Los accionistas de Repsol renuevan a Brufau como presidente por cuatro años más, hasta los 79

Imaz defiende la “prudencia y disciplina” de la petrolera a la hora de invertir los ingentes beneficios derivados de la crisis energética

El CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, y el presidente, Antonio Brufau, durante la junta general de accionistas de la compañía, este jueves.Europa Press

Antonio Brufau seguirá cuatro años más como presidente no ejecutivo de Repsol, hasta los 79. Así lo ha decidido este jueves la junta de accionistas de la mayor petrolera española, que también ha renovado el mandato del consejero delegado, Josu Jon Imaz, por idéntico periodo. La continuidad de Brufau —el presidente no ejecutivo mejor pagado del ...

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Antonio Brufau seguirá cuatro años más como presidente no ejecutivo de Repsol, hasta los 79. Así lo ha decidido este jueves la junta de accionistas de la mayor petrolera española, que también ha renovado el mandato del consejero delegado, Josu Jon Imaz, por idéntico periodo. La continuidad de Brufau —el presidente no ejecutivo mejor pagado del Ibex 35— llega a pesar de que poco antes de la última vez que le tocó reeditar su cargo, en 2019, apuntó a 2023 como la fecha en la que dejaría la presidencia. El directivo ilerdense es consejero de Repsol desde 1996, fue presidente ejecutivo entre 2004 y 2015, y no ejecutivo desde entonces.

Los accionistas de la petrolera también han dado el visto bueno a la reelección como consejeros de Aránzazu Estefanía, María Teresa García-Milá, Henri Philippe Reichstul, John Robinson West y Manuel Manrique, así como el nombramiento de María del Pino Velázquez como miembro del máximo órgano de gobierno de la compañía. La llegada de esta última —ex Accenture y ex Banco Santander— al consejo, en sustitución de Luis Suárez de Lezo, permite a Repsol alcanzar el 40% de mujeres en el consejo, como exige la ley de paridad a partir del 1 de julio del año que viene.

Preguntado por la gran cautela que está mostrando la empresa a la hora de invertir los ingentes beneficios obtenidos desde el estallido de la crisis energética, Imaz ha abogado por “la prudencia y la disciplina” con la caja y se ha enorgullecido por la etiqueta autoimpuesta del “ejecutivo más aburrido” de la Bolsa. “Queremos una Repsol que sea rentable en 2023, pero también en 2030, 2040 o 2050. Y queremos ser ganadores de la transformación energética”, ha subrayado el primer ejecutivo de la petrolera. “El primer objetivo de la generación de caja es invertir; el segundo, la retribución al accionista. Hemos bajado fuertemente la deuda, y eso nos da opciones de llevar a cabo pequeñas acciones inorgánicas para crecer en algunos negocios”. En los últimos meses se han multiplicado las voces de quienes piden una nueva versión del plan estratégico de la compañía, dado el cambio total de paradigma en los beneficios.

Críticas a la UE

Pese a aplaudir la respuesta europea —”cohesión y solidaridad entre países”— a la invasión rusa de Ucrania, un “esfuerzo que ha evitado un impacto muy negativo para todos”, Brufau ha alertado en su discurso ante la junta del riesgo de que el bloque “quede en la periferia de un gran núcleo económico, como un subcontinente occidental”. Para evitarlo, ha dicho, hace falta una política industrial “más decidida” y consciente de que “entramos en una era en la que la competencia por el liderazgo tecnológico e industrial va a ser la que va a marcar el futuro de cada región”. Por ahora, ha enfatizado, Europa “no va en la dirección correcta”.

A contracorriente, Brufau también ha criticado el, a su juicio, “excesivo énfasis europeo en la sostenibilidad, olvidando la seguridad energética” y la escasa concienciación sobre la importancia de los materiales críticos para la transición energética, en cuyas cadenas de transformación China tiene un dominio de entre el 80% y el 85%. “Como europeos, no deberíamos olvidar que el cambio climático es un asunto global y no local: no podemos caer en el eurocentrismo. El riesgo es exportar emisiones y perder tejido industrial”.

El presidente de Repsol ha criticado, asimismo, la “apuesta única” europea por la electrificación y la prohibición del motor de combustión, mucho más propicio para su negocio. “La exploración y producción de hidrocarburos seguirá siendo vital en esta casa [Repsol] y en todo el mundo”, ha zanjado. Y ha añadido: “Tenemos el objetivo de cero emisiones netas en 2050, pero lo haremos con pragmatismo, desoyendo los cantos de sirena”.

Dividendo

La junta de accionistas de Repsol ha dado su visto bueno a la distribución de un dividendo complementario de 0,35 euros brutos por acción el próximo 6 de julio y de otro de 0,375 con cargo a reservas libres en enero del año que viene. La remuneración en efectivo crecerá, por tanto, un 11% este año. Adicionalmente, la empresa amortizará 50 millones de títulos propios —otra forma de retribuir a los dueños del capital—, con posibilidad de un segundo tramo de amortización de otras 132,7 millones de acciones propias, el 10% del capital.

“Nuestra política retributiva [dividendos] está entre las más atractivas de la Bolsa española y del sector. Y nuestro compromiso es con la generación de valor para el accionista”, ha subrayado el consejero delegado, Josu Jon Imaz. “Se están sentando las bases del negocio de Repsol en el futuro”, ha concluido.

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