Parker y Willy Hernangómez desconchan al Estrella Roja
Aunque el Barcelona hizo aguas en el rebote, el pívot y el americano se bastaron para someter a un rival inmune al desaliento
Digeridas las derrotas ante el Madrid, kryptonita azulgrana del curso porque cuenta tantos duelos (tres) como derrotas —también la inesperada ante el Valencia—, el Barça aclara en Europa que tiene equipo para seguir en la élite, por más que haya rebajado la masa salarial y Mirotic tomara las de Villadiego, por más que el equipo ...
Digeridas las derrotas ante el Madrid, kryptonita azulgrana del curso porque cuenta tantos duelos (tres) como derrotas —también la inesperada ante el Valencia—, el Barça aclara en Europa que tiene equipo para seguir en la élite, por más que haya rebajado la masa salarial y Mirotic tomara las de Villadiego, por más que el equipo se reformulara con fichajes de segunda línea, amén de Willy Hernangómez. Es la nueva piedra filosofal, el jugador al que abraza el aficionado. Y, quizá por eso de que las cosas de palacio van despacio, el pívot coge forma con el paso de los partidos, gobernador de la botella, gigante de la pelota naranja. Como explicó ante el Estrella Roja, bien secundado por Parker, que llegó a prueba de la NBA y que se ha ensamblado con tino, un saltimbanqui que descorcha flashes y resquebraja rivales. Pero lo suyo sudó el equipo de Grimau, incapaz de subrayarse durante el envite en el rebote.
Aunque el Barça comenzó con el turbo puesto, capaz de noquear al rival con el habitual martilleo de Vesely desde media distancia, el Estrella Roja se refugió en Teodosic, jugador que flota sobre el parqué con el esmoquin puesto, lanzador de triples y repartidor de caramelos, baloncesto de quilates que discute con esa afirmación de que los años pesan, pues el serbio suma 36 primaveras. Un cuarto de rachas que se equilibró (21-18) antes de echar el cierre.
Ocurrió que entonces entró a la pista Willy, un tsunami del poste bajo que cristaliza con mates y festejos a lo Hulk. Fiesta a la que se sumó Parker, que también coge el compás a la competición, talento manufacturado en Estados Unidos que absorbe los conceptos europeos con presteza y que, en ocasiones, parece jugar con un aro más grande. Pero Teodosic encontró a Mitrovic y Nedovic como compinches, rebotes ofensivos y trabajo de hormigas, que permitieron al equipo no descolgarse del encuentro. 47-43 al descanso.
De nuevo en combustión, el Barça recobró la muñeca para distanciarse por 17 puntos, espoleado por Satoransky y Laprovittola, que regresaba de una lesión como Jokubaitis. Pero los azulgrana hacían aguas en el rebote defensivo —al finalizar el tercer cuarto eran 16 para los serbios por dos del Barça—, una tara a corregir si quiere ser grande y jauja para el rival, que encontraba en la dirección de Teodosic y los lanzamientos de Nedovic y Davidovac la panacea para no perder el norte. Aunque Parker se empeñaba en lo contrario, 18 puntos para llegar al último episodio.
Mitrovic pedía la pelota y el protagonismo, Davidovac robaba balones y el Estrella Roja se relamía, capaz de igualar el choque cuando faltaban dos minutos (78-78). Momentos de tensión y apuros, incluso de gritos ahogados, también de Vesely y su dos más uno, de Parker y sus canastones, de un Barça que se templó a tiempo para llevarse el triunfo, y aclarar que con Willy y Parker se puede ganar incluso sin rebotear.
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