La madurez de Carlota Ciganda
La navarra, heredera del espíritu de Seve y única española en esta Solheim, une la garra a la experiencia de afrontar su sexta participación
Debutó en la Solheim en Colorado, en 2013, y fue un estreno histórico. Carlota Ciganda (Pamplona, 33 años) era una novata en ese equipo europeo que hace una década firmó la primera victoria continental en territorio estadounidense. Aquella joven llena de ímpetu y energía es hoy una de las veteranas de Europa porque desde entonces no ha fallado a ninguna cita de este Mundial del golf, y son ya seis consecutivas hasta la de estos días en Málaga.
Ciganda ha acumulado experiencias y título...
Debutó en la Solheim en Colorado, en 2013, y fue un estreno histórico. Carlota Ciganda (Pamplona, 33 años) era una novata en ese equipo europeo que hace una década firmó la primera victoria continental en territorio estadounidense. Aquella joven llena de ímpetu y energía es hoy una de las veteranas de Europa porque desde entonces no ha fallado a ninguna cita de este Mundial del golf, y son ya seis consecutivas hasta la de estos días en Málaga.
Ciganda ha acumulado experiencias y títulos individuales (siete en el circuito europeo y dos en el americano), y a esa garra que conserva en su adn ha unido la sabiduría para manejarse en una competición tan pasional. La navarra es la española más prolífica en la Solheim, con 19 partidos y nueve puntos, y cuando viste el azul de Europa multiplica el gen competitivo que tiene desde niña.
“Por Ballesteros, por Olazabal, por Sergio García, por Azahara Muñoz… y por mí misma. La Solheim y la Ryder nos encienden a los españoles porque somos pasión y garra. Es una semana muy especial”, explica la navarra a EL PAÍS antes de plantarse hoy en el tee del uno de Finca Cortesín. Un instante único. “En ese momento sientes mucha tensión, muchos nervios. Con todo el ruido que se hace, la gente cantando, te transmiten esa adrenalina. En el tee del uno de una Solheim es donde más nerviosa he estado en mi vida. Quiero ver esa grada llena, que griten mucho”, admite.
Vuelve entonces esa sensación tan extraña en el mundo del golf. Acostumbradas al deporte en solitario, es el turno de pensar en el equipo. “Adoro este torneo porque es jugar por tus compañeras, por la capitana, por algo más grande que tú. Realmente quieres ganar más por ellas que por ti. Me gusta mucho esa sensación de formar parte de un conjunto, ir todas vestidas iguales, compartir tiempo. Ganar aquí sería el mejor de mis sueños. Es una maravilla jugar en nuestro país. La comida, el hotel, la gente, oír hablar español en todos lados… me encanta. Sería increíble ganar con mi gente y mi familia rodeándome”, desgrana Carlota, hoy número 28 en la clasificación mundial, única golfista española entre las 100 mejores y en esta Solheim.
Sobrina del exfutbolista Cuco Ziganda, el deporte impregnó su infancia. Fútbol, pádel, frontón, natación, esquí... “Hacía de todo. Eso me dio habilidades, me hice una atleta. El frontón, por ejemplo, me ha ayudado a mover el palo de golf más rápido, la coordinación es mejor cuantos más deportes hayas hecho. Y en todos era muy competitiva. Siempre he sido así, en todo”, analiza Carlota, campeona de España en todas las categorías, desde benjamín hasta la absoluta, y señalada como la mejor baza para dar al golf femenino nacional su primer grande después de varios lanzamientos al palo. Ella, afirma, se siente “preparada y con el juego que se necesita”. “En los últimos años he demostrado que puedo estar arriba. Debo confiar en mí para dar ese paso. Yo me veo bien. El tiempo pasa y el cuerpo lo tenía mejor hace dos o tres años, pero ahora tengo esa madurez y tranquilidad en el campo que antes no tenía. Me controlo mejor. Antes tenía más energía y ahora saber estar”, asegura.
Esa mezcla de cabeza y corazón será decisiva en la Solheim, una competición volcánica. También la experiencia para tutelar a las más jóvenes y para aceptar las sacudidas de un deporte tan exigente mentalmente. “Muy duro. Es como la vida. Cuando estás bien, todo es muy bonito. Cuando no, hay que pelear. La mente marca la diferencia en el golf, totalmente. Las que están arriba saben controlar las emociones en los peores momentos. Y en una Solheim hay mucha tensión y adrenalina”, comenta Ciganda.
La española lee libros de psicología, y trabaja el aspecto mental con Javier Iriondo. Acude también al ejemplo de Rafa Nadal, de quien siempre admiró “su garra, no darse nunca por vencido”. Por algo fue ella, ganadora ya de la Solheim en 2013, 2019 y 2021, quien patentó el lema que anima a la tropa europea: “¡Vamos, girls!”.
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