El Bayern alarma a la Premier

El intento del club bávaro por fichar a Harry Kane pone en alerta a los clubes ingleses, temerosos de perder la hegemonía en la Champions en el próximo lustro

Kane anota un gol al Rangers, en un amistoso, el sábado pasado.Steve Welsh (AP)

El sábado 16 de junio, al día siguiente de acordar el traspaso de Lewandowski al Barcelona por 60 millones de euros, 10 más de lo que habían previsto, los directivos del Bayern contactaron con Daniel Levy, director general del Tottenham, para aumentar de 90 a 100 la oferta que le habían hecho por Harry Kane la semana anterior. Según los agentes implicados en un inte...

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El sábado 16 de junio, al día siguiente de acordar el traspaso de Lewandowski al Barcelona por 60 millones de euros, 10 más de lo que habían previsto, los directivos del Bayern contactaron con Daniel Levy, director general del Tottenham, para aumentar de 90 a 100 la oferta que le habían hecho por Harry Kane la semana anterior. Según los agentes implicados en un intercambio conducido con la máxima discreción, Levy hizo la estatua. No se inmutó. Pero lo que parecía un deseo imposible de Julian Nagelsmann, el entrenador bávaro, comenzó a tomar forma de negociación en los despachos del club con más afición de Londres. De puertas adentro, Levy convocó a sus asesores para estudiar la posible venta.

Cuando la noticia llegó a oídos de las comisiones directivas del Chelsea, el Liverpool y el City, las alarmas atronaban. La autopista que los clubes ingleses construyen sin pausa hacia la hegemonía en la Champions en el próximo lustro amenaza con convertirse en una senda flanqueada de precipicios por obra de un mercado estival que el Bayern está explotando con una audacia insólita. En contraste con el conservadurismo que caracterizó al club, el nuevo presidente, Oliver Kahn, que asumió en 2021, muestra una agresividad jamás exhibida por Uli Hoeness y Karl-Heinz Rummenigge. Su objetivo es el dominio de la Champions por las mismas razones que desde hace años alientan a los propietarios de la Premier. La primera competición de la UEFA, con un reparto de más de 100 millones entre los semifinalistas, es el origen de la fuente más fabulosa de ingresos que existe, multiplicando partidas como los derechos de imagen hasta duplicar las cantidades obtenidas en premios.

“Eso es solo un sueño para el futuro”, respondió Kahn el domingo 17, cuando le preguntaron por el supuesto interés del Bayern por el delantero del Tottenham, que además de ejercer de capitán de la selección de Inglaterra pasa por ser el nueve más productivo de la Premier. Lo dice, bajo condición de anonimato, el prospector de una auditoría basada en Londres: “Los modelos de medición que trascienden el big data y examinan la personalidad del jugador y la calidad de sus decisiones, señalan que Kane es el futbolista del frente del ataque que más peligro genera desde hace cinco años; del mismo modo que Mané ha sido en las últimas tres temporadas el jugador de más garantías de rendimiento y desequilibrio de la segunda línea del ataque”.

No es casual que Sadio Mané, que no quería seguir compartiendo vestuario con Mo Salah, acabara en el Bayern. Tampoco es casual que el Liverpool lo traspasara por apenas 32 millones de euros. Jürgen Klopp y su directiva hizo lo posible por evitar que el senegalés reforzara a un rival directo en Inglaterra.

El Bayern aprovechó la competencia interna en la Premier para reclutar a Mané a precio de saldo. La primera gran maniobra del club alemán en el mercado estival tuvo pocos precedentes. El campeonato inglés, cuyos ingresos según The Times promediarán los 4.000 millones de euros por temporada en derechos de imagen hasta 2025 —la cifra puede triplicar el volumen de la Liga— no se desprendía de un futbolista de la jerarquía de Mané desde que el Madrid fichó a Cristiano en 2009.

Después de Cristiano, los traspasos declinaron. Cuando Gareth Bale, Luis Suárez y Eden Hazard se mudaron de Inglaterra a España no habían disputado una sola final de Champions.

