Fabián: “Me quedo con el trabajo sucio, no me mueve el fútbol vistoso”
El jugador del PSG, con dos tantos, es el máximo goleador de la Roja en la Eurocopa de Alemania
Hubo un día en el que cambió la vida de Fabián Ruiz (Los Palacios y Villafranca). Él, sin embargo, no se dio cuenta. “En ese momento, no lo pensé. Luego, con el tiempo te das cuenta”. El 9 de agosto de 2017, con el Barça siguiéndole los pasos para ficharlo para el filial, Fabián marcó un gol precioso en un amistoso ante el Milán. “Venía de estar cedido [Elche] y en esa pretemporada las cosas me salieron bien”, recuerda. Quique Setién pidió que se quedara en el Villama...
Hubo un día en el que cambió la vida de Fabián Ruiz (Los Palacios y Villafranca). Él, sin embargo, no se dio cuenta. “En ese momento, no lo pensé. Luego, con el tiempo te das cuenta”. El 9 de agosto de 2017, con el Barça siguiéndole los pasos para ficharlo para el filial, Fabián marcó un gol precioso en un amistoso ante el Milán. “Venía de estar cedido [Elche] y en esa pretemporada las cosas me salieron bien”, recuerda. Quique Setién pidió que se quedara en el Villamarín, un año después se mudó a Nápoles a cambio de 30 millones. Hoy es uno de los líderes del PSG, complemento perfecto de Rodri en España, siempre presente en las dos áreas: es el máximo goleador de la Roja (dos), el tercero que más kilómetros ha recorrido (34).
Pregunta. ¿Usted es un jugador de calle o académico?
Respuesta. De calle. Pasé mucho tiempo jugando al fútbol con mi hermano, que es seis años mayor, en la calle. Esa picardía la llevo siempre conmigo. Jugaba con piedras, entre bancos…. Con gente más grande. Hoy en la calle no vemos niños jugando a la pelota. Y, cuando te los cruzas en los parques, están con el móvil. Es una lástima.
P. ¿Si en su camiseta pusiera Fabinho en lugar de Fabián, valdría 100 millones de euros?
R. No es algo nuevo. Ha pasado a lo largo de toda la historia. Hemos visto jugadores españoles como Iniesta o Xavi, que han sido de los mejores y que han ganado todo, pero que tampoco se lo han reconocido.
P. Busquets.
R. Otro ejemplo, de los mejores de la historia en su posición. No sé sabría encontrar el porqué. Pero a los jugadores españoles cuesta un poco más valorarlos. Quizás es por la personalidad de los españoles. Somos más discretos. El marketing que tenemos nosotros no es el mismo al que tienen los jugadores en otros países.
P. ¿Cree que eso puede cambiar con Yamal y Nico Williams?
R. Sí, un poco. Por su manera de ser, llaman un poco más la atención. Son diferentes. Al menos, ya se ha empezado a hablar más de nosotros.
P. ¿Ante Alemania, el partido será una cuestión de extremos, Yamal y Williams contra Musiala y Wirtz; o de centrocampistas, Rodri y usted frente a Kross y Gündogan?
R. La dificultad estará en todos los sectores. Tienen un equipazo, posición por posición. En defensa, Kimmich y Rüdiger; en el medio, Kross y Gündogan; y arriba tienen seis o siete jugadores.
P. ¿La clave estará en ganar la pelota o los espacios?
R. En defensa, los espacios. A Alemania le gusta tener la pelota, pero cuando atacan buscan los espacios y encuentran a jugadores entre líneas con facilidad. Y, en ataque, la clave estará en el equipo que pueda dominar más la pelota.
P. ¿Cómo entiende el cambio de estilo de España?
R. Nos gusta tener la pelota. Se ve en los partidos: salimos jugando desde atrás. Pero, cuando estamos en el área rival, buscamos finalizar las jugadas. En definitiva, hay que aprovechar la mezcla, futbolistas que saben tener la pelota y los que tienen más vértigo. Rodri y yo tenemos más la pelota, somos futbolistas de pausa; Nico y Lamine son de velocidad.
