hacer línea de cinco, dependía de la posición de Azpilicueta”.

En el otro banquillo, Thomas Tuchel terminó desesperado; “Hemos encajado siete goles en cinco días. Es alarmante. Siete goles en dos partidos”, dijo añadiendo a los tres del Madrid los cuatro que les marcó el Brentford el sábado, también en Stamford Bridge. “Hemos perdido la forma en el parón de selecciones. No tengo una explicación. Antes éramos competitivos, estábamos en una buena racha”.

“Cero confianza”

Pero eso parece que se esfumó, y el técnico alemán del Chelsea, que el año pasado los condujo a levantar su segunda Copa de Europa, mira con pesimismo el futuro de esta eliminatoria de cuartos de final: “¿Cuántos equipos en el mundo consiguen remontar esto? ¿Conseguir tres goles? No es realista”, dijo. Ni siquiera quería pensar en el Bernabéu: “Estoy más preocupado por el Southampton [su rival del sábado en la Premier] que por el Real Madrid”, aseguró alicaído.

Pese a la sensación de derrota exhibida en público por Tuchel, Courtois prefirió la paciencia: “Es una buena posición de salida este 1-3, pero no podemos pensar que está hecho. El fútbol es así: un gol temprano de ellos les puede meter en el partido”, dijo.

Ancelotti coincidió en las prevenciones: “Cero confianza y mucho respeto al Chelsea. Ellos no han mostrado su mejor versión por mérito del Madrid, pero esto cambia muy rápido”, dijo. Y quiso tranquilizar sobre el estado físico de Benzema y Valverde, que tuvieron que ser sustituidos. “Fue por cansancio”, aseguró.

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