Unai Simón: “Como era muy grande o muy vago me pusieron de portero”

El guardameta del Athletic relata su admiración por su paisano Mikel Landa, las enseñanzas de Luis Enrique en el juego con el pie, su titularidad en la selección y la competencia que mantiene con De Gea y Robert Sánchez

Unai Simón, portero de la selección española de futbol, durante la entrevista en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. / Inma FloresINMA FLORES (EL PAIS)

Unai Simón (24 años), fue la gran incógnita despejada por Luis Enrique en el estreno de la Eurocopa ante Suecia. “Pero no puedo decirle que vaya a serlo contra Polonia”, asegura. Nació en Vitoria, pero se ha criado en Murgia, el pueblo de Mikel Landa. “Mikel es el deportista por excelencia del pueblo, es el referente, incluso para mí”, dice este admirador de Buffon. “Era un portero simple, pero de clase mundial y leal a su club”.

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Unai Simón (24 años), fue la gran incógnita despejada por Luis Enrique en el estreno de la Eurocopa ante Suecia. “Pero no puedo decirle que vaya a serlo contra Polonia”, asegura. Nació en Vitoria, pero se ha criado en Murgia, el pueblo de Mikel Landa. “Mikel es el deportista por excelencia del pueblo, es el referente, incluso para mí”, dice este admirador de Buffon. “Era un portero simple, pero de clase mundial y leal a su club”.

Pregunta. ¿Portero vasco de playa o de frontón?

Respuesta. Me crié en Murgia y, como a todo niño, me gustaba pegarle patadas al balón y marcar goles, pero como era muy grande o muy vago, el entrenador que tenía, Gotzon, me puso de portero y ahí me quedé. Eso en fútbol-5, en fútbol-7 teníamos la suerte de tener un campo de hierba natural. Bueno, más bien de barro. Era muy divertido tirarme al suelo con ocho o nueve años y rebozarme, aunque no para mi madre, que tenía que limpiar la ropa. Me lo pasaba muy bien y decidí seguir en la portería.

P. Habiéndose criado en el Athletic, ¿cuántas veces ha escuchado en su casa hablar de Iríbar?

R. Nunca hemos hablado de fútbol en casa, yo lo jugaba porque en el pueblo la mayoría de los chicos lo hacían. Luego, a raíz de empezar a entrenar con el Athletic, fue el club el que me empezó a inculcar ese sentimiento y los valores con los que me sentía identificado, además de hablarme del Chopo y otras leyendas. No le vi jugar, solo en imágenes, pero transmite la idea de qué es el Athletic. Es el ejemplo a seguir, fue fiel y leal a su club.

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P. ¿Le da consejos?

R. Muchas veces me han preguntado eso. Las épocas son diferentes. Me aconseja con sus vivencias más que decirme cómo coger un balón. Me dice: ‘estate tranquilo, esto nos pasa a todos’, o ‘enhorabuena, es muy difícil lo que has hecho’.

P. Son épocas tan distintas que tiene que jugar mucho con el pie.

R. Hay que adaptarse a cada momento. En juveniles, en el Basconia, no se valoraba esa capacidad de poder jugar con el pie, era un juego más directo. Con el paso del tiempo hemos tenido que aprender porque el fútbol avanza.

Iribar me aconseja con sus vivencias, no me dice cómo coger un balón”

P. ¿Ha tenido un entrenador que insistiera tanto en el juego con el pie como Luis Enrique?

R. No, aunque en el Athletic se maneja poco a poco una salida de balón desde atrás porque el fútbol está tan igualado que necesitas crear superioridades con el portero. Con Luis Enrique he aprendido muchas cosas del juego con el pie. En los primeros partidos en Primera era donde me sentía más débil y gracias a él he cogido una confianza mayor.

P. ¿Tanta como para hacer un regate cerca de la línea de gol como en el amistoso con Portugal?

R. Fue una jugada en la que se me va el control un poco. Un recurso que utilicé y espero no tener que utilizarlo otra vez. En ese tipo de jugadas ni piensas, porque si lo haces, son décimas de segundo… Hay que pensar que todo saldrá bien y, si en algún momento sale mal, no pasa nada porque hay que asumir riesgos.

P. ¿Las superioridades con el portero son para atraer al rival?

R. Jugamos con esa ventaja de encontrar al hombre libre que en un principio soy yo y, si me viene a presionar un rival, significa que hay un compañero suelto. Entre los once tenemos que tener la capacidad de saber cómo nos presiona el rival y encontrar a ese jugador libre. Luis Enrique nos ha hecho verlo a mí y a todo el equipo.

