Sexta caída consecutiva y cuarto mínimo histórico seguido en lo que va de año. Lo que hasta hace no mucho hubiera parecido imposible, es ya habitual en el euríbor. El índice al que se referencian casi todas las hipotecas variables en España cierra noviembre en el -0,48%, es decir, dos puntos básicos menos que el mes anterior, el nivel más bajo de toda la serie, a falta del dato de este lunes. La consecuencia es el abaratamiento tanto de los nuevos préstamos hipotecarios como de los antiguos cuya revisión toque ahora, ya que la variación con respecto al nivel del euríbor de hace un año es negativa. En el corto plazo, los expertos no atisban ninguna subida, aunque en el medio, si la coyuntura económica presentase señales de una sólida recuperación, podría empezar una sigilosa remontada.
Si al principio de la crisis del coronavirus el euríbor subió con fuerza, hasta alcanzar en mayo el -0,081% (un nivel que no se veía desde diciembre de 2016), el desplome posterior fue fragoroso: -0,147 en junio, -0,279% en julio, -0,359% en agosto, -0,415 en septiembre, y -0,466% en octubre. Tras la nueva caída en noviembre, y puesto que el euríbor se sitúa más de dos décimas de punto porcentual por debajo del nivel de hace 12 meses, una hipoteca variable de 150.000 euros a 30 años, cuyo tipo de interés es el euríbor más 0,99% (uno de los diferenciales más comunes), pasará a tener una cuota mensual de 450,60 euros frente a los 463,69 euros del último año. El ahorro anual, hasta que toque la próxima revisión, será de 157,08 euros, según cálculos del comparador bancario iAhorro.
Las condiciones que favorecen una cotización tan baja del índice de las hipotecas variables no han desaparecido del mapa. “Cabía esperar que el euríbor subiera estas últimas semanas ante el reciente optimismo por el desarrollo de las vacunas contra la covid y unas mejores previsiones de crecimiento”, admite Joaquín Robles, analista del bróker financiero XTB. No obstante, ante una coyuntura todavía dominada por la segunda ola de contagios y con el objetivo de estimular una economía muy afectada por la crisis sanitaria, “el Banco Central Europeo (BCE) sigue con su compra de activos y su ronda de liquidez, ofreciendo préstamos a la banca muy ventajosos”, recalca Robles. Lo que redunda en un exceso de liquidez por el que no existe demanda suficiente. De esta forma, al representar el tipo de interés al que los bancos se prestan dinero entre ellos, el euríbor refleja la consiguiente escasez de operaciones en el mercado interbancario.
La inflación como señal
Eso sí, Robles cree que el índice ya ha tocado suelo, puesto que el tipo de interés que los bancos pagan al BCE por depositar fondos en sus arcas es el 0,50%. Si el euríbor cayera por debajo de este umbral, se daría la paradoja de que las entidades desembolsarían más para prestarse liquidez entre ellas que para dejarla en un lugar que les ofrece más garantías, es decir, la entidad que preside Christine Lagarde. Una eventualidad que, sin embargo, no descarta del todo el director de Hipotecas de iAhorro, Simone Colombelli, aunque la tilda de “atípica”. En cualquier caso, “la recuperación no parece que vaya a ser a corto plazo”, explica este experto, quien prevé: “El euríbor puede seguir tres años en negativo, porque aunque estemos en un contexto de recuperación, el índice tardará más en volver a subir y cambiar de signo”.
Para determinar la evolución del euríbor, Robles sugiere fijarse en la inflación. “Es uno de los parámetros más importantes sobre los que se basa la política monetaria del BCE”, señala este analista financiero. En Europa está en el 0,3% y está costando horrores elevarla alrededor del objetivo de la Comisión Europea —ese 2% aparentemente inalcanzable—, pese a que, según la teoría económica, el aumento de la masa monetaria debería conllevar una presión inflacionista. Pero ahí está una de las claves. “La evolución de la inflación a corto plazo puede condicionar la política monetaria de la UE y, a partir de ahí, el euríbor”, dice Robles. Por el contrario, si, como todo indica, el BCE profundiza en su política monetaria, “vamos a ver el euríbor cotizando cerca de sus mínimos históricos, por lo menos este final de año y principios del que viene”, augura Robles. Seguidamente, si empezara una recuperación progresiva, es posible que el índice “vaya avanzando poco a poco” hacia el nivel cero, “pero, desde luego, la previsión en el corto plazo es un estancamiento por debajo del -0,40%”.
Subrogar para mejorar condiciones
No solo las hipotecas variables disfrutan de tipos bajos gracias a la cotización del euríbor por los suelos, sino que la nueva guerra que se libra entre los bancos por tener los préstamos hipotecarios fijos más competitivos ofrece un escenario excepcionalmente favorable para sus clientes. “En los últimos meses hemos observado como entidades que antes no contaban con hipotecas a tipo fijo, ahora las han añadido a su oferta”, destaca Colombelli. Es el caso de ING, EVO Banco y MyInvestor, entre otros.
La oferta encuentra la demanda, puesto que en agosto las hipotecas fijas que se contrataron fueron casi el mismo número que las variables, según los últimos datos del INE. Una señal de que “los usuarios buscan en los actuales tipos fijos, más parecidos a los variables que veíamos en el mercado hace unos años, la tranquilidad y la estabilidad, ante un contexto de incertidumbre económica”, interpretan desde iAhorro.
“Pese a que el final de año es un período sin grandes movimientos en las ofertas comerciales, la clave siempre está en la negociación para conseguir las mejores condiciones. Los bancos están ofreciendo también más bonificaciones que les permiten todavía ser más competitivos”, subraya Colombelli. En este sentido, la subrogación —es decir, el traslado de una hipoteca de una entidad a otra— puede ser muy interesante, ya que, para captar clientes, el banco receptor estará dispuesto a mejorar las condiciones originarias del préstamo. “Si hace 10 años la media de tipos a la que se firmaban hipotecas rondaba el 4%, ya es posible conseguir unos tipos fijos al 1,5% y variables de euríbor más 0,75%”, explica Colombelli. “Si hemos comprado casa en la última década, estamos ante un momento espectacular para subrogar”, concluye.