Declan Rice rescata a Mikel Arteta

El inglés anota el 2-1 en el minuto 97 y evita ante el United el segundo empate consecutivo del Arsenal en la Premier

Declan Rice anota el 2-1 ante el United.DAVID KLEIN (REUTERS)

Declan Rice, a la salida de un córner, le pegó con el alma al primer palo y la pelota se escurrió hasta la red de Onana. Como un chorro de agua que apaga el fuego. La casa ardía en el Emirates. El Arsenal cosechaba su segundo empate consecutivo en la cuarta jornada de la Premier. La clasificación comenzaba a pesar como una muela de molino sobre la conciencia de los hinchas londinenses y el United amenazaba con convertir el 1-1 en 1-2 cuando Rice, bombero...

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Declan Rice, a la salida de un córner, le pegó con el alma al primer palo y la pelota se escurrió hasta la red de Onana. Como un chorro de agua que apaga el fuego. La casa ardía en el Emirates. El Arsenal cosechaba su segundo empate consecutivo en la cuarta jornada de la Premier. La clasificación comenzaba a pesar como una muela de molino sobre la conciencia de los hinchas londinenses y el United amenazaba con convertir el 1-1 en 1-2 cuando Rice, bombero, hizo el 2-1. Corría el minuto 97 de un partido sombrío para el Arsenal, que fue magnífico segundo en el último campeonato y que ahora se busca sin encontrarse, alojado de casualidad en el quinto puesto de la tabla.

Mikel Arteta dice que la belleza del fútbol reside en los cambios tácticos. Tres meses después de completar su mejor temporada de lejos como técnico del Arsenal, jugando casi de forma irreductible con un 4-3-3, el técnico vasco ve como su equipo se empantana mientras él introduce variantes, normalmente conservadoras. Tras procurar proteger a Rice con pivotes como Jorginho o Partey, en el empate (1-1) ante el Fulham, este sábado la prensa inglesa lo interrogó sobre su motivación. “Cada mañana voy a Cobham para entrenar y nunca cojo el mismo camino”, respondió, sonriendo con los dientes apretados. “A veces salgo a las 6:00 y tengo que limpiar el hielo del cristal de la luna; si salgo después voy por la M25; si es antes de las 7:00 cojo una salida; si es después tomo otra... ¡Esa es la belleza del juego! Además, ahora no puedo jugar como el año pasado porque tengo distintos jugadores”.

Arteta tiene distinta plantilla porque él ha querido diseñarla de otro modo. No le ha faltado apoyo financiero. El dueño del club, Stan Kroenke, le ha facilitado unos 240 millones de euros para refuerzos. Kai Havertz fue uno de sus grandes empeños. Costó 75 millones contra la opinión de un sector de la dirección deportiva, que no respaldó el fichaje. El alemán siempre ofició de nueve, o de diez. Este domingo Arteta le hizo jugar de tercer interior en el 4-3-3, emparejado con Odegaard y por delante de Rice. Su desconexión del juego se hizo evidente y cuando llegó al remate se expresó con la misma impuntualidad que le pesó a su paso por el Chelsea.

Andre Onana observa el balón mientras se cuela por su palo, tras el remate de Rice en el 2-1 del Arsenal.DAVID KLEIN (REUTERS)

El dominó perfectamente sincronizado de la temporada pasada perdió piezas. Primero porque Havertz no es Xhaka; segundo porque Edward Nketiah, el chico de la cantera, se parece a Gabriel Jesús lo mismo que un aparejador a un físico nuclear. Tienen dos brazos, dos piernas, dos ojos. Juegan arriba. Hacen goles. Son buenos muchachos. Pero el laberinto del fútbol los lleva por caminos distintos. Este domingo Gabriel Jesús, artífice de la explosión del Arsenal hace un año, vio el partido en el banquillo. El Arsenal sufrió para jugar rápido y fácil y, cada vez que llegó tarde a la presión, el United se le escapó creándole problemas graves. En el minuto 27, Rashford completó un contragolpe con el tiro que abrió el marcador.

Gol anulado a Garnacho

El empate de Odegaard, en la primera jugada tras el saque de centro, fue producto de la efervescencia. De la subida de adrenalina. No del juego. El Arsenal atravesó un largo desierto hasta la segunda mitad, ni muy resuelto para invadir el campo rival ni muy ordenado frente a un adversario que se agazapó alrededor de Casemiro y cruzó los dedos para que Lindelof no metiera la pata. El United apenas se agarró a la lucidez de Eriksen en el primer pase, y a los chispazos de Rashford y Antony. Poca cosa. Suficiente para llevar el partido a un territorio inhóspito para el equipo local, que vio cómo su portero, Ramsdale, salvaba un mano a mano ante Martial antes de una intervención auxiliadora del VAR. Fue cuando Garnacho marcó el 1-2, cumplido el tiempo reglamentario, tras un gontragolpe. El juez de vídeo lo anuló por un incipiente fuera de juego. Gabriel dio un paso al frente en la última décima.

El empate parecía resuelto cuando a la salida de un córner, en pleno asedio, Rice enganchó un balón sin marca y lo envió al fondo de la red. El Emirates lo celebró con alivio. La velada estaba concluida y Gabriel Jesús, que había entrado minutos antes, remató el definitivo 3-1. Marcador engañoso para un Arsenal que no se parece mucho al del año pasado.

En los otros partidos del domingo el Crystal Palace se impuso al Wolves (3-2) y el Liverpool aprovechó la lesión de Diego Carlos para acribillar al Aston Villa de Emery (3-0).

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