El Ibex se desploma un 7,88% en otra sesión marcada por el pánico en los mercados financieros
Las Bolsas ignoran el plan de acción de los bancos centrales y prolongan su caída. Wall Street se ve obligado a echar el cierre durante 15 minutos por tercera vez en poco más de una semana
Los bancos centrales han vuelto a quedarse cortos y los mercados siguen instalados en una espiral de pánico y caos. Como en los años negros de una década atrás, en plena Gran Recesión, la plana mayor de los institutos emisores a escala mundial (EE UU, Europa, Japón, el Reino Unido, Canadá y Suiza) movió ficha el domingo por la noche para tratar de aliviar la presión sobre los mercados. Coordinaron un plan para tratar de garantizar la liquidez, tanto en dólares como en el resto de grandes monedas, y la Reserva Federal actuó por partida doble: con una nueva rebaja de tipos que deja el precio del...
Los bancos centrales han vuelto a quedarse cortos y los mercados siguen instalados en una espiral de pánico y caos. Como en los años negros de una década atrás, en plena Gran Recesión, la plana mayor de los institutos emisores a escala mundial (EE UU, Europa, Japón, el Reino Unido, Canadá y Suiza) movió ficha el domingo por la noche para tratar de aliviar la presión sobre los mercados. Coordinaron un plan para tratar de garantizar la liquidez, tanto en dólares como en el resto de grandes monedas, y la Reserva Federal actuó por partida doble: con una nueva rebaja de tipos que deja el precio del dinero en cero por primera vez desde la crisis financiera y con la puesta en marcha de un programa de activos de 700.000 millones de dólares (630.000 millones de euros), también como en los años más duros de la crisis. No fue suficiente y, algo aún peor, sus acciones empiezan a rezumar desesperación. Las Bolsas han olido el miedo este lunes, una nueva jornada negra en la que el Ibex 35 español retrocedió un 7,88% y en la que Wall Street se vio obligado a suspender temporalmente su cotización por tercera vez en poco más de una semana cuando se hundía un 8% en la apertura. La medida no sirvió para aliviar las pérdidas: al cierre el Dow Jones se despeñaba un 13%, su mayor caída en 33 años.
El Ibex, en mínimos históricos
10.083,60
10.000
8.910,00
9.000
8.000
6.107,20
7.000
–39,4%
6.000
16 de marzo
19 de febrero
4 de marzo
Rentabilidad de la deuda
española a 10 años
0,85
0,8
0,6
0,4
0,27
0,21
0,2
0
19 de
19 de
16 de
feb.
feb.
mar.
Caída de Bolsas en el mundo
Ayer
Desde el inicio
del año
Milán
–6,10
–36,27
Madrid
–7,88
–36,25
París
–5,75
–35,07
Fráncfort
–5,31
–34,02
Londres
–4,01
–31,71
Zúrich
–1,68
–22,51
Tokio
–2,43
–28,13
Hong Kong
–4,03
–18,18
Dow Jones
–12,93
–29,26
Nasdaq
–12,32
–23,05
México
+3,95
–12,53
São Paulo
–13,92
–38,46
Buenos Aires
–9,67
–38,41
Fuente: Bloomberg.
EL PAÍS
El Ibex, en mínimos históricos
10.083,60
10.000
8.910,00
9.000
8.000
7.000
6.107,20
–39,4%
6.000
19 de febrero
4 de marzo
16 de marzo
Rentabilidad de la deuda
española a 10 años
0,85
0,8
0,6
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19 de
19 de
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feb.
feb.
mar.
Caída de Bolsas en el mundo
Ayer
Desde el inicio
del año
Milán
–6,10
–36,27
Madrid
–7,88
–36,25
–5,75
–35,07
París
Fráncfort
–5,31
–34,02
Londres
–4,01
–31,71
Zúrich
–1,68
–22,51
Tokio
–2,43
–28,13
–4,03
–18,18
Hong Kong
Dow Jones
–12,93
–29,26
Nasdaq
–12,32
–23,05
México
+3,95
–12,53
São Paulo
–13,92
–38,46
–9,67
–38,41
Buenos Aires
Fuente: Bloomberg.
EL PAÍS
El Ibex, en mínimos históricos
Rentabilidad de la deuda
española a 10 años
10.083,60
10.000
0,85
0,8
8.910,00
9.000
0,6
8.000
0,4
0,27
0,21
6.107,20
7.000
0,2
–39,4%
6.000
0
19 de
19 de
16 de
16 de marzo
19 de febrero
4 de marzo
feb.
feb.
mar.
Caída de Bolsas en el mundo
Variación de ayer y desde el inicio del año
PARÍS
LONDRES
–5,75%
–4,01%
–35,07%
–31,71%
NUEVA YORK
–12,93%
–29,26%
NASDAQ
FRÁNCFORT
TOKIO
MADRID
–12,32%
–5,31%
–2,46%
–7,88%
–23,05%
–34,02%
–28,13%
–36,25%
MÉXICO
HONG KONG
MILÁN
+3,95%
–4,03%
–6,10%
–12,53%
–18,18%
–36,27%
ZÚRICH
SÃO PAULO
–1,68%
–13,92%
–22,51%
–38,46%
BUENOS AIRES
–9,67%
–38,41%
Fuente: Bloomberg.