El golpe fue memorable. Pero Kahn no se detuvo en Mané. El Bayern comenzó a mover hilos por Kane desde la primera semana de julio. El fin de semana del 15 al 17 comenzó por vender a Lewandowski al Barça, prosiguió con su ofrecimiento de 100 millones por Kane al Tottenham, y tras el silencio de Levy culminó el domingo con el fichaje de De Ligt.

Considerado a sus 22 años como el central con más potencial del mundo, Matthijs de Ligt languidecía en la Juventus y conversaba con Thomas Tuchel. El técnico del Chelsea le advirtió que en su visión él y Frenkie de Jong serían el eje del equipo, cuando el Bayern se interpuso. El domingo 17 Kahn elevó su apuesta: pasó de ofrecerle a la Juventus 60 millones de euros fijos más diez millones en variables a 70 fijos más diez en variables. Con la palanca del Barça. A diferencia de Levy, Andrea Agnelli firmó la compraventa inmediatamente.

Conte, el problema de Levy

El Bayern no se detuvo. La semana pasada Kahn se reunió con empresarios ingleses que le propusieron saltarse a Levy para abrir una vía de negociación que directamente involucrara a Joseph Lewis, el propietario del Tottenham, domiciliado en las Bahamas. De momento, el coste de los servicios estancaron las conversaciones en Múnich. Tampoco Charlie Kane, el hermano y representante del jugador, se mostró muy optimista respecto al desenlace del posible traspaso cuando los enviados del Bayern le interpelaron. Charlie, que no cerró ninguna puerta, no había imaginado a su hermano jugando en otro país que no sea Inglaterra o España.

Daniel Levy calcula que el tiempo para rentabilizar un traspaso se agota. Kane acaba contrato en 2024. El próximo verano el Tottenham perderá fuerza para poner un precio si el goleador se quiere marchar. Según los agentes implicados, Levy tiene un precio y un problema. Su precio ronda los 150 millones de euros. El problema es que no puede trasladárselo al Bayern hasta que no cuente con el visto bueno de Antonio Conte, su entrenador, que identifica su proyecto con Kane.

Conte no ha sido informado sobre los contactos subterráneos entre Levy y el Bayern, pero los sospecha y está furioso. En el Tottenham temen que si Levy no conduce la situación con tacto, el italiano acabe por rescindir su contrato de manera unilateral. Sabe como hacerlo. A sus 52 años no hay un entrenador con un historial más espectacular de dimisiones. En 2014 abandonó la Juventus en plena pretemporada; en 2018 dejó plantado a Roman Abramovich en el Chelsea; y en 2021 se fue del Inter sin previo aviso.

A Conte le inflamaron las declaraciones de Julian Nagelsmann, técnico del Bayern, en referencia a Kane, la semana pasada. “Es un jugador brillante”, dijo el alemán; “uno de los poquísimos nueves que hay en el mundo que también pueden jugar de diez. Ficharlo es un sueño. Pero es muy caro”.

Conte no se molestó tanto con su homólogo como con Levy. Su mensaje el sábado pasado apuntó a la ejecutiva: “Una cosa es segura: soy un entrenador que no habla de jugadores de otros equipos. No sé por qué Nagelsmann habló de Harry. La situación en el Tottenham es muy clara. Harry es una parte muy importante del proyecto y si quiero algo se lo digo a mi club, no a los medios de comunicación”.

Los agentes que trabajan para el Bayern y el Tottenham piensan en reclutar a Cristiano Ronaldo y a Firmino para ofrecérselos a Conte como sustitutos, llegado el caso. Levy cree que no será suficiente. El hombre lleva días rehuyendo a Conte. No se atrevió ni a saludarlo en el avión del equipo, el sábado pasado, no sea que una chispa encienda la mecha y se quede sin el técnico que lo clasificó para la Champions.

Los clubes de la Premier cruzan los dedos: si el muro de Conte cede, la Champions puede convertirse en el coto del Bayern.



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