P. ¿Está muy mecanizado?

R. Es encontrar directamente al jugador que quieres darle la pelota o indirectamente, si tengo la línea de pase tapada, escoger al mejor intermediario para hacer llegar el balón al compañero que queremos. Se puede entender cómo una situación de riesgo, pero está muy estudiado y trabajado. Cuando conseguimos sacar el balón, generamos peligro y eso se ve. A los equipos que son valientes y se nos lanzan a presionar alto, venimos a decirles que asumimos ese riesgo, pero sabiendo que si encontramos a ese hombre libre las van a pasar canutas. Hay equipos que pueden jugar como Suecia u otros como Portugal. Cuando un equipo se te repliega, tienes que dar más pausa, llevar el balón de lado a lado y, aunque no marques, ese desgaste que acumula al rival le acaba pasando factura. El juego te dice que algo va a pasar en su área.

“Con Luis Enrique no solo hay que parar, con el pie me ha enseñado”

P. Contra Suecia jugó casi a la altura del centro del campo.

R. El portero no es solo parar, al menos con Luis Enrique. Tiene que dominar todos los aspectos del área, los balones aéreos o las distancias con los defensas para que cuando juegas tan adelantado los balones a la espalda no les pillen desprotegidos. Aunque contra Suecia pareciese que no tuve nada que hacer porque ellos atacaron poco, son 90 minutos muy intensos en los que estás pendiente de los defensas, de que nadie se desmarque…Pase lo que pase, el portero siempre tendrá mucho trabajo en esta selección.

P. ¿Había jugado alguna vez con dos centrales zurdos?

R. En categorías inferiores, pero es raro. Al portero no le cambia mucho eso, puede influir en la salida de balón que tenga cada uno, pero el otro día, por la derecha, Laporte mostró que tiene una habilidad maestra para sacar el balón con las dos piernas.

P. Desde esa posición tan adelantada contra Suecia, ¿cómo vio el juego de España?

R. Tenerles encajonados me transmitía una sensación de que, si va pasar algo, será en su área. Que pegaran balones que me llegaban a mí o que tuviera que hacer un saque de banda era un modo decirles vamos a ir a por vosotros. Lo que queremos transmitir es que vamos a ir a ganar todos los partidos, luego puede estar más o menos acertado, pero crear ocasiones es lo que importa.

“Por lo que veo y el míster transmite no puedo decir que vaya a jugar contra Polonia”

P. ¿Y las dos ocasiones que les genero Suecia?

R. Si las ocasiones valieran como goles hubiésemos quedado 17-2. Son lances del juego, dos desajustes tontos que tuvimos.

P. ¿Con esa manera de jugar no le dan miedo las transiciones que puedan hacer los rivales?

R. Es como arriesgar en la salida de balón, ¿te da miedo a perder la pelota? No tienes que tener miedo porque es a lo que jugamos, a meterles en su campo, y si hay delanteros rápidos como Isak te pueden pillar, pero lo que nosotros generamos es mucho mayor a lo que nos generan. No hay un fútbol que te garantice que no te van a meter un gol.

P. ¿Se esperaba ser titular?

R. Luis Enrique nos dijo a todos que hasta el último minuto cualquiera pueda ser titular. Es verdad que llevaba la secuencia de siete partidos consecutivos, pero veo que David [De Gea] y Robert están a un nivel altísimo y no me siento superior. Lo que intentaba era poder convencer al míster para jugar. Pero tampoco le puedo decir que me siento titular para el partido de Polonia por lo que veo y por lo que el míster transmite.

P. ¿Es difícil asimilar esa tensión, que es buena para la competitividad, pero no para la tranquilidad del portero?

R. Esta es una competición corta, son como mucho siete partidos y jugamos cada tres o cuatro días. Cualquiera de los tres puede jugar y la incertidumbre que te genera es mínima. Si Luis Enrique decide poner a David o a Robert es porque es lo mejor para el equipo. Hasta ahora no se ha entendido, pero el míster es el que sabe cómo están sus jugadores.

P. Su final de temporada no fue bueno, ¿tenía que convencer a Luis Enrique de que mentalmente no le había afectado?

R. Desde fuera se dice que por haber acabado la temporada de una manera u otra, vas a tener momento anímico mejor o peor y no es así. Como portero tengo que saber disociar que cuando las cosas me van bien no crecerme y cuando me van mal, no hundirme. El míster conoce esa faceta mía, era convencerle por entrenar todos los días al máximo y que viese que estaba preparado para debutar en una Eurocopa.

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