La España sin miedo de Luis Enrique
El liderazgo del técnico sostiene un plan de juego atrevido para ganar con la segunda selección más joven del Mundial
”Vamos a jugar de manera ofensiva contra quien sea. Vamos a tener el balón más que el rival en campo contrario, defenderemos con la línea defensiva en el centro del campo si es necesario. Correr muchos riesgos, a presionar, y eso lo vamos a respetar hasta el último partido del Mundial”, proclama convencido Luis Enrique. La descarada propuesta deberá ser ejecutada por un grupo de jugadores con el segundo promedio de edad más bajo (25,6 años) de todo el Mundial, solo por debajo de Estados Unidos (25,2). Este jueves en Amán...
”Vamos a jugar de manera ofensiva contra quien sea. Vamos a tener el balón más que el rival en campo contrario, defenderemos con la línea defensiva en el centro del campo si es necesario. Correr muchos riesgos, a presionar, y eso lo vamos a respetar hasta el último partido del Mundial”, proclama convencido Luis Enrique. La descarada propuesta deberá ser ejecutada por un grupo de jugadores con el segundo promedio de edad más bajo (25,6 años) de todo el Mundial, solo por debajo de Estados Unidos (25,2). Este jueves en Amán, el amistoso ante Jordania, (17.00, TVE1) será el primer y último ensayo —antes del estreno con Costa Rica del día 23—, de esa atrevida idea que liga con la frescura y la energía que desprende la juventud del plantel español.
El liderazgo supremo de Luis Enrique deberá gestionar la osadía e incluso la temeridad de un plan de juego vistoso e intenso, pero también vulnerable cuando los contrarios encuentren transiciones dañinas a campo abierto a la espalda de los centrales. “Cuando uno tiene una idea tan clara es mejor enseñar desde el principio, los mayores tienen que desaprender y luego aprender. Con jóvenes es más fácil”, señala Jorge Valdano, que dirigió al seleccionador español como jugador del Real Madrid en la temporada 94-95 y la mitad de la siguiente. “El liderazgo de Luis Enrique es el mayor capital de esta selección tan joven en la que hay que recordar que en el centro del campo, donde se ganan las batallas, dos jugadores como Gavi o Pedri van a jugar un Mundial a una edad en la que Maradona ni Messi lo habían hecho”, advierte Valdano.
Ismael Díaz entrenó a Luis Enrique en el Braña, en un punto de inflexión clave en su carrera como futbolista. No había sitio para él en los filiales del Sporting, y Díaz, con el que mantiene relación desde entonces, ve ahora en su apuesta por los jóvenes la misma rebeldía que se encontró por entonces en aquel chico que se ganó el regreso a Mareo bajo su dirección. “Todo lo vivido marca. Él es contestatario, derribó la puerta del Sporting a cañonazos viniendo del filial, hizo 15 goles en su primera temporada en el primer equipo. Reivindica que el fútbol no tiene DNI, como hizo con Ansu Fati, Pedri, Gavi o Nico Williams. Les dice a los chicos que si en ellos no cree nadie, él sí porque ha sido como ellos. Esta es su garantía de que pueden hacerlo bien con esa idea de juego. Ven en él a un líder natural y también muy intuitivo”.
Hasta hace apenas ocho meses, Jesús Casas ejercía como segundo del preparador asturiano. El desgaste mutuo rompió la relación laboral entre ambos. “Luis Enrique como persona ya transmite esa valentía. Se gana a los jóvenes desde su manejo de los códigos del vestuario y su forma convencida de transmitir. No he visto otro entrenador igual en ese sentido”, asegura Casas antes de tomar un vuelo hacia Bagdad para hacerse cargo de la selección de Irak.
“Luis es un tío independiente, no está condicionado por nada ni por nadie. Me parece bien que se rodee de jóvenes. La juventud tiene el entusiasmo y la entrega. En contra tiene que hay que enseñarles lo que hacen mal, pero es que un entrenador debe hacerlo”, apostilla el exseleccionador Javier Clemente, con el que Luis Enrique fue un fijo en sus convocatorias y en el que el gijonés dice haberse inspirado para “construir un equipo más que una selección”. “Siempre tuvo mucha personalidad”, abunda Clemente, “y sobre todo tiene honestidad, en un mundo en el que en otros sectores como la política o la prensa no la hay en muchos casos”.
Fe y valentía
El uso del vocablo valentía es común entre cualquiera que es cuestionado por la osada idea de juego con la que España tratará de conquistar en Qatar su segundo Mundial. “Lo suyo con los jóvenes es un auto de fe y valentía. Además, es un buen maestro para ellos tanto para que compitan bien durante el Mundial como para sus carreras porque Lucho es alérgico al narcisismo y al egocentrismo”. “No le da un trato diferente a los jóvenes, dentro de que a todos los jugadores no se les puede tratar igual. El suyo es un liderazgo natural para impregnarles esa idea de jugar”, abunda Jesús Casas. “Es un chico de barrio, cortará por lo sano como el líder de una pandilla si ve en alguno de ellos algo que no le gusta”, apostilla Ismael Díaz.
Pocas veces los jugadores han visto al seleccionador tan encendido como cuando en un amistoso antes de la Eurocopa a uno de los novatos no le hacía mucha gracia disputar los minutos finales de un amistoso previo. El técnico se pensó muy mucho su expulsión, pero entre las disculpas del implicado y el terremoto que se hubiera generado permaneció en la concentración.
En la federación la confianza en Luis Enrique y en su ofensivo plan de juego es total. Relatan que a los más jóvenes como Gavi, Pedri, Guillamón o Fati no hay que darles muchas explicaciones sobre la confianza que el seleccionador ha depositado en ellos. Argumentan que estos ya saben que, cuando se les cita, es para ocupar el lugar de un jugador importante que en algunos casos puede ser más veterano que ellos y que con la mera llamada Luis Enrique ya les está diciendo que están en la selección por algo. El mantra de ‘somos lo que somos, con eso vamos al Mundial, y si fuera una selección veterana se apuntaría a eso como el gran defecto’, se ha reiterado en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.
El caso de Bélgica es un ejemplo. Cuando la brillante generación de los Courtois, De Bruyne, Witsel, Mertens, Hazard o Lukaku florecía, se les tachaba de inexpertos y ahora que están en plena madurez se pronostica que su mejor momento ha pasado. “No creo que nos pueda pasar factura; la juventud es un tema de edad. Cuando yo empecé era joven, pero bastante maduro. Los jugadores que vienen aquí tienen una experiencia holgada. Hay fases en las que la experiencia es necesaria, pero las ganas de los jóvenes dan un plus”, afirma Rodrigo Hernández.
El arriesgado fútbol que propondrá España tiene mucho que ver con la propia personalidad de Luis Enrique, siempre lanzado a tumba abierta a por sus objetivos, ya sea correr una maratón en menos de tres horas o competir en un triatlón. Como también está muy ligado su nueva faceta de streamer a ese ambiente juvenil que destilaba ayer el entrenamiento en el estadio Internacional de Amán y los doctorados en videojuegos que ostentan muchos de sus internacionales. “Ahora abro el móvil y me salen corazones por todos los lados, lo tenía que haber hecho antes”, bromeaba el técnico. “Tampoco pienso en controlar. Si me aburro y no me convence, lo dejo”, anticipó. También es consciente de que aparecerán los haters. “Seguro que habrá, en el fútbol también veo muchos”. Entre su público abundarán los imberbes, los grandes consumidores de la revolución de las redes sociales. Ellos también serán jueces de esta España sin miedo.
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