Las vacaciones forzadas de Ramón Forcada en MotoGP: “Lo que no me planteo es aburrirme”
El jefe de mecánicos más veterano de la parrilla se despide de la temporada con el adiós de Andrea Dovizioso en Misano y todavía no sabe si continuará el año que viene
Ramón Forcada lleva más de media vida enganchado a la élite del mundo de las motos, con las que empezó a soñar de niño para luego pasar a hacer trastadas por el pueblo y finalmente convertir su pasión en trabajo. Con 539 grandes premios disputados, el técnico de Moià (65 años) encaró con tranquilidad la que pudo ser su última carrera en el Mundial de MotoGP. “Si es la última, seguro que me quedo satisfecho. He visto darle tantas vueltas a todo que prefiero esperar”, explica a EL PAÍS desde Misano. “Esperaré a finales de año a ver qué pasa. Tengo claro que no quiero hacer cualquier cosa y, por ...
Ramón Forcada lleva más de media vida enganchado a la élite del mundo de las motos, con las que empezó a soñar de niño para luego pasar a hacer trastadas por el pueblo y finalmente convertir su pasión en trabajo. Con 539 grandes premios disputados, el técnico de Moià (65 años) encaró con tranquilidad la que pudo ser su última carrera en el Mundial de MotoGP. “Si es la última, seguro que me quedo satisfecho. He visto darle tantas vueltas a todo que prefiero esperar”, explica a EL PAÍS desde Misano. “Esperaré a finales de año a ver qué pasa. Tengo claro que no quiero hacer cualquier cosa y, por la edad que tengo, me puedo jubilar cuando quiera”.
Coincidiendo con la retirada precipitada de Andrea Dovizioso, su actual pupilo en el equipo satélite de Yamaha y duodécimo en su despedida en el GP de San Marino, él también será apartado del primer plano competitivo, aunque tiene contrato hasta final de curso. “Será nuestra última carrera con Ramón, y ha sido un placer trabajar con él desde 2019. Es una persona con un gran conocimiento y experiencia, y queremos agradecerle todo lo que ha hecho durante su trayectoria y estos últimos cuatro años con nuestro equipo”, confirmó Razlan Razali, jefe del SRT, que pasará a manos de Aprilia la próxima temporada. Aunque la fábrica japonesa le tiene mucho aprecio, no se contempla por ahora su continuidad en el equipo oficial el año que viene.
En 34 años de experiencia en el campeonato del mundo, Forcada ha logrado tres títulos mundiales y 59 victorias junto a sus pupilos en la categoría reina. Su etapa más recordada son los tres títulos como jefe de mecánicos de Jorge Lorenzo, aunque en 1989, su año de debut, también logró la corona de 125cc con Àlex Crivillé. Alumno aventajado de Antonio Cobas, uno de los ingenieros de competición más influyentes de la historia, el catalán jugó un papel clave en el alirón del noi de Seva. “Hay un chaval que no va nada mal. Podemos hacer algo interesante y te pido que afines el motor para él”, le pidió Cobas a Eduardo Giró, según rememora para este diario Crivillé.
En ese proyecto trabajó y destacó Forcada, que también recuerda sus inicios. “De lo más desagradecido del mundo, de cien te quedabas solo con una, pero sirvió para ganar”, rememora sobre su trabajo en el banco de pruebas con el motor que hizo campeón a Crivi.
Fanático de las dos ruedas, este ingeniero sin título –estudiaba Ingeniería Mecánica y Económicas, aunque no terminó ninguna de las dos una vez inmerso en la vorágine competitiva– aprovecha su tiempo libre para competir en pruebas de enduro clásico y fabricar prototipos caseros en el taller de su casa. “Hay mil cosas que hacer, y lo que no me planteo es aburrirme”, vaticina sobre su jubilación.
Por cómo habla del futuro, sin embargo, parece que todavía tiene cuerda para mantenerse en el mundo de las carreras. “Los viajes, el trabajo en sí, no me cansa. Solo hay dos maneras de disfrutar de la competición: si estás en un proyecto contendiente o si estás en la parte técnica y puedes aportar algo que puede servir a alguien más”, asegura sobre el trajín constante al que obliga la vida en el paddock. Cuando piensa en qué hará, anuncia su disposición a escuchar ofertas, aunque no piensa ser él quien llame a la puerta.
Trabajar con alguna joven promesa, o pasar a las categorías de promoción, son dos hipotéticos que considera atractivos. No se le caen los anillos a un técnico que ha llevado a leyendas de este deporte como Casey Stoner, John Kocinski, Alex Barros, Dani Pedrosa y Carlos Checa, el primero de los cinco pilotos con los que ha ganado en la categoría reina. “Yo pillé a Ramón en sus inicios y luego el último año entero de mi trayectoria. Eran dos personas distintas, pero la palabra que mejor lo define ahora es experiencia. Hay pocos aquí que sepan más y puedan solucionar fácilmente cualquier problema a un piloto”, valora el expiloto barcelonés a este periódico. “Con los años ha ido creciendo y es alguien muy filosófico, capaz de mantenerse sereno en las victorias y no desanimarse por las derrotas”.
Carácter fuerte
Su carácter fuerte y cambiante también dejó marca en los pilotos que llevó. “Fue el técnico por el que aposté en mi llegada a MotoGP y es el único con el que conseguí ganar. Tenía un carácter fuerte, y a veces tuvimos fricciones que afortunadamente no nos llevaron a una rotura”, recuerda Jorge Lorenzo en conversación con EL PAÍS. “Si no le frenabas siempre quería cambiar la moto, y la mayoría de las veces era positivo, porque siempre encontraba algo para ir más rápido”, añade el mallorquín. Al hablar sobre su relación con los pilotos, Forcada deja entrever pinceladas de su temperamento: “Te lo pasas muy bien con el que gana, pero luego cada uno destaca por cosas que le hacen único... Cuando ves que el tío aprecia lo que haces, eso lo disfrutas”.
Algo nostálgico, y amante de las monturas pasadas, el técnico entiende que se esté reduciendo el interés por el Mundial por un tema de épocas y agotamiento. “Hay menos aficionado al motociclismo en general. Nosotros soñábamos con tener una moto cuando todavía no podíamos tener carnet. Hoy, la moto es una solución de tráfico más que un divertimento”, concluye. Los cambios de formato que propone Dorna le parecen comprensibles, aunque la carrera tecnológica de la aerodinámica y la electrónica le parecen un componente poco atractivo para el público general: “Es algo que escapa del motociclismo y no sé si aporta demasiado al espectáculo, aunque para los técnicos es interesantísimo”.
Además de despedir a Dovi, el paddock también aprovechaba, por si acaso, para decir adiós a una leyenda dentro del box. “Es un fenómeno. Lleva tantísimos años trabajando al máximo nivel, algo que dice mucho de él, de su pasión y talento”, le elogiaba Franco Morbidelli, su último pupilo victorioso. “El Mundial pierde a uno de los técnicos más curtidos. Un tipo con muchísima experiencia y una persona muy inteligente, con muchos recursos para mejorar la moto”, zanja Lorenzo, un gran ejemplo para demostrar lo mucho que importan personajes como Forcada en el universo MotoGP.
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