El crédito a empresas se paraliza a la espera de la recuperación
Las entidades comunican al Banco de España que limitarán la financiación en los próximos meses a pesar del aumento de la demanda previsto
El crédito a empresas ha sufrido un parón en los últimos tres trimestres. Con la pandemia y el confinamiento, las compañías se endeudaron en masa para aguantar. Entre febrero y junio del año pasado, el stock de financiación aumentó en unos 55.000 millones, un movimiento que tuvo además el fuerte respaldo de los avales del ICO, que garantizaban al banco más del 70% del préstamo. Sin embargo, desde entonces el montante apenas ha repuntado. Se ha pasado de un comportamiento propio de una situación tempora...
El crédito a empresas ha sufrido un parón en los últimos tres trimestres. Con la pandemia y el confinamiento, las compañías se endeudaron en masa para aguantar. Entre febrero y junio del año pasado, el stock de financiación aumentó en unos 55.000 millones, un movimiento que tuvo además el fuerte respaldo de los avales del ICO, que garantizaban al banco más del 70% del préstamo. Sin embargo, desde entonces el montante apenas ha repuntado. Se ha pasado de un comportamiento propio de una situación temporal a un patrón más habitual en las crisis: el crédito no sube por la incertidumbre y la caída de la demanda. Su evolución en los próximos meses, ahora que se atisba un horizonte de vacunación, será determinante en la inversión y la recuperación.
La concesión de crédito ha experimentado un parón desde mediados del año pasado. El saldo total apenas ha variado desde junio. Y las peticiones de avales del ICO han sufrido una importante ralentización desde agosto. Así se aprecia también en la última encuesta sobre préstamos publicada la semana pasada por el Banco de España: “Durante el primer trimestre de 2021 se habría vuelto a producir, tanto en España como en la unión monetaria, una ligera contracción de la oferta crediticia en casi todos los segmentos, que estaría vinculada con un aumento de los riesgos percibidos por las entidades”. El estudio sostiene que además “las peticiones de préstamos habrían retrocedido de forma generalizada”.
O lo que es lo mismo: no solo los bancos estarían restringiendo algo la financiación ante la persistencia de la incertidumbre y el posible aumento de la mora en los próximos meses; las empresas también estarían demandando menos crédito.
Una de las razones de este parón reside en el fuerte aumento de la deuda. Tras una década en la que las compañías habían conseguido reducir su endeudamiento en unos 50 puntos de PIB, la pandemia ha vuelto a elevarla. Con la burbuja, la ratio de deuda empresarial sobre PIB se disparó hasta el 120% en 2010. Año a año fue descendiendo hasta el 73% registrado en 2019. Y el año pasado subió hasta el 85% del PIB, un incremento de más de 10 puntos en un solo ejercicio que en buena medida se explica por la caída del denominador. Es decir, debería corregirse algo conforme la economía recupere tamaño.
Además, como señala el Banco de España, este incremento se ha concentrado sobre todo en las actividades más golpeadas por la pandemia, con un tamaño escaso y una menor capacidad para generar recursos. Por ejemplo, la deuda bancaria de la hostelería se ha disparado desde los 26.000 millones hasta los 35.000. Con la única ayuda de los ERTE para hacer frente a las restricciones, el aumento de sus pasivos ha sido del 31% frente al 6% que subió en el conjunto de empresas y frente a la estabilización de años anteriores. Esto implica que las firmas vulnerables son las que han acumulado deuda y probablemente hayan llegado a un punto en el que no pueden contraer más.
Es más, la banca lleva al menos seis meses endureciendo la concesión a estos sectores, según datos del Banco de España. Mientras que en marzo de 2020 las empresas presentaban un balance saneado y la expectativa era de enfrentarse a algo transitorio, en la actualidad tienen unas cuentas muy malas del año pasado y una gran incertidumbre sobre su capacidad de devolución. En la mencionada encuesta de préstamos, el Banco de España resalta que la restricción está afectando principalmente a las pymes.
La situación se antoja muy desigual. Otra razón de que el crédito no aumente es que las empresas que están bien han atesorado abundante liquidez. Los depósitos de las compañías se han disparado en unos 50.000 millones. Un hecho que también refleja esta polarización es que las empresas que obtienen el crédito logran mejores condiciones de financiación, en parte por las inyecciones del BCE, en parte porque la banca concentra los préstamos en sociedades con fundamentos sólidos.
De acuerdo con la encuesta de préstamos, las entidades han comunicado que en los próximos meses prevén restringir el crédito a pesar de que la actividad debería estar repuntando conforme se avanza en la vacunación y mejoran las perspectivas para invertir. De hecho, los propios bancos anticipan que la demanda aumentará. Esta divergencia entre la oferta y la demanda de crédito podría representar un obstáculo a la recuperación y el Banco de España está vigilando de cerca esta evolución.
Agilizar las ayudas
De momento, la inversión empresarial no ha ido tan mal como la caída del PIB por las compras de equipos y programas que se hicieron a toda prisa para poder teletrabajar o vender por internet. Pero tampoco se está observando un repunte sólido para pertrecharse ante la recuperación que se adivina una vez haya un porcentaje alto de población vacunada. La llegada de fondos europeos podría estar demorando la mejora de la inversión privada, a la espera de ver cómo pueden aprovechar estos recursos las empresas. Pero sobre todo parece que la incertidumbre sobre el ritmo de vacunación y las nuevas cepas podría estar posponiendo la vuelta de la inversión.
La evolución de la inversión y el crédito tendrá un papel fundamental en la fortaleza de la recuperación que se prevé. Y dependerá en gran medida de si el canal bancario funciona con normalidad. Hasta ahora no se ha visto ninguna señal de una crisis crediticia, señalan fuentes financieras.
No obstante, el frenazo de los préstamos ICO revela las limitaciones de las medidas del Gobierno. Los ICO y los ERTE han valido para sostener con éxito las rentas y la liquidez. Pero como subrayan los expertos, no son una solución a la deuda que muchas empresas tuvieron que tomar en ocasiones simplemente para sufragar costes fijos. De ahí la necesidad de ayudas directas, reestructuraciones de los ICO y una reforma concursal que agilice las quitas.
Aunque el Gobierno ha empezado a articular estas iniciativas, los servicios de estudios de Fedea y Funcas han alertado de que pueden llegar con retraso. Fedea reclamaba la semana pasada la necesidad de acelerar las ayudas, algo que en su opinión no parece sencillo en tanto que las gestionen las comunidades. Numerosas empresas que en condiciones normales eran viables pueden acabar no siéndolo por la deuda.
La suma de deuda pública y privada, en cotas de la burbuja
La suma de la deuda de empresas, familias y Estado alcanzó al cierre del año pasado el 267% del PIB. Se trata de unas cotas muy elevadas y que rozan máximos de la pasada burbuja, cuando se superó ligeramente el 270% del PIB allá por 2012 y 2013. Una caída de la economía del 10,8% reduce el denominador y explica parte del incremento. En 2019 estaba en el 225% del PIB. El otro motivo es la fuerte subida de la deuda pública y empresarial. La de las Administraciones engordó en 156.000 millones el año pasado. Y la de las empresas, en 48.000 millones. Aun así, la economía debería rebotar este año y el que viene, reduciendo el coeficiente sobre PIB. Y los tipos bajos del BCE aliviarán la carga de la deuda. No obstante, estas cifras subrayan el reto al que se enfrenta la economía española, muy vulnerable a estos pasivos sobre todo porque una proporción importante está en manos extranjeras que tienen que refinanciarlos. Y en algún momento el BCE tendrá que frenar sus compras de deuda.