China alardea de poder y estrecha el control sobre Hong Kong

Pekín se fija una meta de crecimiento superior al 6% para este año al inaugurar su sesión legislativa anual

El primer ministro chino, Li Keqiang, en el discurso de inauguración de la sesión legislativa anual.ROMAN PILIPEY (EFE)

El presidente de China, Xi Jinping, opina que el tiempo, y el impulso, están del lado de su país. Que el Este asciende mientras Occidente contempla su decadencia. Pero también, que el mundo atraviesa una etapa de graves incertidumbres, y Pekín debe tomar todas las precauciones posibles para protegerse de los riesgos que puedan bloquear su auge. Una visión que la inauguración de la ...

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El presidente de China, Xi Jinping, opina que el tiempo, y el impulso, están del lado de su país. Que el Este asciende mientras Occidente contempla su decadencia. Pero también, que el mundo atraviesa una etapa de graves incertidumbres, y Pekín debe tomar todas las precauciones posibles para protegerse de los riesgos que puedan bloquear su auge. Una visión que la inauguración de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, equivalente al parlamento chino), el gran acto político de cada primavera, ha reforzado este viernes con derroche de pompa y circunstancia. El Gobierno anunció una previsión de crecimiento superior al 6% este año y una reforma electoral en Hong Kong que refuerza el control sobre la oposición.

El objetivo de crecimiento anunciado por el primer ministro, Li Keqiang, es muy modesto para los estándares chinos, pero a la vez mucho mejor que el resto de las grandes economías mundiales, que se espera que sigan lastradas por la pandemia. El nuevo plan quinquenal aumentará la inversión en tecnología e innovación para blindar la economía ante posibles presiones occidentales, especialmente de EE UU. Y se pondrá coto a la oposición demócrata de Hong Kong, a la que una drástica reforma electoral cerrará de facto cualquier posibilidad de ganar nunca unos comicios.

Xi no habló; el protocolo de la primera jornada de sesiones no lo prevé. Pero, aunque quien pronunciaba el discurso era Li Keqiang, no quedaba duda de quién era la figura dominante en el estrado del salón principal en el Gran Palacio del Pueblo. “Debemos nuestros logros del año pasado al firme liderazgo del Comité Central del Partido, con el camarada Xi Jinping en el centro”, afirmaba Li. Su alocución, de algo menos de una hora, mencionó 13 veces al jefe de Estado y secretario general del Partido Comunista. Entre banderas rojas y toda la pompa de las grandes ocasiones del sistema, casi 3.000 delegados, la mayoría protegidos con una mascarilla azul y todos previamente vacunados contra la covid, pasaban al unísono las páginas del texto.

Era el momento de ponerse medallas. Un año después de que estallara la pandemia, China ha dado casi por totalmente controlado el coronavirus dentro de su territorio, y en 2020 fue la única gran economía que creció, un respetable 2,3%. “Frente al impacto adverso y grave de una epidemia repentina de coronavirus y una profunda recesión económica, los chinos hemos respondido con enorme tenacidad”, se congratulaba el primer ministro.

Pero el gasto del consumo sigue aún sin despegar, y la fórmula que estimuló la remontada económica mediante la inversión industrial tras la pandemia no es sostenible, por lo que “hay que apuntalar un poco más la base para completar la recuperación”. La meta de crecimiento para este año, un 6%, es modesta dada la baja base del año anterior, y debería cumplirse sin problemas, salvo desastre. Las expectativas del Fondo Monetario Internacional para China son de un 8,1% en 2021.

“Es claro que los dirigentes siguen percibiendo que la recuperación de China encara vientos de frente. Un clima global incierto, alimentado por la propagación global de la covid, un panorama geopolítico cambiante y una recuperación interna solo en ciernes significa que los líderes seguirán alerta acerca de riesgos en el crecimiento económico”, apuntan en una nota los analistas de HSBC Global Research.

En el terreno interno, uno de los grandes riesgos, si no necesariamente económicos sí políticos, que percibe Pekín es el de la posibilidad de una nueva ola en Hong Kong de resistencia a su mandato. Y está decidido a extirparlo. Los delegados en la Asamblea Nacional Popular abordarán en los próximos días una propuesta de reforma electoral que garantizará que solo “verdaderos patriotas” puedan ocupar la más mínima brizna de poder político en el territorio autónomo.

El contenido de la reforma aún no se ha hecho público, pero un alto funcionario legislativo, Wang Chen, adelantó algunas guías en una intervención ante los delegados. Cambiará la composición, el número y la forma de seleccionar al comité electoral, el grupo de 1.200 notables, seleccionados en su mayor parte entre grupos afines a Pekín, que nombran al jefe del gobierno autónomo.

