Alberto Díaz: “Me gusta ayudar y no llevarme el reconocimiento”
El base del Unicaja y de la selección española, campeón del Eurobasket, habla sobre sus orígenes, el valor de la defensa y el oro que le cambió la vida
El Eurobasket conquistado por España hace poco más de un mes representó como nunca el éxito de lo inesperado. Ni siquiera en el camerino de una selección con siete debutantes en una gran cita latía la creencia de que el oro era poco más que un sueño. Y nadie fue más inesperado que Alberto Díaz (Málaga, 28 años). De hecho, ni siquiera él se esperaba. El base del Unicaja fue descartado a las primeras de cambio por Sergio Scariolo y ...
El Eurobasket conquistado por España hace poco más de un mes representó como nunca el éxito de lo inesperado. Ni siquiera en el camerino de una selección con siete debutantes en una gran cita latía la creencia de que el oro era poco más que un sueño. Y nadie fue más inesperado que Alberto Díaz (Málaga, 28 años). De hecho, ni siquiera él se esperaba. El base del Unicaja fue descartado a las primeras de cambio por Sergio Scariolo y repescado a última hora por la lesión de Sergio Llull. De repente, el puzle cuadró. La selección recobró el voltaje de un especialista defensivo que mordía en cada jugada y Alberto Díaz dejó de ser el novato pelirrojo para convertirse en campeón de Europa y el símbolo de una España inesperada que tocó el cielo. Scariolo le incluyó este miércoles, junto a otros cuatro vencedores en Berlín (Jaime Fernández, Brizuela, Parra y Sebas Saiz) en el equipo que se enfrentará el viernes 11 a Italia en Pésaro y el lunes 14 a Holanda en Huelva en busca de la clasificación para el Mundial de 2023.
Pregunta. ¿Cómo se presentaría?
Respuesta. Alberto Díaz es una persona introvertida, sencilla, que busca la normalidad en las cosas buenas, familiar. Sin grandes lujos, como otro ciudadano. Como jugador, un trabajador. Me gusta ayudar al equipo en todo lo que pueda con esfuerzo. Podré gustar o no, pero nadie podrá decir que no me he esforzado.
P. ¿Cómo entró el baloncesto en su vida?
R. Mi hermano mayor jugaba y yo quería ser como él.
P. ¿Con 14 años casi lo deja?
R. Sí, por una condromalacia. El cartílago de una rodilla estaba desgastado y la rótula me rozaba con el fémur. Es una lesión dura. Lo pasé muy mal, es de los peores dolores que he sufrido. Yo era un niño que quería jugar y no entendía por qué los demás estaban bien y yo no. Me estanqué por las lesiones y no sabía si valía la pena seguir sufriendo. Mi entorno me dejó que yo tomara la decisión. Sufrí y lo superé. Eso te marca. Cuando pasas algo complicado física y mentalmente, luego das más valor a estar sano. Cuando volví a jugar, hacer deporte para mí ya era un regalo. Eso me hizo más fuerte.
P. ¿Quién le puso el apodo de Platanito?
R. Willy Hernangómez. O diría que sus tíos. Desde un Europeo sub-16. Mis padres no podían viajar por temas de trabajo a los campeonatos. Willy iba con sus padres y sus tíos, de Sevilla. Me adoptaron y después de los partidos me llevaban plátanos.
P. ¿Su primera llamada para jugar en Unicaja?
R. De Luis Casimiro, justo el día que cumplía 18 años. Me llamó para entrenar con el primer equipo pero le dije que no podía, que tenía examen en el instituto. Todo pasaba por mis padres y ellos decidían. Al final sí que fui.
P. Otra llamada le cambia la vida deportiva. A finales de agosto, Scariolo le cita para sustituir al lesionado Llull y jugar el Eurobasket después de haber sido descartado durante la concentración. ¿Cómo lo recuerda?
