Medvedev: “Alcaraz lo puede hacer todo, es el más fuerte al que me he enfrentado nunca”

Carlos Alcaraz ya es, tras Rafael Nadal, el tenista masculino español que más grandes finales ha disputado junto con Manolo Santana; 30 por parte del mallorquín y todavía muy lejos, cuatro, él sigue abriéndose paso en la historia, que ahora también le reconoce como el segundo más joven que enlaza los cierres de Roland Garros y Wimbledon en una misma temporada. Únicamente le supera en dicho registro el de Manacor, que empalmó los desenlaces de París y Londres cuando tenía 20 años, en 2006. Uno menos que el murciano (21). Se expresa este (6-7(1), 6-3, 6-4 y 6-4 a Daniil Medvedev) con tranquilidad en la sala de conferencias, consciente del revuelo que generan sus triunfos pero siempre, cuentan desde su entorno, con los pies sobre el suelo. En este caso, sobre el verde.

“La verdad es que me alegra que mi nombre esté en esa lista, porque es algo increíble, algo muy difícil de hacer. Eso lo tengo claro. Pero bueno, vamos a intentar ganarlos [risas]... Sé que pocos lo han hecho. Pero llegar a la final de los dos torneos el mismo año es increíble para mí”, repite el de El Palmar, quien reconoce que los nervios le traicionaron al inicio del partido porque, precisa, “jugar en la central de Wimbledon me genera unos poquitos más de lo habitual por cómo es pista y el torneo”. En cualquier caso, cree que “los nervios controlados son buenos y necesarios” porque ayudan a mantener la guardia alta. “Sé lo que tengo que hacer, aunque él también lo sabe”, prosigue refiriéndose al cruce definitivo con Djokovic.

Cuenta Alcaraz que buscar “ese punto divertido, ese hot shot” que de vez en cuando idea en su mente le ayuda a relajarse y a la vez, a desplegar su mejor tenis; no obstante, considera que conforme vaya haciéndose mayor y “vayan pasando los años, a lo mejor maduro y esto se acaba”. “Muchas veces a lo mejor debería apostar por el tiro efectivo e ir a lo seguro, o a lo que requiere el partido”. Pero, de momento, recalca, “vamos a seguir disfrutando de lo que nos gusta, que es divertirnos; buscar esos golpes complicados e intentar que la gente disfrute, aunque a veces haga algún que otro desastre”. No le ha faltado show ni pólvora a esta última actuación, sellada con 55 tiros ganadores, 53 aproximaciones a la red —con 38 aciertos— y una firme determinación para imponer su plan de abreviar los puntos.

En concreto, 38 de ellos se han dirimido por encima de los nueve pelotazos, por los 53 entre cinco y ocho, y los 153 resueltos por debajo de los cuatro. “Creo que he jugado mejores partidos este año. Por ejemplo, creo que jugué mejor contra Tommy Paul [en los cuartos], pero él y Medvedev tienen estilos diferentes”, especifica. “Pero creo que llego a la final con un gran nivel”, agrega, convertido ya en el cuarto jugador que consigue enlazar las resoluciones de Roland Garros y Wimbledon en los 25 últimos años tras Djokovic, Federer, Nadal y Murray. Comparado constantemente con ellos, su último rival difiere y habla de un estilo único y diferenciado. En realidad, de un todo.

“Yo me enfrenté a ellos cuando ya eran mayores”, apunta Medvedev, de 28 años y quinto mejor tenista del momento. “Y diría que son distintos. Roger jugaba sobre la línea e iba a la red con su técnica; Novak también, pero de un modo completamente distinto; y Rafa es muy diferente, porque podía estar varios metros por detrás, y luego correr a por todas las pelotas y tirar una banana… No creo que Carlos tenga algo de ellos, sino que es distinto. Cada uno tenemos nuestras preferencias: a unos les gustan más ofensivos y a otros más defensivos. Él lo puede hacer todo. Y si le envías una bola fácil, sabes que se ha acabado el punto. Eso es lo que lo hace tan duro. Probablemente es el rival más duro al que me he enfrentado nunca en mi carrera, aunque todavía tengo tiempo para hacerlo mejor…”.

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