Spinazzola enseña los dientes
El lateral izquierdo brilla tras siete cesiones y tras solucionar un problema dental que le provocaba lesiones
Fue a una revisión al dentista para ver cómo mordía. Escogió al Doctor Puzzilli, recomendación de Veretout y Pellegrini, compañeros de la Roma. También por sus manos había pasado Florenzi, ahora en el PSG y compañero de la selección. Y la vida de Leonardo Spinazzola (Foligno, Italia; 28 años) cambió por completo al curarse de un problema que hasta le causaba dolencias físicas. Hoy, el lateral internacional de Italia brilla en la Euroc...
Fue a una revisión al dentista para ver cómo mordía. Escogió al Doctor Puzzilli, recomendación de Veretout y Pellegrini, compañeros de la Roma. También por sus manos había pasado Florenzi, ahora en el PSG y compañero de la selección. Y la vida de Leonardo Spinazzola (Foligno, Italia; 28 años) cambió por completo al curarse de un problema que hasta le causaba dolencias físicas. Hoy, el lateral internacional de Italia brilla en la Eurocopa, escogido el mejor en dos de los tres partidos que ha disputado —ante Turquía y Austria—, una muralla sin ser regateada y que a cambio ha salido airoso en siete de los 14 quiebros intentados, además de probar cinco disparos como carrilero izquierdo. “El mejor fútbol de mi carrera en el escenario más importante”, admite. Un éxito difícil de creer. Su madre, su tesón y el Dr. Puzzilli le explicaron lo contrario.
De niño, Spinazzola se pasaba las tardes en una pista de patinaje de debajo de su casa hasta que la mamma Simonetta le reclamaba a gritos. Y jugaba de maravilla, entonces como extremo del Virtus Foligno. Con 14 años le fichó el Siena, pero le podía la morriña y estuvo a punto de dejar el fútbol, hasta que su madre le expuso que quizá no tendría otra oportunidad, que disfrutara del momento. Y lo hizo porque con 17 se fue a la Juve.
Su progresión se vio truncada por lesiones musculares y porque no tenía sitio en el primer equipo, por lo que desde 2012 se sucedieron las cesiones: Empoli, Lanciano, Siena, Atalanta, Vicenza y Perugia. “Pensé que nunca sacaría mi potencial”, rememora Spinazzola. No sería la última cesión, pues el técnico Gasperini le reclamó para el Atalanta en 2016. Y ahí eclosionó, citado en 2017 por Gian Piero Ventura para la Azzurra. También le reclamó la Juve, al fin, en 2018, aunque no acabó de cuajar, señalado de nuevo por las lesiones. Por lo que se marchó a la Roma, donde se rompió los ligamentos cruzados anteriores de la rodilla derecha, se quedó ocho meses sin jugar y también sin ser moneda de cambio por Politano en un trueque con el Inter. Pero desde su regreso exhibió la mejor versión. Resulta que en la consulta del dentista estaba la solución.
“Descubrí que sufría de oclusión dental, sus dientes estaban desalineados y estaban causando problemas con su postura, además de una predisposición de los músculos a las lesiones”, reveló el Dr. Puzzilli a Sky Italia. Para alinear los dientes, y en su caso también los músculos, le pusieron una boquilla de noche y una férula de descarga para los entrenamientos y parte del día, hábito que deberá tener al menos mientras sea deportista de élite. “Estoy en el mejor momento de mi carrera y es gracias a aquel fichaje frustrado por el Inter y también a mi dentista. Soy otro a nivel físico y psicológico desde que cambié de doctor. Ahora, puedo hacer muchos ejercicios y estar a tope los 90 minutos”, explicó el jugador.
Funcionó porque no se lesionó en toda la temporada… Hasta la semifinal de la Europa League ante el Manchester United, resentido en el flexor de la pierna izquierda. “La única cosa que me importa es que esté bien. Es tan bueno que puede jugar en cualquier demarcación”, señaló Mancini, que no sabía si su carrilero estaría a tiempo. Spinazzola —al que en Italia comparan con Facchetti, Maldini y Cabrini; y con más lógica con Grosso del Mundial 2006—, llegó. Y quiere quedarse, ahora que enseña los dientes.
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