Nadal: “No he venido aquí a pasearme”
El campeón de 22 grandes irrumpe en Melbourne con una “buena base” y subraya la dificultad del debut ante Draper: “La peor primera ronda que me podía tocar”
Cielo absolutamente despejado en Melbourne, cerca de los treinta grados de calor cuando aún no se ha alcanzado el mediodía y mucha calma en la ciudad, la misma que transmite Rafael Nadal en su primera comparecencia ante los periodistas en esta edición del Open de Australia que comienza el lunes. Lo hará con él al frente, en condición de primer cabeza de serie y defensor del título obtenido el curso pasado, cuando maravilló con esa remontada inverosímil contra el ruso Daniil Medvedev. Un año después, parte en la pole position y en una situación menos hostil a la de entonces, aunque igual...
Cielo absolutamente despejado en Melbourne, cerca de los treinta grados de calor cuando aún no se ha alcanzado el mediodía y mucha calma en la ciudad, la misma que transmite Rafael Nadal en su primera comparecencia ante los periodistas en esta edición del Open de Australia que comienza el lunes. Lo hará con él al frente, en condición de primer cabeza de serie y defensor del título obtenido el curso pasado, cuando maravilló con esa remontada inverosímil contra el ruso Daniil Medvedev. Un año después, parte en la pole position y en una situación menos hostil a la de entonces, aunque igualmente le falta rodaje y en el horizonte aparece un doble e incómodo matiz: el primero es Novak Djokovic, de vuelta, y el segundo es el británico Jack Draper, su rival en la estación inicial del torneo.
“¿Que la primera ronda es de las peores que me podía tocar? Es una realidad, pero uno tiene que vivir con lo que hay y con lo que tiene”, introduce el de Manacor, desconfiado ante el potencial de un advenedizo que viene pisando fuerte y avisando, instalado a sus 21 años en el 40º puesto del ranking y con muchas ganas de marcha. “Juego contra un chico joven y poderoso, que está creciendo muy, muy rápido y jugando bien. Tiene una gran carrera por delante. Le he visto un par de veces y confío en estar listo, veremos qué puede pasar”, advierte dos días antes de su estreno, sin tiempo que perder porque necesita seguir acumulando buenas sensaciones después de medio año a trompicones y sin continuidad, con apenas un par de partidos preparatorios en las piernas antes de saltar a la central australiana con interrogantes por despejar.
“La confianza se coge ganando, pero al final, si uno está mejor preparado es más fácil ganar. La tranquilidad, la confianza y la seguridad en uno mismo, el que las cosas te salgan solas, se consigue con victorias; el que diga lo contrario, probablemente miente”, apunta ante medio centenar reporteros; “pero más allá de los resultados, creo que se ha hecho un gran trabajo en la preparación y estoy feliz con la preparación y con el hecho de haber podido entrenar durante tres semanas a un nivel alto, con pocos problemas físicos; eso me ha permitido hacer sesiones dobles. ¿Que me ha faltado ganar algún partido para llegar aquí con más confianza? Sin ninguna duda. Es una realidad, pero creo que estoy preparado para jugar bien”.
Nadal transmite paz y tranquilidad, y explica que si aterrizó en Australia tan temprano –hizo las maletas el día de Navidad y viajó el 26 de diciembre– es porque “quería hacer el esfuerzo de llegar bien a este torneo, que esa es la prioridad ahora mismo, y también recuperar los días perdidos en el circuito” porque “la preparación ha sido corta” y “los últimos meses han sido difíciles”. Antes, en la United Cup, perdió en Sídney contra Cameron Norrie y Alex de Miñaur, pero considera que “la base es buena” y que si logra sortear el duro escollo inicial, se imagina alcanzando de nuevo las cotas altas del torneo.
“Creo que ese objetivo se ha cumplido con creces y que para encarar la temporada, más allá de lo que pueda ocurrir aquí, estoy mucho mejor preparado que hace un mes. Considero estas semanas muy positivas y creo que si soy capaz de ganar el primer partido voy a tener mis opciones, porque mis sensaciones me dicen que estoy jugando a un buen nivel”, subraya el mallorquín, de 36 años y actualmente número dos del mundo.
Acepta Nadal su realidad y su momento, errático en la franja final de la temporada pasada y peleado en el comienzo de esta con la victoria. “Sin duda, he perdido más de lo habitual, pero es parte del negocio. No jugué tan mal, eran dos grandes rivales y tuve mis posibilidades”, recuerda. “Esto es parte del viaje, pero estoy bien y feliz. Puedo perder el lunes, pero no será el fin del mundo. Me siento más rápido de piernas, estoy entrenándome bien y tengo confianza, mejorando, así que ya veremos”, prolonga a la vez que desliza: “Lo que ocurrió el año pasado es solo un botón de muestra de lo que a veces pasa en el deporte. Si uno se siente bien y va ganando confianza, puede cambiar las cosas y lo que a veces parece imposible deja de serlo. Estoy aquí para intentarlo, no he venido aquí a estar de paseo”.
Durante la intervención sale a relucir el nombre de Djokovic, que regresa después de la expulsión del año pasado. El serbio, un major por detrás, tiene la opción de alcanzarle e incluso de arrebatarle el número uno a Carlos Alcaraz. Sin embargo, él dice estar a otra historia. El objetivo, remarca el balear, es “lo que yo pueda controlar” y eso se refiere a “hacer las cosas de la mejor manear posible” para intentar revalidar el título el día 29. “Parece que él [Nole] ha venido muy bien preparado y ha hecho grandes resultados; hoy día, él es sin duda el máximo favorito para ganar el título, lo que pasa es que hay que trabajar y hacerlo bien durante dos semanas. Si gana habrá hecho algo histórico y ya está, mi vida no cambiará”, resuelve.
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