La gran dama del detergente en Europa es sevillana, trabaja en la universidad y factura 423 millones

Tras la muerte de su marido, Concha Yoldi asume la presidencia de Persán, firma fundada por su abuelo en 1941

Concha Yoldi, presidenta de Persán, en la Universidad de Sevilla, antigua Fábrica de Tabacos de la ciudad, el 22 de junio.PACO PUENTES

Millones de europeos hacen a diario sus coladas con detergentes fabricados en Sevilla. Tres de cada cuatro cápsulas monodosis se producen en la principal fábrica de Persán, compañía líder de su sector en el continente, que preside desde marzo la empresaria andaluza Concha Yoldi (Sevilla, 66 años), después de toda una vida vinculada a la firma fundada por su abuelo en 1941.

Yoldi asume el cargo tras el fallecimiento de su marido, José Moya Sanabria, presidente de Persán desde 1994. A su muerte, la compañía sevillana de detergentes y suavizantes había alcanzado una facturación récord de 4...

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Millones de europeos hacen a diario sus coladas con detergentes fabricados en Sevilla. Tres de cada cuatro cápsulas monodosis se producen en la principal fábrica de Persán, compañía líder de su sector en el continente, que preside desde marzo la empresaria andaluza Concha Yoldi (Sevilla, 66 años), después de toda una vida vinculada a la firma fundada por su abuelo en 1941.

Yoldi asume el cargo tras el fallecimiento de su marido, José Moya Sanabria, presidente de Persán desde 1994. A su muerte, la compañía sevillana de detergentes y suavizantes había alcanzado una facturación récord de 423 millones de euros en 2020 (un 22% más que en 2019), inmersa en un plan de expansión internacional con presencia en España, Polonia y Francia.

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En ese contexto, Concha Yoldi continúa el legado familiar, después de 25 años en la vicepresidencia. Yoldi es también presidenta del Consejo Social de la Universidad de Sevilla. Heredera de la empresa familiar Persán, donde ha pasado por casi todos los escalones profesionales, ha sido sucesivamente jefa de Compras, directora de Compras y Aprovisionamiento, miembro del comité de dirección y vicepresidenta del consejo de administración.

“Ha sido una clara apuesta por la continuidad. Era lo que estaba previsto: continuidad en todo, no solo en la presidencia de la empresa, sino en el capital, que sigue estando 100% en manos de la familia. Y continuidad también en el mismo órgano responsable de la estrategia de la compañía, con nuestro consejero delegado, Antonio Somé, junto a los vicepresidentes Francisco Javier y Juan Moya Yoldi”, explica Concha Yoldi, que cita a EL PAÍS —y no es casual— en su despacho de la Universidad de Sevilla, en la antigua Fábrica de Tabacos de la capital andaluza.

El perfil único de Yoldi en el mundo de la empresa andaluza se vertebra, precisamente, en ese doble rol. “Yo digo siempre que soy un compendio de las dos cosas, de la universidad y de la empresa. Mi abuelo paterno fue el primer catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla y mi abuelo materno fue quien fundó Persán. Yo soy el resultado de ambas formaciones”.

“Cuando accedo a la presidencia del consejo social”, recuerda, “pongo el foco precisamente en esa alianza. En la Universidad de Sevilla hay más de 600 grupos de investigación. Y, por otro lado, como sabemos, el tamaño de las empresas en Andalucía, pero también en España, es mínimo. ¿Cuántas micropymes hay? No pueden tener departamentos de I+D+i. Qué bonito sería que la universidad se convirtiera en ese departamento que necesitan todas estas pequeñas empresas, donde además hay tantísimos investigadores trabajando continuamente”.

Cuartel general

Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Sevilla y trabajadora “machaca”, como se define, mantiene activos sus dos despachos, el de la institución académica en pleno casco histórico de la capital y el que acaba de ocupar en Persán, la fábrica a la salida de Sevilla dirección Málaga que está catalogada como la mayor factoría de detergente de Europa y una de las mayores del mundo, con 1.100 empleados. “Aquí está la sede central de la compañía y desde aquí se lideran todas las operaciones de crecimiento de la empresa”, relata.

