Los Miami Heat jugarán la final de la NBA tras arruinar la remontada histórica de los Celtics
El equipo de Jimmy Butler se venga de su derrota de hace un año y se enfrentará a los Denver Nuggets tras eliminar a los de Boston en su casa (84-103)
La historia de la NBA tenía una cita este lunes en Boston, donde el baloncesto ha escrito tantas páginas de gloria. Ganase quien ganase iba a ser un partido para recordar: por la remontada sin precedentes en el caso de los Celtics o por el pase a las finales de la NBA de un octavo cabeza de serie de su conferencia, algo que solo había ocurrido otra vez. Los Celtics se habían convertido de repente en los favoritos, pero Miami ha salido con hambre de venganza y ha arruinado a los locales una hazaña que la afición ya saboreaba.
En 151 veces que un equipo ha ganado los tres primeros partido...
La historia de la NBA tenía una cita este lunes en Boston, donde el baloncesto ha escrito tantas páginas de gloria. Ganase quien ganase iba a ser un partido para recordar: por la remontada sin precedentes en el caso de los Celtics o por el pase a las finales de la NBA de un octavo cabeza de serie de su conferencia, algo que solo había ocurrido otra vez. Los Celtics se habían convertido de repente en los favoritos, pero Miami ha salido con hambre de venganza y ha arruinado a los locales una hazaña que la afición ya saboreaba.
En 151 veces que un equipo ha ganado los tres primeros partidos de un enfrentamiento al mejor de siete, ha acabado llevándose la eliminatoria. Esta no ha sido una excepción. Al ganar en Boston (84-103), los Miami Heat tienen un triple premio: el título de campeón de la Conferencia Este, jugar la final de la NBA contra los Denver Nuggets, campeones del Oeste, y evitar pasar a la historia como el primer equipo que desperdicia una ventaja de 3-0 a su favor.
Además, Miami se venga de los Celtics por la final de la Conferencia Este de hace un año, cuando Jimmy Butler, la estrella de los Heat, falló en su pabellón la canasta decisiva en el séptimo partido.
El de este lunes en el TD Garden de Boston era un partido de alta tensión, la final dentro de la final. A vida o muerte para ambos equipos, a diferencia de los tres anteriores, que fueron un ejercicio de supervivencia de los Celtics. Los de Boston ganaron el sexto partido en Miami con un palmeo de Derrick White sobre la bocina, cuando todo parecía perdido.
Tras esa amarga derrota, el entrenador de los Heat, Erik Spoelstra, se mostraba ansioso por volver a la pista: “Así ha sido esta temporada. Esta es una eliminatoria infernal. En este momento, no sé cómo vamos a conseguirlo, pero vamos a subir allí [a Boston] para conseguirlo”, dijo Spoelstra. “Esta temporada nada ha sido fácil para nuestro grupo. Así que tenemos que hacerlo de la manera más difícil. Nos gustaría dar la puntilla a esto ahora mismo. Ahora mismo, dejemos esto, y juguemos otros 48 minutos. Pero esperaremos 48 horas y lo haremos en Boston”, añadió.
Spoelstra puso un vídeo para motivar a sus jugadores antes del partido, pero cuando le han preguntado por él no ha querido dar detalles. “No es por un vídeo”, ha dicho mientras sus jugadores recogían el trofeo. “Es polvo, sudor y sangre en la cara. Creo que mucha gente puede identificarse con este equipo porque a veces hay que sufrir por las cosas que realmente quieres. Y este grupo ha demostrado fortaleza. Todavía nos queda más por hacer”, ha añadido.
Tras una temporada regular muy irregular, los de Miami llegaron a las eliminatorias en la repesca, el llamado play in. Mientras otros equipos se dejaban caer en la tabla de clasificación para tener más papeletas en la lotería del draft, que este año venía con el premio gordo del francés Victor Wembanyama, Miami siguió peleando hasta el final por no dar la temporada por terminada. Ahora ha tenido su premio. Solo los New York Knicks en 1999 habían logrado llegar hasta la final de la NBA tras ser los octavos cabeza de serie.
Eso implicaba que le tocaba enfrentarse en primera ronda al equipo más sólido y completo de la temporada regular, los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo. Miami no se achicó, Jimmy Playoff Butler, apodado así porque se crece en las eliminatorias, hizo maravillas para derrotar a los Bucks, que sufrieron la lesión de su estrella durante parte de la eliminatoria.
Miami también ha tenido bajas importantes. Victor Oladipo no ha podido participar en toda la postemporada y Kyle Lowry se rompió la mano en el primer partido en Milwaukee. Pese a ello, el resto del equipo se las arregló para derrotar a los Bucks, luego a los Knicks y finalmente a los Celtics. Junto a Butler, ha brillado especialmente Bam Adebayo. Aunque su nombre real es Edrice Femi Adebayo, su madre le puso de apodo Bam Bam por el personaje de los Picapiedra, el niño más fuerte del mundo. Adebayo ha aportado fuerza, intensidad defensiva y potencia reboteadora, pero también habilidad en ataque. Junto a ellos han rendido a gran nivel Caleb Martin, Gabe Vincent y Duncan Robinson.
Jimmy Butler se ha llevado el premio al mejor jugador de la final de la Conferencia Este. Tras la derrota del sexto partido en la última décima de segundo sonreía resignado. “Baloncesto para vosotros, baloncesto en su máxima expresión, muy entretenido”, dijo. Hace un año tras la derrota con los Celtics hizo una promesa profecía: “El año que viene volveremos a estar en la misma situación y lo conseguiremos”. Tras la victoria de este lunes, su sonrisa era de felicidad, pero no se conformaba: “No nos basta. Estamos entusiasmados. Estamos felices, pero nos queda uno más”.