EL PAÍS
El coronavirus está haciendo trizas las Bolsas; un daño ya sostenido en el tiempo —los desplomes se cuentan por semanas y no por días— y de consecuencias imprevisibles para inversores y cotizadas. Las heridas serán profundas: Europa ya es el epicentro mundial de la epidemia y, con la industria y los servicios en total parálisis por la cuarentena, los parqués están descontando un daño mayúsculo en la sala de máquinas de la economía. En España, donde el hundimiento llegó al 12% a media jornada, los valores más castigados fueron, una sesión más, aquellos relacionados con el transporte y el turismo. El grupo aéreo IAG cayó a plomo este lunes, una sesión en la que se dejó más de la cuarta parte de su valor: el coronavirus es un misil en la línea de flotación de toda la industria y, según los cálculos de la consultora sectorial CAPA, si las propias compañías y los Gobiernos no dan pasos decididos pronto, muchas aerolíneas se exponen a una situación de quiebra técnica a mediados de año. La hotelera Meliá fue la segunda mayor damnificada en un selectivo íntegramente teñido de rojo.
Las pérdidas han sido transversales a todos los grandes parqués europeos —Londres, París, Fráncfort o Milán—, aunque todos retrocedieron menos que Madrid. En pleno repliegue, las primas de riesgo del sur de Europa también se resienten: la española se dispara hasta su nivel más alto desde mayo del año pasado y la rentabilidad del bono italiano a 10 años se sitúa ya por encima del 2%. El trasvase es hacia la deuda pública alemana y estadounidense, una apuesta considerada mucho más segura en las carteras de inversión.
España confinada en casa; varios países de la Unión Europea echando el cerrojo a sus fronteras; la enfermedad avanzando sin freno en el norte de Italia; el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, reconociendo implícitamente que en su hoja de ruta ya está la recesión. Se abre un escenario inédito marcado por una palabra: temor. Temor al virus y sus consecuencias. Temor a algo para lo que nadie estaba preparado. Temor, en definitiva, a lo desconocido. “En circunstancias normales, una amplia respuesta de política monetaria como la del domingo pondría un suelo para los activos de riesgo y ayudaría a su recuperación”, apunta Jason Daw, de Société Génerale. “Sin embargo, la magnitud del choque sobre el crecimiento se está volviendo exponencial y los mercados, con razón, se cuestionan qué más se puede hacer”. China, que solo ahora empieza a ver la luz al final del túnel del coronavirus, marca la pauta en lo que a consecuencias económicas se refiere. Y lo poco que se va conociendo del gigante asiático no es nada alentador: en los 60 primeros días del año la producción industrial se desplomó un 13,5% anual, las ventas minoristas cayeron un 20% y el paro alcanzó el 6,2%, nivel récord para un mes de febrero. En todos los casos, más de lo que esperaban en un principio las principales casas de análisis.
El cierre total de las Bolsas, un escenario “no descartable”
Hay que aplicar una dosis de perspectiva para entender la verdadera dimensión de la sacudida que están sufriendo las Bolsas estos días: quienes invirtieron en un fondo únicamente referenciado al Ibex a principios de año están perdiendo hoy prácticamente el 40% de su capital. Los precios actuales de muchas cotizadas empiezan a incorporar no solo un hundimiento de la economía europea y estadounidense en el primer trimestre del año, sino una recaída en toda la primera mitad del año de gravedad variable en función del tiempo que estén en marcha las medidas de aislamiento. Bank of America, por ejemplo, ya prevé un retroceso del PIB de la primera potencia mundial entre abril y junio, y cree que “el riesgo es que la contracción sea mayor y más prolongada” de lo que se creía hasta ahora. En Europa las cosas están aún peor, pero habrá que esperar semanas o meses hasta apreciar el daño en toda su extensión.
Para responder a este giro repentino en el guion de la economía, cada vez más voces autorizadas piden algo más que política monetaria: un plan de choque fiscal que no termina de llegar. Hasta entonces —y no debe pasar mucho tiempo— lo primero es salvar los muebles: “Los bancos centrales deben asegurar que no caen las empresas rentables. Si eso ocurriera, se produciría un segundo choque de demanda, a medida que la gente pierda sus trabajos, que continuaría incluso después de que el miedo al virus haya tocado techo”, valora Paul Donovan, economista jefe de UBS. “En Europa tienen que dar carta blanca hasta que esto dure, con préstamos masivos a empresas. Es mejor sobrerreaccionar que no hacerlo: no entiendo a qué estamos esperando para actuar de una vez”, apunta por teléfono Alicia García Herrero, de Natixis y Bruegel. “Se supone que el mecanismo europeo de estabilidad se creó para situaciones como esta. Y, ¿qué está haciendo? Nada: ni siquiera ha hablado. Lo importante es parar el choque porque nos puede llevar a todos por delante”. El riesgo es máximo: la economía está tiritando y un puñado de jornadas de pánico más dejarían a los índices en los huesos. Tanto que algunos analistas, como Yves Bonzon, de Julius Baer, ni siquiera desechan la idea de cerrar totalmente las Bolsas hasta que la epidemia esté controlada: “La situación es tan extrema que ni siquiera ese escenario se puede descartar”.