La zona euro entra en recesión técnica tras una revisión estadística
La actividad cayó un 0,1% en el último trimestre del año pasado y el primero de este, según la última corrección de Eurostat
Sí que hay recesión en la zona euro. Por los pelos y con revisión de VAR, pero el área monetaria ha encadenado dos trimestres de contracción económica y, por tanto, se puede afirmar que ha habido una recesión técnica en el último trimestre de 2022 y el primero de 2023. En ambos, la caída de actividad respecto del trimestre anterior ha sido del 0,1%, según la última revisión hecha por Eurostat de los datos de comienzos de este año. ...
Sí que hay recesión en la zona euro. Por los pelos y con revisión de VAR, pero el área monetaria ha encadenado dos trimestres de contracción económica y, por tanto, se puede afirmar que ha habido una recesión técnica en el último trimestre de 2022 y el primero de 2023. En ambos, la caída de actividad respecto del trimestre anterior ha sido del 0,1%, según la última revisión hecha por Eurostat de los datos de comienzos de este año. Estos números corrigen las primeras estimaciones conocidas, que apuntaban a un crecimiento entre enero y marzo del 0,1%.
A comienzos de este año, una vez se quedaron atrás los muy lúgubres vaticinios del verano de 2022 sobre el impacto que iba a tener en la economía europea la invasión de Ucrania por Rusia y la crisis energética, quedó claro que la actividad de la zona euro se había estancado, pero no habría un gran desplome económico. Si había recesión o no, era algo que se iba a decidir por décimas y en caso de que la hubiera no pasaría del estadio de una recesión técnica. “Igual da para los titulares de prensa...”, apuntaba en enero a este periódico Ángel Talavera, de Oxford Economics, quitándole importancia esa pequeña contracción en caso de que llegara.
Ha llegado y por muy poco, como se esperaba. Y ha necesitado dos revisiones de datos para corroborarlo. Porque con las primeras estimaciones de abril y mayo, la conclusión fue que no la había por los pelos. Ha sido a la tercera evaluación, con datos ya más consolidados, cuando se ha constatado, por ejemplo, que Alemania, la primera economía de la zona euro, sí que está en recesión. Esto último ya se sabía desde hace un par de semanas y también tras una revisión de los primeros datos conocidos del instituto estadístico alemán, Destatis. Otro país que ha contribuido a la contracción ha sido Irlanda. El pasado viernes su oficina estadística anunciaba una caída de actividad del 4,6% en el primer trimestre, un retroceso mucho más pronunciado que el calculado inicialmente por Eurostat, el órgano europeo, que lo cifraba en el 2,7%.
El análisis de los datos conocidos este jueves da para confirmar la importancia de Alemania en la economía europea. Junto a ella e Irlanda, solo otros dos países pequeños de la zona euro vieron como su actividad caía a finales de 2022 y comienzos de 2023, Estonia y Lituania; en cambio, es el conjunto del área la que está en recesión. No así toda la UE. Esto se debe al tirón de Polonia, que creció un 3,8%. Su contribución lleva el dato agregado de los Veintisiete al terreno positivo, 0,1%, también una décima, que en este caso sirve para que no se confirme la recesión (en el cuarto trimestre de 2022, en cambio, hubo una contracción del 0,2%).
“La significativa revisión a la baja se debió principalmente a que Alemania revisó a la baja sus cifras a medida que iban apareciendo nuevos datos. Esto refuerza la idea de que la actividad de marzo fue muy débil, lo que hace improbable un rápido repunte en el segundo trimestre. Dado que los datos de las encuestas de mayo son débiles en general, es probable que solo consigamos un modesto repunte tras dos trimestres de caída”, han analizado de urgencia los economistas del banco holandés ING.
Decía este lunes Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), que los efectos de la subida de tipos estaban empezando a llegar a la economía. Probablemente, sea mucho decir que la caída del consumo de los hogares en el último año se debe solo a las restricciones monetarias que está imponiendo el BCE desde julio del año pasado. El encarecimiento del crédito puede haber puesto de su parte. Pero seguro que lo ha hecho en mayor medida la prolongada subida de precios y la pérdida de poder adquisitivo de los asalariados, que ha llevado a los ciudadanos a gastar con menos alegría. También el gasto público se habría contraído.
Los ligeros números negativos de los últimos trimestres no son suficientes para que la comparación respecto al mismo periodo del año anterior se torne negativa. Si se compara la actividad económica de comienzos de 2023 con la de 2022, el saldo es positivo. Hay un crecimiento del 1%, tanto en la zona euro como en el conjunto de la UE. Destaca España en este capítulo, pues es el Estado miembro con un mayor crecimiento, el 3,8%, de toda la Unión.
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