Un mal presagio
Este lunes el partido empezó con un mal presagio para los locales. Jayson Tatum, la gran estrella local, se torció un poco el tobillo en la primera posesión. Eso no le descartó, pero como mínimo le hizo dudar de su físico por momentos. El entrenador, Joe Mazulla, optó por darle algo de descanso ya en el primer cuarto.
La primera canasta de campo del los Celtics llegó a los dos minutos y la de Miami, casi a los 3, en parte por la intensidad defensiva y en parte por los nervios. Los dos equipos encestaron solo 4 de sus primeros 14 lanzamientos. Luego Miami mejoró algo su puntería y cobró ventaja. Los Celtics, en cambio, fallaron los 10 tiros de 3 puntos que intentaron en el primer cuarto, que acabó con ventaja visitante de 15-22. Una puntuación raquítica.
En el segundo cuarto, Miami salió más entonado y se puso con 12 puntos de ventaja. Miami mantenía la diferencia en al menos 10 puntos con Caleb Martin y Jimmy Butler ejerciendo de estrellas. Al descanso se llegó con 41-52 a favor de Miami. La diferencia entre los dos equipos radicaba en el acierto desde la línea de 3 puntos, donde Miami llevaba 8 triples de 16 intentos y los Celtics solo 4 de 21.
Butler ha empezado el tercer cuarto con un triple. Luego ha dejado una bandeja y Miami se ha puesto 16 puntos por delante. Joe Mazulla ha pedido tiempo muerto. A Boston la historia le era esquiva. Quedaba casi medio partido, pero la diferencia empezaba a ser demasiado grande. Necesitaba una remontada en el partido para lograr una remontada en la eliminatoria. No llegó ni la una ni la otra.
Derrick White, el salvador del último partido, ha devuelto por momentos la vida a los Celtics, pero sin terminar de cerrar la brecha. Al final del tercer cuarto el marcador estaba 66-76. Quedaban 12 minutos para hacer historia. En las 67 veces que Miami había llegado al último cuarto con 10 o más puntos de ventaja en un partido de los playoffs había ganado. Esta no iba a ser una excepción.
Miami ha vuelto a salir más concentrado y acertado en el último cuarto. Pronto la distancia rondaba los 20 puntos. Para lograr el milagro hacía falta otro milagro. Los Celtics han empezado a lanzar triples a la desesperada. Al Horford ha anotado el primero, pero los demás no han entrado. El que se prometía como partido más emocionante de la temporada ha terminado como un paseo. Al final, 84-103. Jimmy Butler ha anotado 28 puntos, pero el mejor del partido ha sido Caleb Martin, con 26 puntos y 10 rebotes y un gran porcentaje de acierto en triples y tiros de campo en general.
Los Celtics ya se salvaron en el último partido en la semifinal de Conferencia frente a los Sixers en casa con una exhibición de Tatum. El ala pívot batió el récord de puntuación en un séptimo partido de los playoffs que acababa de firmar Stephen Curry. Con 51 puntos, 13 rebotes y 5 asistencias, tras una serie de 17 canastas de 28 intentos en tiros de campo, incluidos 6 triples de 10 intentos, Tatum no dio ninguna opción a sus rivales. Pero sea por su torcedura de tobillo, por la falta de inspiración o por la defensa de Miami, no ha podido repetir una hazaña así. Ha acabado con 14 puntos en 42 minutos, por detrás de los 19 de Jaylen Brown y los 18 de Derrick White.
No han coronado la hazaña cuando parecía más a su alcance. Empezaron fatal la eliminatoria. Perdieron los dos primeros partidos en casa y los Heat los aplastaron en el primero de Miami. “El equipo había perdido su “identidad defensiva”, según el diagnóstico de Mazzulla, de 34 años, que se hizo cargo del equipo a principio de temporada tras sustituir a Ime Udoka por un escándalo personal.
“El tercer partido fue lo más bajo que se puede caer. Lo bueno de caer tan bajo es que solo puedes jugar mejor. A partir de ahí solo puedes subir”, reconoció Tatum a toro pasado. Luego, se recompusieron. “A veces tienes una mala semana en el trabajo. Obviamente, no elegimos el mejor momento para tener una mala semana, pero la hemos tenido, y nos estamos manteniendo unidos y luchando como locos para seguir vivos”, dijo Mazzulla tras la victoria en el quinto partido.
Este lunes, cuando parecían favoritos, han tenido de nuevo un mal día. Pierden la ocasión de emular a los Red Sox, los Medias Rojas, también de Boston, que se convirtieron en 2004 en el primer equipo de las grandes ligas de béisbol en dar la vuelta a una eliminatoria que perdían 3-0, como paso previo a coronarse campeones por primera vez en 86 años.
Miami se clasifica para sus séptimas finales de la NBA en 35 años de historia. Le esperan los Denver Nuggets de Nikola Jokić y Jamal Murray, campeones de la Conferencia Oeste, mucho más descansados, pues despacharon por la vía rápida a los Lakers. Los dos primeros partidos se juegan en Denver esta misma semana, el jueves y otro el domingo. Es la primera vez que los Nuggets llegan a la final, de modo que se trata de un enfrentamiento inédito. Histórico, si se prefiere.
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