R. Fue un vuelco. Todo se pone patas arriba. Primero me llama Scariolo para decirme que es una posibilidad que vuelva. Empiezan los nervios, la tensión. Fueron momentos angustiosos porque yo tenía la ilusión de engancharme, pero no sabía si lo podía hacer. Cuando me lo confirmaron, fue todo lo contrario, un regalo. No me dio tiempo ni a tener presión. Se alinearon los astros para que yo estuviera ahí e iba a disfrutar cada minuto al máximo y dar todo lo que podía. Nunca me planteé si iba a jugar poco.
P. ¿Dónde tiene la medalla?
R. En una vitrina. A veces la miro y creo que todavía no soy consciente de la magnitud que ha sido este Eurobasket, de cómo ha revolucionado a todos los aficionados. Veo la medalla y me vienen a la mente unas vivencias inolvidables que valen más que cualquier torneo.
P. ¿En qué le ha cambiado la vida?
R. Socialmente me piden más fotos, me paran por la calle, en redes sociales tengo más seguidores... pero en mi club y en mi ciudad soy una persona que veo a la misma gente y estoy en mi barrio. Internamente sí hay un antes y un después. Me he demostrado que puedo estar en un gran torneo y eso me hace valorarme más como jugador y como persona. Aumenta la confianza, me siento con más galones en mi equipo, estoy más cómodo. Tengo la sensación de que he mejorado personal y deportivamente.
P. ¿Quién le mantiene los pies en el suelo?
R. Todos. Tener un círculo de personas para las que el baloncesto no es lo más importante es el pilar de mi vida. Esto es deporte. Por ganar una medalla de oro no puedo olvidar la persona que soy, mis valores. Socialmente parece que estás en otro nivel por haber ganado, pero yo sigo en la normalidad.
P. ¿Qué valores representa?
R. Esfuerzo y sacrificio. Constancia, trabajo en equipo. Aunque yo amo el baloncesto y cuando te gusta algo, no te cuesta hacerlo. Disfruto.
P. ¿Qué es para usted la defensa?
R. Defender para mí es un placer porque me siento cómodo, me gusta ayudar al equipo sin que tenga que recibir una compensación estadística o numérica. En deporte base se fijan más en la gente que mete muchos puntos, pero también hay otro trabajo detrás que no es tan vistoso y hay que hacer. A mí me gusta ser de esas personas que ayudan y no se llevan el reconocimiento. Puede que sea también por mi personalidad. Meter 20 puntos y ser la estrella es bonito, pero esto es un trabajo de equipo.
P. ¿A los niños se les enseña mal?
R. Hay que enseñarles que no todo es meter triples. Tienden a fijarse más en las cosas espectaculares pero el baloncesto es más cosas. Con las dos facetas se puede sentir uno satisfecho.
P. Último segundo de un partido. ¿Qué elige, meter el triple de la victoria o robar un balón decisivo para que su equipo gane?
R. Recuperar el balón.
P. ¿Ha cambiado su rol en Unicaja?
R. No. Me siento muy querido y respetado por mis compañeros. Ellos confían en mí. Esta temporada la meta es estar en la Copa y en los playoffs, que llevamos temporadas fallando.
P. ¿Qué aprendió de Rudy?
R. Es tan bueno tanto dentro como fuera de la pista… Ha sido un capitán, un líder, se tiraba a por los balones… Me quedo con cómo ha unido al grupo, siendo una familia, jugando a las cartas, saliendo juntos… Rudy hizo que no estuviésemos concentrados sino en un campamento de verano. Cuando estás dos meses fuera de casa, eso es complicado. Nosotros estábamos frescos porque la convivencia era idílica.
P. ¿Con qué sueña?
R. Con el Mundial y los Juegos. Sé que es complicado porque el nivel de España es altísimo. Quiero seguir mejorando para estar ahí si se puede. Habrá mucho nivel.
P. ¿Le gustaría ser entrenador?
R. Primer entrenador de momento no. Me gustaría más de formación, aunque tampoco veo lo otro como algo muy alocado. Tengo el nivel II de entrenador y solo me falta el superior. A ver si me engancho.
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