Este organismo verá potenciado su papel. El comité será el encargado de aceptar las candidaturas electorales y podrá designar directamente a una proporción importante de diputados en el Consejo Legislativo, el parlamento autónomo actualmente de 70 escaños. “Los disturbios y turbulencias que ocurrieron en la sociedad hongkonesa (durante las manifestaciones contra Pekín de 2019) revelan que el sistema electoral existente tiene claros vacíos legales y deficiencias”, destacaba Wang.

La reforma asestará un golpe casi definitivo a la maltrecha oposición hongkonesa, 47 de cuyos miembros más destacados están imputados —y 43 de ellos en prisión preventiva— por subversión tras haber participado, supuestamente, en la organización o como candidatos en unas primarias el verano pasado. Aquella convocatoria buscaba presentar una candidatura unificada de oposición que aumentara la posibilidad de lograr la mayoría en las elecciones legislativas.

Las autoridades en Pekín también perciben como gran riesgo el que durante la Administración de Joe Biden continúen los roces con Estados Unidos, después de cuatro años de tensiones al rojo vivo durante el mandato de Donald Trump que desencadenaron una guerra comercial y tecnológica y gravosas sanciones contra Huawei y otras empresas tecnológicas chinas.

La apuesta para hacerle frente: potenciar el desarrollo de un sector tecnológico nacional potente e innovador, que reduzca la dependencia del extranjero y que se convierta en motor de crecimiento en los próximos años, hasta cumplir en 2035 el sueño de hacer de China una economía desarrollada. El 14 Plan Quinquenal, que regirá la economía hasta 2025 y presentado este viernes, prevé, entre otras cosas, aumentar en un 7% su gasto anual en I+D en los próximos cinco años. Este ejercicio, la inversión en investigación básica crecerá por encima del 10%. Entre las áreas que quiere impulsar, se encuentran los semiconductores, la biotecnología y la investigación genética, la información cuántica o la inteligencia artificial de nueva generación.

Para este año, el país aspira a crear más de 11 millones de nuevos puestos de trabajo en las ciudades, dos millones más que el año pasado. Calcula que su tasa de paro —que excluye a los cerca de 300 millones de migrantes rurales que se calcula que viven en las urbes del país— será del 5,5%, ligeramente menor al 5,6% de 2020, y por debajo del 6,2% oficial que alcanzó en lo peor de la pandemia, en el primer trimestre del año pasado. Además, prevé un déficit presupuestario en torno al 3,2% del PIB, por debajo del 3,6% por ciento que se trazó como meta en 2020. El objetivo de inflación se establece en el 3%, mientras que en el ejercicio previo había calculado un 3,5%.

La sesión inaugural de la ANP abordó otro problema acuciante para China: la caída en los nacimientos y el acelerado envejecimiento de la población. Según apuntó Li Keqiang, Pekín trabajará para lograr que el índice de natalidad sea “apropiado”, una declaración que apunta a la posibilidad de que se eliminen de manera definitiva las restricciones que aún existen a tener más de dos hijos por pareja.

“Pondremos en práctica una estrategia nacional para afrontar el envejecimiento de la población, y mejoraremos el sistema de servicios sociales con el foco puesto en los cuidados a ancianos y niños”, aseguró el primer ministro. También está previsto, reveló, elevar la edad reglamentaria para la jubilación “de manera gradual”. En la actualidad, la edad está fijada en los 60 años para los varones y los 55 para las mujeres, aunque ese requisito puede rebajarse hasta los 50 años, en el caso de mujeres en puestos de trabajo de mayor desgaste físico.

Un 6,8% más para Defensa

La rivalidad con Estados Unidos se refleja también en el presupuesto de Defensa. En un informe complementario emitido por el Ministerio de Finanzas, el Gobierno ha fijado para este ejercicio un aumento del 6,8% para esta partida, que alcanzará los 1,3 billones de yuanes (unos 174.000 millones de euros). Es una ligera subida con respecto al año pasado, cuando esta partida creció un 6,7%, y que supone que, calculado en dólares, esta partida superará por primera vez los 200.000 millones, aunque aún le deja muy a la zaga de Estados Unidos, el primer país del mundo por gasto militar. Por contra, se contrae la asignación para el Ministerio de Asuntos Exteriores, en un 1,9%.

China sostiene que estos aumentos son necesarios para lograr unas Fuerzas Armadas a la par que sus rivales occidentales, mejorar las condiciones de sus soldados y defender adecuadamente sus fronteras.

China mantiene disputas territoriales con media docena de países en el mar del Sur de China, del que reclama la soberanía sobre la casi totalidad de las aguas. Su frontera con India ha visto un aumento de las tensiones a lo largo de los últimos meses. Y nunca ha renunciado a utilizar la fuerza para lograr la unificación con Taiwán, a la que considera parte inalienable de su territorio.


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