La rebeldía de Uruguay tensa al máximo Mercosur

Lacalle Pou defiende en la cumbre de presidentes la decisión de romper la regla que impide a los socios firmar acuerdos comerciales por fuera del bloque

El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y varios de sus ministros participan de la cumbre de presidentes de Mercosur celebrada este jueves de manera virtual,RICARDO REY (AFP)

Uruguay ha pateado el tablero y Mercosur atraviesa la que tal vez sea la peor crisis desde su nacimiento, en 1991. Su presidente, Luis Lacalle Pou, defendió este jueves ante sus pares la decisión de firmar acuerdos comerciales por fuera del bloque, algo que está prohibido por estatuto. “El mundo no nos va a esperar. Por eso, con tranquilidad, les queremos decir que hacia allá va el Uruguay, ojalá vayamos todos juntos”, advirtió Lacall...

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Uruguay ha pateado el tablero y Mercosur atraviesa la que tal vez sea la peor crisis desde su nacimiento, en 1991. Su presidente, Luis Lacalle Pou, defendió este jueves ante sus pares la decisión de firmar acuerdos comerciales por fuera del bloque, algo que está prohibido por estatuto. “El mundo no nos va a esperar. Por eso, con tranquilidad, les queremos decir que hacia allá va el Uruguay, ojalá vayamos todos juntos”, advirtió Lacalle Pou a sus socios por videconferencia. La rebelión uruguaya apunta contra Argentina, que defiende a ultranza las normas acordadas hace 30 años en Asunción, y la mirada de Brasil, que está de acuerdo con “flexibilizar” Mercosur pero sin fracturar la unidad. Paraguay, en tanto, apoya en silencio la posición de Montevideo.

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Los reclamos de todos los miembros, salvo Argentina, para poder negociar acuerdos con otros países al margen de Mercosur son antiguos. Uruguay, y en menor medida Paraguay, han llevado la voz cantante de la protesta. Mientras Argentina y Brasil acaparan la mayor parte del comercio intrazona y lideran las negociaciones con terceros países, los dos socios más pequeños consideran que no reciben los beneficios esperados. El 26 de mayo, en una cumbre extraordinaria con motivo del 30 aniversario de Mercosur, Lacalle Pou dijo que Mercosur era un lastre a la apertura económica de su país. El argentino Alberto Fernández le respondió entonces que si consideraba que el Mercosur era “una carga demasiado pesada” podía “cambiar de barco” cuando quisiese.

Uruguay pareció tomar el guante lanzado por el argentino. En la víspera de la cumbre de este jueves, el canciller uruguayo, Francisco Bustillo, comunicó a sus pares que su país “comenzará a conversar con terceros para negociar acuerdos comerciales extrazona”. Lacalle Pou dijo en su discurso que eso no supone romper con Mercosur porque la decisión “no significa vulnerar ni violentar la regla de consenso” que rige las decisiones del bloque. “El fin último es una pertenencia al bloque”, dijo. Sin nombrar a Lacalle Pou, el argentino Alberto Fernández recordó que el Tratado de Asunción, fundacional de Mercosur, establece “por un lado, que las negociaciones deben iniciarse y concluirse de manera conjunta. En segundo lugar, cualquier propuesta debe estar basada en la regla del consenso”.

No solo la “flexibilización” divide a los socios. Brasil, y también Uruguay, promueven además una reducción drástica del Arancel Externo Común (AEC) que regula el ingreso de productos extrazona con una penalización promedio de 14%. Bolsonaro estuvo presente en la cumbre de presidentes desde Brasil. La estrategia de Brasilia ha sido desde siempre promover acuerdos comerciales bilaterales y reducir el AEC, pero dentro de las normas del bloque. Toma nota que Argentina es su principal socio comercial gracias, justamente, al comercio intrazona. Tiene además la presión de los grandes industriales. La poderosa Confederación Nacional de la Industria (CAI) brasileña difundió un comunicado donde advirtió que la estrategia rupturista de Uruguay no ayuda al avance del bloque. “Mercosur precisa de ajustes y perfeccionamientos, pero continúa siendo el que más resultados económicos y sociales proporciona a Brasil”, dice el comunicado, que destaca el reciente acuerdo de libre comercio con la Unión Europea.

Por todo esto, el presidente Bolsonaro no dio este jueves indicios de que vaya a seguir los pasos de Lacalle Pou. Incluso dijo, bromeando, que la única rivalidad con sus vecinos suramericanos es con Argentina, por el fútbol. “El domingo vamos a ganar 5-0 en el Maracanã”, afirmó, con su mano extendida a la cámara, sobre la final de la Copa América que de disputará el sábado en el mítico estadio brasileño.

Bolsonaro subrayó, eso sí, que la prioridad debe ser “la revisión de la tarifa del arancel común y la adopción de flexibilizaciones para la negociación de acuerdos comerciales con socios externos”. Y lamentó que durante los últimos seis meses, periodo en que Argentina ejerció la presidencia pro tempore del bloque, no se cumplieron “las expectativas y necesidades de modernización del Mercosur” que tienen los socios. Pero no pateó el tablero. “No podemos dejar que el Mercosur sea visto como sinónimo de ineficiencia, de desperdicio de oportunidades y de restricciones comerciales”, dijo. La presidencia pro tempore de Brasil, que inicia este jueves y termina a finales de año, se enfocará en la modernización de la agenda económica.

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