Vuelve Vini, juega Jude
El brasileño, recuperado de la lesión, disputa 68 minutos mientras que el inglés acumula siete goles y dos asistencias en ocho partidos: “Solo quiero ser creativo”, dice
Volvió Vinicius, jugó Bellingham. Después de cinco años en el Real Madrid, el brasileño ya no sorprende a nadie. Ni para lo bueno, en su infinita capacidad para romper defensas, atractivo como pocos en el fútbol, decisivo en el uno contra uno; y tampoco en lo malo, siempre al límite en sus gestos. Festejó el 0-2 lejos de sus compañeros, delante de la afición del Girona, alejado por Kroos de la grada cuando el brasileño se disponía a ejecutar un saque de esquina. La (omni)presencia de Bellingham,...
Volvió Vinicius, jugó Bellingham. Después de cinco años en el Real Madrid, el brasileño ya no sorprende a nadie. Ni para lo bueno, en su infinita capacidad para romper defensas, atractivo como pocos en el fútbol, decisivo en el uno contra uno; y tampoco en lo malo, siempre al límite en sus gestos. Festejó el 0-2 lejos de sus compañeros, delante de la afición del Girona, alejado por Kroos de la grada cuando el brasileño se disponía a ejecutar un saque de esquina. La (omni)presencia de Bellingham, en cambio, por ahora solo ofrece consenso. El inglés justifica su precio (103 millones fijos) a fuerza de goles y asistencias, la última especialmente espectacular para que Joselu atacara el segundo palo y firmara el 0-1 en un duelo que había amanecido teñido de rojiblanco, esencialmente incómodo para los muchachos de Carlo Ancelotti en Montilivi.
El Girona de Míchel se había creído eso de pelear por el liderato. “Casi cada partido es histórico”, aseguraba Delfí Geli, presidente del Girona a este periódico. Ninguno tan importante como la visita ayer del Madrid. “Para ser campeón, hoy hay que ganar”, cantaba la afición rojiblanca en la antesala del duelo en el centro de la ciudad, convencida de que no era casualidad el primer puesto en la tabla, tampoco que fuera el Girona el que dominara el historial —en los seis partidos que habían jugado hasta ayer: tres victorias, un empate y dos derrotas para los gerundenses—. “Es difícil el Madrid. Entramos bien y, cuando ellos han salido de nuestra presión, nos ha costado mucho. Ellos tienen mucha calidad, ese pase de Bellingham. Nos ha hecho mucho daño ese gol. Las derrotas duelen, pero el Madrid venía muy enchufado”, expuso Míchel.
Las miradas, en la previa, estaban puestas en Vinicius y en Stuani. Por eso no extrañaba que, en el pequeño campito en las orillas de Montilivi, organizado para que se diviertan los pequeños, se enfrentaran dos niños, ambos con el 7 en la espalda, uno con el nombre de Vini Jr, el otro con el de Stuani. El brasileño, porque regresaba al once titular después de haber disputado 33 minutos en la victoria del Madrid ante Las Palmas. “Vini está bien, solo hay que ser cuidadosos”, explicó el técnico italiano sobre la sustitución del brasileño en el minuto 68.
La expectación sobre Vinicius estaba en el campo; la de Stuani, en todos lados. Lo del uruguayo ya es una costumbre en Girona. Juegue o no juegue, el ariete es el preferido de la afición, ovacionado por la hinchada cuando se encaró con Nacho por su inexplicable dura falta que sacó a Portu del campo en camilla (se marchó en ambulancia al hospital). “Fue una falta de lucidez de Nacho, que habitualmente es un jugador muy correcto. Él ha pedido disculpas y esperamos que no sea nada serio lo que le ha pasado al jugador del Girona. Nadie puede dudar de Nacho. Estaba muy dolido”, explicó Ancelotti sobre esa entrada del central, que le costó la roja. Stuani, capitán del Girona, coincidió en el análisis con Ancelotti: “No sé cómo está Portu. Lleva un golpe importante. Espero que no sea nada. Son cosas que pasan en la cancha. Nacho es un gran futbolista, su acción está de más. He defendido a mi compañero”, explicó.
Portu, al hospital
De Nacho a Vinicius, el fútbol en Girona se lo quedó Bellingham; y el primer puesto de la tabla, el Real Madrid. “Fue un partido sólido, contundente. Hemos defendido bien, se sabía que podían generar daño con balón. Es un equipo que juega bien al fútbol, era importante defender bien en nuestro campo. Lo hemos hecho, hemos tenido un buen control, sobre todo en la fase defensiva”, sostuvo Ancelotti. Resultó, en cualquier caso, que el cuadro blanco todavía no había probado los reflejos de Gazzaniga —de hecho, el Girona que había estrellado una pelota en poste, sumaba por entonces tres remates— cuando el inglés se inventó un pase endiablado que Joselu solo tuvo que empujar a la red y así sumar su cuarto gol en sus últimas cuatro titularidades, todas con la camiseta blanca. Se benefició, en cualquier caso, de la pasividad de Blind, igual de inactivo en el gol de Tchouameni. El fichaje más mediático del Girona, no por su precio, sino por su currículo, desarmó la solidez defensiva que había diseñado Míchel con David López como tercer central.
Ancelotti había contestado a la telaraña defensiva del Girona con Bellingham fuera del eje central. “Para evitarle trabajo defensivo a Vini pusimos a Bellingham más por fuera. El trabajo colectivo del equipo fue muy bueno”, subrayó el preparador italiano. El inglés ya acumula siete goles y dos asistencias en sus ocho partidos con la camiseta del Madrid.
Asistidor y goleador, por el centro o en la banda, Bellingham le birló la ilusión al Girona y llevó al Madrid a lo más alto de la tabla. Y, de paso, contó su receta: “Llevo viendo a Luka tres meses todos los días. Solo quiero ser creativo”. Eso sí, por ahora solo en Valdebebas porque Modric ni olió el césped en Montilivi y solo acumula 287 minutos este curso. Desde su titularidad en el Metropolitano, no ha vuelto a salir.
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