Campbell Johnstone, exjugador de los All Blacks, rompe un tabú al anunciar que es gay
“Viví una doble vida y quiero ayudar a otra gente”, confiesa en Nueva Zelanda, el país que más culto rinde al rugby
En Reino Unido más de un 10% de la población se declara homosexual. Suya es la federación de rugby con más licencias en el mundo. Solamente en la máxima categoría de Inglaterra hay más de 400 jugadores profesionales. Todos supuestamente heterosexuales. Por eso el colectivo LGTBI busca héroes: salir del armario para romper el tabú. Que esos jugadores no vivan una mentira, la frase con la que Campbell Johnstone definió su travesía por el rugby profesional cuando anunció este martes en la televisión de Nueva Zelanda que era gay. Lo hace a los 43 años, ya retirado, 18 años después de ser in...
En Reino Unido más de un 10% de la población se declara homosexual. Suya es la federación de rugby con más licencias en el mundo. Solamente en la máxima categoría de Inglaterra hay más de 400 jugadores profesionales. Todos supuestamente heterosexuales. Por eso el colectivo LGTBI busca héroes: salir del armario para romper el tabú. Que esos jugadores no vivan una mentira, la frase con la que Campbell Johnstone definió su travesía por el rugby profesional cuando anunció este martes en la televisión de Nueva Zelanda que era gay. Lo hace a los 43 años, ya retirado, 18 años después de ser internacional con los All Blacks, el gran emblema del país, el que trasciende al deporte por su integración étnica durante décadas. Es el primer jugador que ha vestido la mítica elástica negra que declara abiertamente su homosexualidad y se convierte en uno de las raras excepciones a nivel mundial.
“Si puedo ser el primer All Black que se declara gay y acabar con la presión y el estigma que rodea a todo este asunto, quizás pueda ayudar a otra gente”, ha argumentado Johnstone en un programa de la televisión local Seven Sharp. Este delantero, producto de los Crusaders –la franquicia más laureada de Nueva Zelanda– fue tres veces internacional en 2005 –ante Fiyi y ante los British & Irish Lions– y jugó la parte final de su carrera en Europa, en Francia con Biarritz y en Gales con Ospreys. Terminó su carrera lejos de la primera línea, en Rusia y Rumanía. Un periplo en el que vivió una “doble vida”, confesó en la entrevista. “Empujé esa parte de mí más y más hacia dentro”.
El anuncio ha encontrado un apoyo inmediato en su país. New Zealand Rugby le ha alabado por “tener el valor de compartir su historia y ayudar a crear un deporte más inclusivo”. Su presidente ejecutivo, Mark Robinson, ha añadido que su “fuerza y visibilidad” servirá para “allanar el camino” y que otros hagan lo mismo. El ministro de Deportes, Grant Robertson, también gay, habló de hito. “Con los All Blacks, se ha derribado otra barrera. Espero que anime a otras generaciones a ser abiertas y felices. Queda un largo camino por recorrer, pero siento que es un paso significativo”.
Cuando Gareth Thomas, una leyenda del rugby galés que no solo ha capitaneado a su selección, sino a los Lions –un combinado de ingleses, escoceses, galeses e irlandeses que se reúne cada cuatro años para emprender una gira por el hemisferio sur–, salió del armario en 2009, pareció abrir un nuevo horizonte, pero el tiempo le ha convertido en un caso aislado. Mientras en el rugby masculino los ejemplos escasean y suelen salir a la luz cuando sus carreras han terminado, más de una decena de mujeres participaron en los Juegos de Tokio tras haber anunciado abiertamente su homosexualidad, incluidas cuatro neozelandesas.
Pocos siguieron el ejemplo de Thomas, que también lo anunció tras su retirada. El siguiente jugador internacional en anunciar su homosexualidad llegó más de una década después: en 2020. Dan Palmer, delantero internacional con Australia en 2012, lo hizo público cinco años después de colgar las botas competir al máximo nivel en el rugby australiano entre 2018 y 2015 con los Waratahs y los Brumbies. Contó con el apoyo de David Pocock, una de las grandes estrellas de los Wallabies en la última década, y un amplio apoyo social en el país.
En rugby league –una modalidad menos extendida que disputan 13 jugadores– llegó el primer caso de un jugador en activo. Fue el inglés Keegan Hirst, casado hasta 2015 con una mujer, con la que tuvo dos hijos. Sam Stanley, jugador inglés de rugby a siete, lo anunció en 2015, a los 23 años, tras mantener durante años en secreto una relación. El gran icono de inclusión en este deporte es el árbitro galés Nigel Owens, reconocido como el mejor colegiado contemporáneo; no solo porque ostenta el registro de más encuentros internacionales dirigidos, sino por su estilo pedagógico, no exento de contundencia. Otro colegiado –una figura reverenciada en el rugby– como Craig Maxwell-Keys siguió sus pasos tras dirigir la final de la liga inglesa en 2020. Quizás el gran hito de inclusión que pueda esgrimir el rugby es tener a Owens pitando la final de un Mundial. Por lo demás, adolece de las mismas barreras que otros deportes.
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