Roberto Martínez: “El entrenador debe estar siempre en un segundo plano”

El seleccionador español de Bélgica destaca el poder del futbolista, dice que De Bruyne ganará el Balón de Oro y analiza el fútbol de hoy

Roberto Martínez, durante el Bélgica-Portugal en La Cartuja.ALEXANDER HASSENSTEIN (Reuters)

Roberto Martínez (Balaguer, Lleida; 47 años) fue un pionero. Recién estrenada la Ley Bosman, el centrocampista se marchó en 1995 a Inglaterra. Solo había jugado un partido en Primera en España, con el Zaragoza, antes de saltar el Wigan, de la Tercera División inglesa. Se convirtió en un británico más. Casado con una escocesa, hizo toda su carrera como jugador en la Premier antes de saltar a los...

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Roberto Martínez (Balaguer, Lleida; 47 años) fue un pionero. Recién estrenada la Ley Bosman, el centrocampista se marchó en 1995 a Inglaterra. Solo había jugado un partido en Primera en España, con el Zaragoza, antes de saltar el Wigan, de la Tercera División inglesa. Se convirtió en un británico más. Casado con una escocesa, hizo toda su carrera como jugador en la Premier antes de saltar a los banquillos también en el Reino Unido. “Cuando trabajas en el mundo del fútbol te tienes que empapar de la cultura del lugar en el que estás. Tienes que saber lo que el aficionado quiere y lo que le gusta. Hay muchas formas de entender este deporte y la correcta es la que vale para cada institución. Es esencial abrirte y adaptarte. Y, sobre todo, escuchar”, subraya Martínez. Ganó la FA Cup con el Wigan e hizo una temporada de récord con el Everton antes de saltar a la selección belga. No le va nada mal. Ha ganado 47 de los 60 partidos que ha dirigido a los Diablos Rojos y se colgó el bronce en Rusia. Hoy (21.00, Telecinco) busca un lugar en la semifinal de la Eurocopa. Enfrente tiene un hueso duro, la Italia de Roberto Mancini.

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Pregunta. ¿Firmó algún autógrafo en España?

Respuesta. Sí, en el Vicente Calderón cuando debuté como jugador. Pero como entrenador no creo que haya firmado alguno en España. Es normal. Hice mi carrera en el Reino Unido y es muy difícil tener esa conexión con la gente. En las siete temporadas que estuve en la Premier League, no fui una persona cercana para el aficionado español. He visto una gran diferencia a partir de Rusia 2018.

P. ¿Qué pasó?

R. Cuando la selección española cayó eliminada, los aficionados me decían que estaban con Bélgica. Fue un momento de gran afinidad. Pero el fútbol no es de los entrenadores. El fútbol es para disfrutar de los jugadores. Creo que el técnico debería estar siempre en un segundo plano.

P. Parece una teoría contracultural, cada día el entrenador toma más protagonismo.

R. Cada club y cada entrenador es distinto. Puedes preparar muchísimo todo, pero el que toma las decisiones que te hacen ganar o perder un partido es el jugador.

P. Entonces, ¿cómo se valora el trabajo de un entrenador?

R. En la influencia para crear un ambiente en la que cada miembro del equipo puede disfrutar al máximo para dar el cien por cien. Los grandes equipos son los que funcionan de forma natural porque se crea un ambiente competitivo, de alto rendimiento y con muchísima pasión, en los que la figura del entrenador debería quedar en un segundo plano.

P. ¿A partir de esta fórmula se puede entender el rendimiento de Eden Hazard en Bélgica?

R. Puede ser una de ellas. Hay una parte, también, que es el conocimiento del juego: hace muchísimo tiempo que es parte de esta selección. Y, luego, poco a poco, creo que desde marzo, Eden ha comenzado a tener buenas sensaciones. Se empieza a olvidar del dolor y puede pensar en lo que tiene que pensar que es en generar situaciones de peligro. En esta Eurocopa está en el nivel que todos conocemos.

P. ¿Tiene alguna explicación de por qué le puede pasar eso?

R. A veces no hay muchas explicaciones. En el fútbol se pueden dar situaciones de mala suerte a nivel de lesiones, que hacen entrar en una dinámica muy negativa. Es difícil de superar, especialmente cuando eres un jugador que nunca habías estado en esa situación. Eden nunca se había perdido partidos.

