Un puente empresarial para reconstruir Iberoamérica tras la pandemia

El Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (Ceapi) y la Secretaría General Iberoamericana (Segib) piden mayor colaboración público-privada en los países de la región para superar la crisis

Las trabajadoras de la empresa de ropa infantil en Bogotá (Colombia) fabrican mascarillas, en una imagen del pasado mayo.Carlos Ortega (EFE)

La pandemia de coronavirus ha aislado físicamente a las dos orillas del Atlántico, con las conexiones aéreas aún convalecientes, pero no puede impedir que los países y sociedades iberoamericanos compartan una visión y unos desafíos comunes. A estos últimos se ha sumado la preocupación por una emergencia sanitaria que forzosamente lo es también económica y social. Para contribuir a atajar la situación y, en palabras de Rebeca Grynspan,...

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La pandemia de coronavirus ha aislado físicamente a las dos orillas del Atlántico, con las conexiones aéreas aún convalecientes, pero no puede impedir que los países y sociedades iberoamericanos compartan una visión y unos desafíos comunes. A estos últimos se ha sumado la preocupación por una emergencia sanitaria que forzosamente lo es también económica y social. Para contribuir a atajar la situación y, en palabras de Rebeca Grynspan, secretaria general iberoamericana, “que la crisis de corto plazo no se convierta en una crisis de largo plazo”, se ha presentado este lunes el informe El papel del sector privado en la pandemia: ideas para el debate.

La iniciativa parte del organismo que dirige la propia Grynspan, la Secretaría General Iberoamericana (Segib), y el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (Ceapi). Durante las últimas semanas, reuniones con 50 grandes empresarios europeos y latinoamericanos han permitido elaborar el documento cuyo mensaje principal es la mayor necesidad de una colaboración público-privada para afrontar el reto del coronavirus.

Los trabajos, ha destacado Grynspan, han coincidido con un periodo en el que América Latina se ha convertido “en el epicentro de la pandemia”, lo que ha disparado las predicciones más sombrías: se estima una pérdida de PIB regional del 9,4%, un aumento del empleo informal del 54% al 64% y un incremento de la pobreza extrema en 26 millones de personas. “Desde la que se llamó la década pérdida de América Latina nunca había visto números como estos”, ha recordado la mandataria, quien ha recordado que por aquellos años 80 ella ya ocupaba responsabilidades de gobierno en su país, Costa Rica.

“Nuevas barreras”

“A Rebeca Grynspan le han tocado tiempos muy difíciles y los más difíciles son los actuales, donde la pandemia ha creado nuevas barreras entre Europa y América Latina”, ha resumido el presidente de honor de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, quien ha actuado como moderador en la presentación virtual del informe. A los problemas antes mencionados, Cebrián ha añadido “la polarización creciente” en toda Iberoamérica y la “menor influencia de España y la Península Ibérica” en la región. Aunque esa tendencia se ha compensado en parte con un “ascenso de las inversiones latinoamericanas en Europa”.

En ese contexto, el informe presenta 11 conclusiones que se enfocan al ámbito empresarial, pero también al social y político. Del primero de ellos ha hablado Nuria Vilanova, presidenta de Ceapi, quien ha constatado que es “el momento de la verdad de la colaboración público-privada”. Una cooperación entre el sector público y los empresarios —la Ceapi reúne a más de 140 presidentes de empresas iberoamericanas— que debe entenderse más allá de una mera alianza para construir infraestructuras: “Necesitamos la capacidad de aportar ideas y proyectos para adoptar las decisiones adecuadas sobre dónde deben apostar en estos momentos los países y las empresas”.

Vilanova ha asegurado que en la actual crisis “vencerán las empresas que sean capaces de invertir en digitalización” y contribuyan a la necesaria reconversión de muchas personas para mejorar su empleabilidad, “sin olvidar a las mujeres y a los jóvenes”. “Solo hay una solución: que Gobiernos y empresas creen un clima de confianza”, ha dicho la empresaria, quien ha aludido al reciente pacto europeo sobre el fondo de recuperación como un acuerdo “bueno para España y para Iberoamérica”.

Un “balón de oxígeno” desde Europa

“El balón de oxígeno que necesitamos es Europa”, ha coincidido Grynspan, quien ha contextualizado la actual epidemia en un mundo de crecientes tensiones comerciales y geopolíticas entre China y EE UU. Pero, además, la región llega con deberes por hacer. “Las tareas inconclusas del siglo XX nos persiguen y la pandemia interactúa con los problemas estructurales que arrastrábamos de antes”, ha asegurado la secretaria general iberoamericana. Por ello, ha juzgado “ineludible buscar un nuevo pacto social que permita superar este momento y, a la vez, corregir problemas estructurales”.

Grynspan ha señalado que la crisis pilla “con el pie cambiado” a muchos países de América Latina que en los últimos años han aumentado su endeudamiento y afrontan problemas para financiar las medidas necesarias. De ahí el decisivo papel no solo de Europa, sino de los organismos internacionales y de los bancos de desarrollo. Todo con un enfoque micro, que comprenda las necesidades de cada sector económico y social sin dejar ninguno atrás, y con el desafío de hacer llegar esas medidas a la creciente economía informal de la región. La salida de la crisis, ha dicho la economista y política costarricense, “requerirá que la protección social del futuro no dependa de cuál es tu lugar en el mercado laboral”.

La conclusión principal del estudio es positiva. “La gente necesita esperanza y hay oportunidades que tenemos que aprovechar”, ha dicho Grynspan, “hay oportunidades de inversión en los dos lados del Atlántico: Iberoamérica sigue siendo una gran oportunidad como lo fue en los 90, cuando las empresas españolas invirtieron en América Latina y no se equivocaron”. Y la amenaza de polarización “solo se puede combatir con puentes y diálogo”, ha añadido. Un diálogo “abierto”, ha concretado Vilanova, que es la base de la confianza entre el sector público y el privado y que “es muy importante no solo para la inversión extranjera, sino para los empresarios de los propios países”.

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