Madrid y Barça suman en la Euroliga
Baskonia cae ante el Bayern Munich en Vitoria después de un último cuarto catastrófico
El Real Madrid cocinó a baja temperatura su partido frente al Zalgiris en el Wizink (93-79), para, en el último momento, darle un golpe de calor y cenarse al equipo lituano, muy aseado, correcto en su juego y sus decisiones, pero que sucumbió ante uno de los grandes expresos europeos, que cuando engrasa su maquinaria es muy difícil de parar. Pese a un tercer cuarto dubitativo, en el que le costó anotar, y sobre todo, afinar su juego, con muchas pérdidas y un par de faltas en ataque de Tavares, el Madrid cuenta co...
El Real Madrid cocinó a baja temperatura su partido frente al Zalgiris en el Wizink (93-79), para, en el último momento, darle un golpe de calor y cenarse al equipo lituano, muy aseado, correcto en su juego y sus decisiones, pero que sucumbió ante uno de los grandes expresos europeos, que cuando engrasa su maquinaria es muy difícil de parar. Pese a un tercer cuarto dubitativo, en el que le costó anotar, y sobre todo, afinar su juego, con muchas pérdidas y un par de faltas en ataque de Tavares, el Madrid cuenta con un fondo de armario suficiente como para sobreponerse a las dificultades. Había decidido Kazys Maskvytis, el técnico del Zalgiris, apretar para impedir que el Madrid jugara cómodo, y lo consiguió en un principio. La anotación bajó a mínimos, pero resulta complicado mantener esa premisa durante muchos minutos ante el talento madridista. Deck y Campazzo tomaron el mando para poner las cosas en su sitio a falta de 10 minutos (72-62).
Si alguien pensaba que el Madrid no se lo tomaba en serio, aparecieron primero Llull y después Poirier, en su mejor versión, para cocer al Zalgiris en su propia salsa. El equipo de Chus Mateo se puso 18 puntos por delante (83-65) y sentenció al equipo lituano, pese a sus intentos postreros por maquillar el partido.
Mientras, también le van las cosas razonablemente bien a Roger Grimau en la Euroliga. En la cancha caliente del Stark Arena de Belgrado, no permitió que el Partizan rompiera la aplastante racha del Barcelona en terreno serbio y ganó su tercer partido de la competición continental (83-92), en esa gira europea de la que hablaba Laprovittola al final, que le ha llevado por Grecia, Canarias y Serbia, y que se sustancia en tres triunfos. Vuelve el Barça a Barcelona con la satisfacción del deber cumplido, y después de un buen partido coral de todo el equipo, con el base argentino como punta de lanza.
El primer cuarto marcó la tónica de lo que iba a ser el choque, con el Barcelona siempre delante, pero sintiendo la amenaza latente de un Partizan pegajoso, espoleado por la apasionada grada teñida de negro. Pero andaban afinados los barcelonistas, sobre todo en defensa, y dominaban el rebote ofensivo para tener oportunidad en segundas y terceras opciones. Pero en el segundo parcial se despistó un tanto el equipo de Grimau y permitió que se acercara el Partizan con un parcial de 9-2 con Abramovic como motor del cambio que exigió el siempre encendido Obradovic desde el banquillo. Pero después de ponerse por delante (30-29), reaccionó el Barcelona, y con tres triples consecutivos, de Abrines el primero y de Laprovittola los siguientes, el marcador se fue hasta 30-38, una diferencia que se mantuvo casi siempre así. Los azulgrana no se despegaban mucho más, pero el Partizan tampoco conseguía reaccionar, porque siempre se encontraba con la respuesta de su rival.
Sólo a falta de cuatro minutos la última rebelión serbia apretó el marcador a cuatro puntos (73-79), pero aparecieron Hernangómez y Laprovittola para poner orden. Los 18 rebotes en ataque del Barcelona resultaron letales. Juancho se marchó a 2,20m por faltas, pero después de haber cumplido su labor, con 15 puntos y cuatro rebotes. Como Parker, Da Silva o Vesely, que no sufrieron demasiado para frenar a los jugadores más inspirados del Partizan en los últimos minutos. Los puntos de Nunnally o Dozier no fueron suficientes ante un Barça que jugó en equipo. “Es la única manera de ganar aquí”, sentenció Grimau.
Mientras, en el Buesa Arena, el Baskonia sucumbió ante el Bayern (68-76) después de un último cuarto catastrófico en el que solo anotó seis puntos. En un choque muy igualado durante 30 minutos, aunque con el Baskonia casi siempre por delante en el marcador, los diez finales fueron letales para la intención baskonista de sumar una victoria más en la Euroliga. Pese a Marinkovic, máximo anotador vitoriano, el Bayern de Pablo Laso se llevó el partido.
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