La cerveza que viaja por las redes sociales
Cinco amigos y empresarios sevillanos decidieron hacer un homenaje a su ciudad con Rancia, una rubia artesanal
Antonio Villegas llevaba tiempo barruntando la posibilidad de crear su propia cerveza. La maniobra fallida con una cervecera no hizo decaer su arrojo. Llamó a unos amigos y pocos meses después lanzaron una rubia de alta fermentación. “Cogimos la base de la Cruzcampo, que es donde nos habíamos criado todos”, indica Julio Muñoz, uno de los socios, para describir una cerveza “más empoderada” sin filtrar, ni pasteurizar ni clarificar, y que se bebe “con el meñique levantao”.
Rancia es...
Antonio Villegas llevaba tiempo barruntando la posibilidad de crear su propia cerveza. La maniobra fallida con una cervecera no hizo decaer su arrojo. Llamó a unos amigos y pocos meses después lanzaron una rubia de alta fermentación. “Cogimos la base de la Cruzcampo, que es donde nos habíamos criado todos”, indica Julio Muñoz, uno de los socios, para describir una cerveza “más empoderada” sin filtrar, ni pasteurizar ni clarificar, y que se bebe “con el meñique levantao”.
Rancia es una cerveza artesanal que se creó en la primavera de 2019. Ilde Cortés, Luis Miguel Luque, Julio Muñoz, Miguel Ángel Plaza y Antonio Villegas gestionan una empresa cuya sala de reuniones es un grupo de WhatsApp. “No hemos ido ni al notario juntos”, dice Villegas. Con la producción externalizada a una cervecera del Aljarafe sevillano, desde su creación han elaborado unos 15.000 litros de cerveza.
El proyecto nació por pura diversión y para homenajear al fallecido cantaor Francisco Palacios Ortega, El Pali. “No pusimos ningún objetivo. Solo queríamos sacar el dinero para su estatua”, dice Villegas. Rancia donó lo recaudado de sus primeros 1.000 litros a la familia de este ilustre sevillano. La primera remesa se agotó en seis minutos: 2.000 litros finiquitados en lo que duran dos sevillanas. “No teníamos claro que después fuésemos a continuar”, apunta Muñoz. Pero la gran aceptación fue clave en una empresa que facturó 70.000 euros en su primer año. Sus socios, dedicados a otros trabajos, reconocen que no explotan la potencialidad del proyecto. “Creo que, si cada uno hubiéramos dedicado ocho horas, habríamos multiplicado por cinco o seis la facturación”, aclara Villegas. La planificación de crecimiento en ventas en este 2020 era de entre el 25% y el 30% con respecto a 2019 y ya han obtenido beneficios, aunque durante el confinamiento pararon la distribución.
Varios formatos
El modelo de negocio es sencillo: lanzan mensualmente una remesa de 6.000 botellas cuyos encargos se hacen por Internet. Cuentan con varios formatos: la caja de 12 unidades (de 33 centilitros) cuesta 24 euros sin incluir los gastos de envío. El stock se acaba pronto y, por eso, unos 4.000 suscriptores esperan el aviso. Si el cliente no lee la notificación, se da por descontado que se enterará por algún tuit, meme o vídeo. Se le da mucha importancia a lo digital y, con Cortés a los mandos, han creado una comunidad de 11.000 rancios en las redes sociales. “Han sido esenciales para la toma de decisiones de la empresa”, dice Muñoz.
El crecimiento de la cerveza sigue y ya se puede beber en casi 50 establecimientos, principalmente en Sevilla, aunque también ha llegado a Cádiz y a Madrid. “No pensábamos que pudiéramos entrar en hostelería”, dice Villegas.
Rancia rinde culto a algunos de los personajes más queridos de Sevilla. El propio Pali, el cómico Paco Gandía; las patronas de la ciudad, santa Justa y santa Rufina; el rockero Silvio, la Abuela del Betis y la escultora La Roldana se agrupan alrededor de la Giralda en las etiquetas de las botellas.
Su nombre viene dado por el personaje que uno de los socios, el periodista Julio Muñoz, creó en las redes sociales: el Rancio. Cuando la opción más cómoda reside en lo masivo y en las franquicias, Rancia defiende las sevillanas maneras ante lo moderno y reivindica las barras de bar, los ultramarinos, las tapas de chicharrones… “Como tenemos otros trabajos, esto es una dedicación boutique en la que nos podemos permitir tirar más a lo sentimental que a la cuenta de resultados”, dice Muñoz. Y, sin urgencia, la prioridad se basa en “no desdibujar el concepto”.
Rancia ya busca nuevos personajes para sus botellas. “Salir en la etiqueta es una especie de reconocimiento porque hay gente a la que el Ayuntamiento le da una calle, pero a otra no y está en el imaginario de todos los sevillanos”, resalta Muñoz. El ilustrador Pablo Vallejo ya prepara los nuevos diseños, que contarán con cinco nuevos personajes. La empresa no cesa en su empeño por reinventarse y Miguel Ángel Plaza ultima la receta para una IPA. El nombre ya lo tienen: “Se llamará JIPA”.