Un título caído del cielo
Los barcelonistas volvieron a ser un equipo reconocible por el protagonismo de sus cuatro centrocampistas
Hay títulos caídos del cielo, pocos tan agradecidos para el Barça como el de la Supercopa ganada contra el Madrid, dos años después prácticamente del último, la Copa del Rey del 17 abril de 2021. El momento y el rival, así como el escenario —pintado sobre todo de blanco— justifican más que la entidad del trofeo la euforia azulgrana vivida en Riad. Necesitaba el Barcelona ser campeón, campeón de lo que fuera, para disimular la brecha económica, patrimonial y deportiva abierta últimamente por ...
Hay títulos caídos del cielo, pocos tan agradecidos para el Barça como el de la Supercopa ganada contra el Madrid, dos años después prácticamente del último, la Copa del Rey del 17 abril de 2021. El momento y el rival, así como el escenario —pintado sobre todo de blanco— justifican más que la entidad del trofeo la euforia azulgrana vivida en Riad. Necesitaba el Barcelona ser campeón, campeón de lo que fuera, para disimular la brecha económica, patrimonial y deportiva abierta últimamente por el Madrid por más que ambos equipos vayan cogidos de la mano en la Superliga.
Aunque se supone que las finales son innegociables para el Madrid, el Barça puso más interés, jugó mejor y fue un equipo reconocible futbolísticamente después de un tiempo de desconcierto por su irregularidad, capaz de alternar los buenos momentos con ratos de desconcierto, sin saber si le convenía atacar o defender, demasiado dubitativo incluso ante contrarios inferiores como se vio en la Copa y la Liga. Hasta que se cruzó con el Madrid e hizo de la necesidad virtud en Arabia Saudí.
Jugó el Barcelona de manera concentrada y estuvo muy serio después de que Xavi acertara con un plan de partido aparentemente parecido al de Ancelotti por la presencia de cuatro centrocampistas: 4-4-2. La diferencia es que al Madrid le sobró Camavinga y el Barcelona sobresalió con Gavi. El volante andaluz personifica la ambición y la competitividad que se precisan para ganar finales como la de la Supercopa contra el Madrid. A partir de la posición de falso extremo izquierdo, Gavi marcó las diferencias ante el desespero de Carvajal mientras Araujo sujetaba a Vinicius.
Gavi marcó el 0-1, asistió a Lewandowski en el 0-2 y cruzó para Pedri el 3-0. No se conformaron los azulgrana por una vez sino que buscaron la goleada después del 3-1 de Liga en el Bernabéu. Gavi, Pedri, Balde y Araujo, los jóvenes son la palanca en la que se apoya el Barcelona para revertir una situación de quiebra después de los estragos de la pandemia y la mala administración de la junta de Bartomeu. Nada mejor que una Copa para combatir el ruido que genera en los juzgados con el Barçagate, el Espai Barça en los medios financieros y en los medios el pulso Shakira-Piqué.
Pedri y De Jong giraron muy bien alrededor de Busquets, decisivo en la recuperación de la pelota en los dos primeros goles, y Gavi se descolgó para firmar el triunfo ante un asombrado Madrid, reducido por una defensa más organizada que nunca y por el sobrio Ter Stegen. Las mejores historias del Barça siempre han sido protagonizadas por sus centrocampistas, los portadores del estilo, la mayoría educados en la escuela de La Masia. No faltó el rondo para rubricar el éxito del Barça ante el Madrid que dejó el gol del honor, obra de Benzema.
El hambre le pudo a la opulencia en Riad. Tuvo el Barça deseo, jugó con tensión y agresividad y presionó sin parar para alcanzar la Supercopa. Los azulgrana aspiran a que el título sea un punto de inflexión, estabilice al equipo y avale el proyecto de Xavi. Los azulgrana se sienten hoy más cerca del campeón de Liga y de la Champions después de un triunfo autoritario que permitió a Busquets levantar su primer trofeo como capitán del Barça. No se recordaba desde hacía tiempo un momento de mayor ilusión en el Barcelona por menor que sea la Supercopa.
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