Los rateros que entraron en la CNMV para dejar huella
Durante 30 minutos accedieron a los despachos y la Comisión Nacional del Mercado de Valores dedujo que quisieron que “constara la invasión para crear incertidumbre”. La seguridad les dejó pasar
2005 fue un año convulso para la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Empezó con la guerra entre Sacyr y el BBVA, y una serie de acontecimientos que afectaron al entonces vicepresidente, Carlos Arenillas, que sufrió un espionaje de los movimientos de su vehículo oficial, la intervención de su teléfono profesional e incluso la entrada de unos individuos en su domicilio particular.
Meses después, cuando parecían más calmadas las aguas, llegó otro sobresalto, una incursión en las oficinas de la C...
2005 fue un año convulso para la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Empezó con la guerra entre Sacyr y el BBVA, y una serie de acontecimientos que afectaron al entonces vicepresidente, Carlos Arenillas, que sufrió un espionaje de los movimientos de su vehículo oficial, la intervención de su teléfono profesional e incluso la entrada de unos individuos en su domicilio particular.
Meses después, cuando parecían más calmadas las aguas, llegó otro sobresalto, una incursión en las oficinas de la CNMV. En la madrugada de un día de Santiago Apóstol, el 25 de julio de 2005, dos “rateros”, según la policía, se pasearon por los despachos rebuscando en ordenadores de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y se marcharon sin que nadie les dijera nada. Ahora la Fiscalía Anticorrupción ha aceptado la petición de Arenillas, y ha pedido investigar este asalto así como el hostigamiento que sufrió este directivo.
Arenillas sospecha que lo que le sucedió a él y el asalto a la CNMV fue obra del comisario jubilado José Manuel Villarejo, cuando estaba contratado por el BBVA, presidido entonces por Francisco González. Y así lo ha trasladado ante el juez de la Audiencia Nacional que investiga la operación Trampa, que afecta al BBVA dentro del caso Tándem. El BBVA está investigado por cohecho, revelación de secretos y corrupción en los negocios por los pagos que hizo al excomisario José Villarejo por trabajos de espionaje, y el entonces presidente, Francisco González, por los delitos de cohecho y revelación de secretos.
La incursión, minuto a minuto
Casi 16 años después del asalto a la CNMV, EL PAÍS ha accedido al documento interno de su Comisión Ejecutiva en el que se detalla por dónde fueron los dos intrusos, lo que fisgaron, lo que revolvieron en los despachos para marcharse por la puerta, por donde habían entrado, sin ser detenidos, aunque presentaran identidades falsas.
Los asaltantes entraron en unas plantas que el supervisor de los mercados tenía alquiladas en un edificio de la calle Serrano de Madrid, TorreSerrano. Lo que se describe aquí es lo que los funcionarios de la CNMV vieron en la grabación de las cámaras de seguridad.
06:41:40 Se encienden las luces de la 2ª planta.
06:41:57 Salen dos personas no identificadas del ascensor de la 2ª planta. Se dirigen a la puerta por la que accede el personal de la Comisión y comprueban que está cerrada.
06:42:13 Acceden por la puerta de emergencia.
06:48:58 Salen por la misma puerta y van a bajar por las escaleras, pero retroceden y suben a la 3ª planta.
06:50:40 Se dirigen a la puerta de emergencia y acceden a las dependencias.
06:52:40 Salen y entran al servicio de caballeros.
06:57:25 Suben a la cuarta planta por las escaleras.
06:57:53 No pueden acceder a las dependencias porque las puertas están cerradas. Se dirigen a la 5ª planta por las escaleras.
07:10:00 Salen del edificio.
El visionado de estos registros se realizó por el director general de Entidades, junto con el guardia de seguridad de la CNMV, a primera hora de la mañana del día 26 de julio, tras detectar un despacho desordenado donde faltaba un móvil y que en otro había un portátil abierto. La CNMV contactó con la seguridad de TorreSerrano, que les facilitó nombres y DNI de las personas que accedieron al edificio.
Alguien dejó los tornos abiertos
“Se comprobó que al menos un DNI era falso y correspondía a otra persona”, indica el documento. “No se les entregó tarjeta de visita, ya que al ser festivo se dejan los tornos abiertos”, apunta el informe. La CNMV investigó por qué se dejaban los tornos abiertos. El guardia de seguridad admitió que no verificó los DNI de los que accedieron y que solo le dijeron los números del carné, sin exhibirlos. No supo explicar por qué estaban abiertas las puertas de emergencia de la segunda y tercera planta ni cómo es posible que la ronda de seguridad no lo detectara.
Cuando llegaron los dos intrusos, “al no estar entre las personas autorizadas a acceder a las dependencias de la CNMV, se les franqueó el paso; tras una primera negativa se autorizó el acceso al manifestar el control de Serrano 47 que los visitantes disponían de la llave”, algo que la Comisión consideró muy extraño. La CNMV concluyó que TorreSerrano no era seguro por lo que trasladaron los despachos a la sede de la Comisión.
La posibilidad de instalar o retirar micros
La Dirección de Sistemas “verificó que no había habido intrusión en los sistemas de información de la CNMV”. El entonces presidente de la CNMV, Manuel Conthe, informó de los hechos al secretario de Estado de Seguridad. El expresidente recuerda que un periodista llamó a la CNMV afirmando que los asaltantes querían colocar micrófonos. La policía no pudo aclararlo porque, dijeron, ellos nunca buscaron si había micros.
No obstante, en el informe que se presentó al comité ejecutivo de la CNMV el 29 de julio de 2005, al que ha tenido acceso EL PAÍS, se dice que los asaltantes quisieron “dejar rastro y que constara la invasión para crear incertidumbre”. También se menciona como una posibilidad “la instalación o retirada de sistemas de escucha, que pondría de manifiesto que la CNMV es objeto de una investigación o espionaje por parte de algún interesado”.
Tres días después del asalto, el 28 de julio, a las 21:30 horas, tres policías se presentaron en las oficinas de la CNMV para pedir la grabación. Conthe no recuerda que después presentaran ningún informe del asalto ni se identificara o detuviera a nadie. La CNMV dijo que el asalto no había tenido consecuencias graves y nadie dimitió. La incursión les salió gratis.