Grifols perdió 108 millones entre enero y marzo por los costes de reestructuración de la compañía
La multinacional sube más de un 6% en Bolsa tras la mejora en los ingresos y el nombramiento de Glanzmann como consejero delegado
La transformación que Grifols está llevando a cabo, tanto en su gobernanza como en su estructura operativa, está empezando a dar frutos. Para atajar la crisis de su cotización, la multinacional de hemoderivados ha emprendido un plan para optimizar sus activos y una serie de cambios en su organización que culminaron este lunes con el anuncio de que Thomas Glanzmann, presidente ejecutivo, también asumirá el cargo de consejero delegado, ...
La transformación que Grifols está llevando a cabo, tanto en su gobernanza como en su estructura operativa, está empezando a dar frutos. Para atajar la crisis de su cotización, la multinacional de hemoderivados ha emprendido un plan para optimizar sus activos y una serie de cambios en su organización que culminaron este lunes con el anuncio de que Thomas Glanzmann, presidente ejecutivo, también asumirá el cargo de consejero delegado, apartando así a la familia de la primera línea ejecutiva. Grifols ha comunicado este martes los resultados financieros del primer trimestre —volver a las comunicaciones trimestrales fue, de hecho, uno de los cambios promovidos para calmar a los mercados, preocupados por la elevada deuda de la empresa—, que muestran un avance en los ingresos del 23% y un aumento del 19% en el beneficio bruto de explotación (ebitda). El ratio de deuda se reduce una décima y se sitúa en 7 veces sobre el ebitda. Por todo ello, la acción en Bolsa sube más de un 6% pese a que el resultado neto es de pérdidas de 108 millones, por el impacto de los costes de reestructuración de su plan de ahorro, que ya se ha ejecutado en un 80%.
El plan de ahorro de Grifols, presentado en febrero por el entonces presidente ejecutivo Steven F. Mayer —que sucedió al histórico presidente no ejecutivo, Víctor Grifols Roura, y que días después de presentar el plan dimitió por motivos personales, siendo relevado por Thomas Glanzmann— preveía un ahorro de 400 millones y 2.300 despidos, la gran mayoría en Estados Unidos. El plan, según ha comunicado la compañía, se ha ejecutado en un 80% y, tras constatar la optimización que se está llevando a cabo en las operaciones, especialmente en los centros de recolección de plasma, la empresa ha explicado que amplían su previsión de ahorro hasta los 450 millones. Los costes no recurrentes de la reestructuración asociados al plan ascienden a 140 millones, que son los que empujan el resultado neto hacia las pérdidas de 108 millones. La compañía destaca que el resultado ajustado da un beneficio de 26 millones de euros.
El plan de ahorro incluía los despidos, el cierre de centros de recolección de plasma que no eran rentables, y la “optimización” de las compensaciones que se dan a los donantes de sangre. Esta compensación se ha reducido un 25%, lo que ha propiciado la reducción del coste por litro en un 15%. Las donaciones —que fueron el inicio de los dolores de cabeza de Grifols cuando estalló la pandemia, ya que cayeron en picado por las restricciones de movilidad, lo que redujo la actividad y los ingresos del grupo y desató la crisis de cotización en la que todavía está inmersa— continúan con una tendencia positiva y aumentan un 11%.
El aumento de la actividad lleva a mayores ingresos. La empresa destaca que los ingresos totales crecen un 23,2%, hasta los 1.561 millones de euros, impulsados por los resultados de la división Biopharma, la que se centra en los productos plasmáticos. Los ingresos de esta actividad crecieron un 26,2% en el primer trimestre, hasta los 1.291 millones de euros, que incluyen los resultados de Biotest, la empresa rival alemana que Grifols compró hace un año, para lo que invirtió 1.100 millones de euros. Excluyendo Biotest, el ebitda ajustado (que no tiene en cuenta los costes de reestructuración del plan de ahorro) sube un 19% hasta los 299 millones, y la empresa espera que este año la mejora sea de hasta el 24%, y que el ebitda ajustado supere los 1.400 millones. El margen del ebitda sobre los ingresos es del 21% (del 19,3% incluyendo la firma alemana).
La deuda del grupo sigue reduciéndose, aunque poco a poco: este primer trimestre, el ratio de apalancamiento se ha reducido una décima con respecto a los resultados del cierre del ejercicio de 2022. Se sitúa en 7 veces el ebitda, y la compañía espera llegar a un ratio de apalancamiento de 4 veces en 2024. La multinacional cuenta con 1.300 millones de euros de liquidez y un flujo de caja positivo. La deuda no tiene vencimientos significativos hasta 2025 y está protegida en un 65% porque está a tipo fijo.
La compañía destaca en el comunicado que está consiguiendo los objetivos. “Nuestros resultados ponen de manifiesto la fortaleza de nuestro negocio. Resultan especialmente significativos los progresos que estamos logrando a medida que avanza 2023 para impulsar la eficiencia operativa de la compañía y mejorar nuestra base de costes de plasma. La simplificación de nuestro modelo de gobernanza y la nueva estructura de liderazgo continuarán impulsando esta transformación”, ha destacado Glanzmann en el comunicado.
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