El Manchester City se acerca a su cuarta Premier League consecutiva

El equipo de Guardiola golea a domicilio al Fulham y si el Arsenal no gana este domingo en Old Trafford, tendría la oportunidad de cantar el alirón el martes ante el Tottenham

Phil Foden celebra un gol ante el Fulham.David Klein (REUTERS)

La séptima victoria consecutiva en la Premier League deja al Manchester City ante un nuevo alirón. Sería el sexto en las últimas siete temporadas, el cuarto consecutivo, hito jamás alcanzado en el campeonato inglés. El City, con dos partidos por disputar, puede ser campeón el próximo martes si el Arsenal, que está ahora dos puntos por debajo, no vence este domingo en su visita al Manchester United, su penúltima cita del calendario. En ese caso, un triunfo en el campo del Tottenham, el archirrival histórico de los ...

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La séptima victoria consecutiva en la Premier League deja al Manchester City ante un nuevo alirón. Sería el sexto en las últimas siete temporadas, el cuarto consecutivo, hito jamás alcanzado en el campeonato inglés. El City, con dos partidos por disputar, puede ser campeón el próximo martes si el Arsenal, que está ahora dos puntos por debajo, no vence este domingo en su visita al Manchester United, su penúltima cita del calendario. En ese caso, un triunfo en el campo del Tottenham, el archirrival histórico de los gunners, pondría a Pep Guardiola en un nuevo altar. Los juglares del deporte norteamericano lo tendrían muy claro: el City habría conformado una dinastía.

El nuevo paso hacia la gloria lo dieron en Londres, a orillas del Támesis, allí donde atrona el London Calling de The Clash se sintonizó el Wonderwall de Noel Gallagher para glosar la tiranía de un equipo que enamora. El City sometió (0-4) al Fulham, un matagigantes que esta campaña le negó cinco puntos al Arsenal. Una Liga. Le ganó de cabo a rabo porque lo movió y lo anuló de tal manera que a Ederson apenas le obligaron a estirarse en una oportunidad. Ocurrió casi a la hora de partido. En la jugada siguiente llegó el segundo gol del City, por si alguien tenía dudas.

El partido lo encarrilaron dos zurdos tras emplear el pie diestro. El zaguero Gvardiol lo abrió a los trece minutos después de que su equipo juntase 19 pases. El defensa más caro del mundo buscó un triángulo en el costado derecho de la zaga del Fulham, allí acabó por asociarse con De Bruyne para entrar hasta el corazón del área local y definir con frialdad. Ni antes ni después hubo apenas noticias del Fulham, que quiso rehacerse con dos cambios en el descanso y una llamada, sobre todo, a que Adama Traoré buscase el uno contra uno ante Gvardiol. Fue por ahí donde encontró su única acción de peligro, culminada con un taconazo del brasileño Rodrigo Muniz ante el que respondió Ederson. Fue ahí cuando apareció el mejor futbolista del campeonato, Phil Foden, para sentenciar. “Ahí se acabó el partido”, reconoció al final Marco Silva, el técnico local. Porque dos goles en contra sin el balón en los pies eran una muralla insuperable para el Fulham, que también jugaba con la falta de colmillo propia de quien ya nada se juega en la clasificación.

Se dejó llevar el Fulham ante la ola celeste del City, que redondeó el marcador con otro gol de Gvardiol, el quinto en los siete últimos partidos, y un penalti postrero embocado por Julián Álvarez -el delantero argentino le negó al defensor croata la opción de un hat-trick- desde los once metros que sirvió para que comenzase la fiesta: “We have Pep Guardiola, we have Pep Guardiola”, empezó a corear la grada del City. Si la Liga es, como dice John Toshack, el pan y mantequilla van todos camino del empacho.

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