P. ¿En qué ha cambiado Luis de la Fuente desde que lo conoció en la Rojita?
R. No ha cambiado. Y eso para nosotros es una ventaja. Sabemos lo que le gusta y lo que no. Eso te da tranquilidad. Te permite estar suelto en el campo. Sigue con la misma idea, con la misma personalidad. Es cercano, es como una especie de padre.
P. ¿Le gusta eso?
R. A mí, sí. Cuando un entrenador habla contigo, te pregunta cómo has dormido, qué has comido… Lo es con todos por iguales, con los que juegan y con lo que no.
P. ¿Su representante también es una figura paterna para usted?
R. Sí. Se llama Rodolfo Orife, es medio argentino. Tomo mate con él. Es como mi hermano mayor, mi padre.
P. ¿Y su padre?
R. Se separó de mi madre cuando yo era pequeño y no he vuelto a tener relación. Siempre he dicho que mi madre es lo más importante de mi vida. Se sacrificó mucho para que yo pueda luchar por mi sueño. Yo tenía ocho años, todavía no se sabía si iba a ser jugador de fútbol o no, y ella estaba a mi lado.
P. ¿Lo piensa a menudo?
R. Cuando eres niño, no te das cuenta. Al menos, yo no lo hacía. No lo piensas, ni lo valoras. Crees que porque eres su hijo, ella tiene la obligación, entre comillas, de hacerlo. Pero cuando cumplí 16 años, que empecé a asomar la cabeza en el fútbol profesional, pensé: ¿Qué he hecho yo para llegar hasta aquí? Y ahí es cuando pensé en todo lo que hizo mi madre.
P. ¿Ella trabajaba en el Betis?
R. Después de dos o tres años en el Betis, el Sevilla mostró interés en mí. Justo en ese momento también llega la separación de mis padres. Ella trabajaba en el campo. No tenía estabilidad. Entonces, el Betis apostó por mí y le ofreció trabajo.
P. ¿Y cómo fue esa situación para usted?
R. Al principio, no la veía en el Betis porque ella trabajaba en la Ciudad Deportiva del primer equipo. Pero cuando pasé al primer equipo era un poco extraño. Mi madre estaba trabajando en el lugar que yo me cambiaba.
P. ¿Por lo que podían decir sus compañeros?
R. Un poco por todo. Yo era un niño tímido. Pero no me parecía extraño que fuera limpiadora, eso me daba lo mismo, es un trabajo como cualquier otro. Lo raro era que mi madre estaba en el día a día con mis amigos. Pero al final, me lo tomaba con orgullo.
P. ¿Le ayudó su mujer a lidiar con esa timidez?
R. Mi pareja me ha ayudado bastante, es verdad. Ella estudió psicología. Ha trabajado conmigo para que intente abrirme un poco más, para que hable las cosas, para que exprese lo que siento. Tenía un trabajo difícil conmigo, pero lo está consiguiendo.
P. ¿Esos consejos le han servido más en la vida o en el fútbol?
R. En todo. Antes, por ejemplo, tenía un entrenamiento malo y llegaba a casa y me encerraba en mí. No me hablaba con nadie. Parecía que se había acabado el mundo.
P. ¿Ella qué le decía?
R. Que cuando terminaba un partido ya no podía hacer nada más nada. Que lo dejara ir. Si lo había hecho bien o mal, había acabado. Y que, en casa, ya era momento para disfrutar de otras cosas, de estar bien conmigo mismo porque lo había dejado todo en el campo. Si estás toda la noche pensando en el partido, es peor.
P. ¿Cómo vive un tipo discreto y silencioso como usted en la farándula del fútbol moderno?
R. No me interesa tener un fútbol vistoso. No es de las cosas que me mueven. Prefiero que el foco este en otros jugadores. Y yo me quedo con el trabajo sucio. Me siento más cómodo en la discreción.
P. ¿Qué es el trabajo sucio?
R. En el mundo del fútbol, al final, lo que llama la atención son los jugadores que tienen uno contra uno, los rápidos, como Lamine o Nico. Y después hay futbolistas como Rodri que tienen un papel fundamental en el equipo y llaman menos la atención.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.