P. ¿De Bruyne es el caso del jugador que nunca va a ganar el Balón de Oro?

R. Espero que no, que esto cambie pronto. Está en una dinámica en la que todo lo que está haciendo es para conseguir el Balón de Oro. El respeto que se ha ganado en el fútbol es especialmente de los compañeros. Cuando los jugadores de los otros equipos te eligen como el mejor jugador en la Premier League durante dos temporadas consecutivas… Ese trofeo es muy difícil de conseguir. Con lo que está haciendo en su club y en la selección, es cuestión de tiempo que lo gane.

P. ¿Usted volvió a poner de moda utilizar a tres centrales?

R. La explicación es muy fácil: 10 jugadores de campo, un portero y las mismas dimensiones del campo. Todo está inventado. Todo lo demás es cíclico y hay tendencias. La defensa de tres centrales te da la posibilidad de abrir mucho el campo, de generar situaciones de uno contra uno en todo el terreno de juego y te da una buena estructura para la transición, algo fundamental en el fútbol moderno por la capacidad física de los futbolistas. El juego se ha ido a unos niveles físicos muy elevados y los tres centrales ayudan un poquito en ese sentido. Pero volveremos a ver otros movimientos.

P. ¿Lo atlético mata a lo técnico?

R. No, para nada. Lo atlético purifica lo técnico. Antes el talento podía sobrevivir. Ahora, el talentoso que no compite físicamente no sobrevive. Hoy en día, los jugadores son atletas que juegan al fútbol.

P. Explique por qué el campeón del mundo (Francia) y el último campeón de Europa (Portugal) están fuera de la competición.

R. Es muy fácil. Todas las selecciones tenemos mucha información, todo el mundo puede preparar los partidos al detalle. No hay secretos. Antes había mucho desconocimiento en lo que podías encontrarte a nivel de selecciones. Y luego hay que ensalzar a las selecciones en territorio UEFA.

P. ¿Por qué?

R. La forma en la que compite a nivel de club y la calidad en el trabajo ha dado mucho equilibrio entre todos los equipos. En 90 minutos los márgenes son mínimos. Y luego hay un cambio de mentalidad: urge el fútbol de ataque. Por eso, hemos visto partidos con tantos goles, marcadores como el de España y Croacia y el de Francia y Suiza. Eso no es un accidente. Es la realidad del fútbol europeo. Es una Eurocopa muy apasionante de ver.

P. ¿Y para entrenar?

R. Cuando estás asociado a un equipo de una forma o de otra hay que tener el pulso de hierro.

P. ¿Le gusta la España de Luis Enrique?

R. Luis Enrique tiene experiencia y sabe a lo que quiere que juegue su equipo. Eso le da una gran ventaja, todo el mundo trabaja en la misma idea. Y luego, como siempre en los torneos, cada jugador tiene que encontrar su nivel y acostumbrarse a las exigencias de jugar en la selección. Eso puede dar altibajos en las dos áreas y por eso se han visto esos marcadores. España ha dado muchos pasos al frente y en la Eurocopa está creciendo muchísimo. Es una selección que tiene opciones a todo.

P. ¿Italia es la mejor selección del momento?

R. Hay que darles valor a los 31 partidos sin derrotas que suman. No es una casualidad. Mancini, al que conozco muy bien de la época de la Premier, es un entrenador muy exigente y que trabaja todos los detalles. En esta Italia, independientemente de quien juegue, hay claridad en los roles. Es una Italia muy dinámica, que le gusta presionar arriba. Le gusta correr y tiene muchísimo gol. Es una de las selecciones del momento sin duda.

P. En 2013, su humilde Wigan le ganó la final de la FA Cup al poderoso City de Mancini. Este viernes, ¿la presión la tiene Bélgica?

R. No tenemos la obligación de ganar. Es un partido de cincuenta y cincuenta. Somos las únicas dos selecciones que hemos ganado 14 partidos en esta Eurocopa, los 10 de la clasificación, los tres de la fase de grupos y el de octavos. Y jugamos en un campo neutral. En Múnich veremos una Italia distinta de la de Roma. Pero también vimos cómo se adaptó para ganarle a Austria en Londres.

P. ¿Es una responsabilidad extra o una motivación dirigir a un equipo que tiene la etiqueta de la mejor generación de la historia de su país?

R. Cuando llegué en 2016, estaba el término de la generación de oro. Eso era una gran presión. Era un grupo de jugadores especial, pero que no había conseguido nada. Después del bronce en Rusia, esa etiqueta ya es algo muy objetivo. Y les ha ayudado mucho a crecer. Hace tres años que estamos en el puesto número 1 del ránking FIFA. Es un país pequeño, pero con un nivel de talento y de compromiso con la selección muy grande.

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