Estos días, Yoldi se encuentra adecuando el antiguo despacho de José Moya, al que se ha trasladado. Allí ha encontrado, cuenta, “ordenando unos cajones de la mesa de mi marido, la firma del crédito que hicimos al Banco Atlántico sin el cual estábamos prácticamente en quiebra cuando refundamos la empresa”. Y es que el Persán que conocemos hoy es producto de la visión emprendedora del matrimonio Moya-Yoldi, que en 1994 se hace con el control de una compañía “que estaba prácticamente en quiebra y hoy es una de las empresas químicas más punteras de España y un referente entre los fabricantes de detergente en toda Europa”, reconoce.

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La historia es como sigue: “Persán estaba a punto de suspender pagos, la situación era dramática. Por aquel entonces yo llevaba en torno a 10 años en la empresa y quise convencer a mi marido para que entrara en la compañía. Me costó bastante, él tenía el prurito de que era una cuestión mía, un asunto de la familia. Pero finalmente avalamos con nuestro patrimonio personal, que en aquellos momentos no era muy importante como era natural, un crédito que tenía la compañía para poder pagar las nóminas de agosto de 1994”.

¿Y por qué su marido? “Por su experiencia. Él venía de la consultoría de empresa, de control presupuestario, y la verdad es que en aquel momento su preparación era muy superior a la mía. Él, además, ha sido una persona extraordinaria, con una cabeza privilegiada, muy creativo, tenía un pensamiento disruptivo como se dice ahora. Evidentemente, era la persona”, recuerda.

De este modo, el matrimonio Moya-Yoldi reordenó un capital totalmente disperso con la entrada de fondos de capital de riesgo y las cajas sevillanas y reflotó la compañía con una completa reestructuración de su producción. En el año 2000 la familia ya era la propietaria del 50% del capital de la sociedad, y con la salida de los fondos en 2004 y de las cajas en 2009, se hizo con el control total de la empresa. “Esos logros se han basado en la forja de relaciones a largo plazo con proveedores, clientes y banca, entre otros”, explica la presidenta. Al asumir el cargo, Yoldi continuará por tanto “trabajando en la senda de fortalecimiento de los acuerdos actuales, nuevas alianzas, la extensión de las operaciones a otros productos y un nuevo salto en la expansión geográfica”.

En este contexto, Yoldi continuará con el impulso del plan de inversiones, que en 2020 alcanzó los 25 millones de euros, en el que destacan la adquisición de un suelo en Polonia para trasladar su actual plan de producción “a unas nuevas instalaciones con mayor capacidad y con mayor desarrollo tecnológico”, así como la apuesta por las tecnologías de cápsulas para el lavado de la ropa y de vajilla. Para este último segmento han adquirido a uno de sus principales aliados, Unilever, una fábrica en Francia.

“Nosotros hicimos un plan estratégico, con José Moya aún muy activo, para 2019-2023. Ya estamos en la segunda parte de este plan, y hay varios hitos importantes que ya se han cumplido, como la compra a Unilever. Allí queremos hacer un centro de excelencia europeo en la tecnología de lavavajillas a máquina. Unilever ya era líder en el mercado, por lo que han aportado su experiencia y a las personas especialistas en esto”. De momento, Persán está presente en España, Polonia y Francia. “Hemos intentado seguir siempre a nuestros clientes estratégicos en aquellos países en los que estaban más implantados. Y la elección de Polonia viene un poco en esa línea”, explica.

No obstante, la lista de países con los que trabaja la compañía es mucho más amplia: Italia, Portugal, Francia, Alemania, Austria, Bélgica, Países Bajos, Suiza, Reino Unido, Irlanda, Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Colombia… Hasta 40 países. “Estamos fabricando para las marcas líderes de los principales países europeos: en España, Reino Unido, Francia y Portugal, nuestros clientes copan el 75% de sus mercados”, aclara Concha Yoldi.

La presidenta de Persán lo es también de la fundación del mismo nombre, desde donde trabaja desde hace tres lustros por la inserción laboral y social de colectivos vulnerables, con especial atención a la población inmigrante. “Teníamos claro desde los inicios que lo que de verdad les da dignidad a las personas es el empleo. Ser capaces de sostenerse a sí mismos. A nosotros nos iban muy bien los números y pensamos que teníamos que hacer algo por contribuir a la generación de empleo. Es compromiso social”, concluye.

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