Las ‘telecos’ europeas, en el punto de mira de los inversores árabes

La baja valoración bursátil del sector ha convertido a Telefónica y Vodafone en objetivos baratos y estratégicos para los petrodólares del Golfo

Oficina de STC en Riad.YAZEED ALDHAWAIHI (EFE)

La entrada del grupo saudí STC en Telefónica, con el anuncio de compra del 9,9% de la compañía, muestra el creciente interés de las compañías de Oriente Próximo por los operadores europeos. La fuerte competencia y la necesidad de grandes inversiones para el desarrollo de redes (especialmente el 5G) llevan castigando al sector hace más de una década en Bolsa y ha convertido a las grandes empresas en un objetivo fácil p...

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La entrada del grupo saudí STC en Telefónica, con el anuncio de compra del 9,9% de la compañía, muestra el creciente interés de las compañías de Oriente Próximo por los operadores europeos. La fuerte competencia y la necesidad de grandes inversiones para el desarrollo de redes (especialmente el 5G) llevan castigando al sector hace más de una década en Bolsa y ha convertido a las grandes empresas en un objetivo fácil para los inversores, atraídos por la expectativa de una consolidación inminente en el mercado que revalorice las acciones. Los analistas opinan que estos movimientos suponen un aviso para que Bruselas facilite las fusiones en el mercado con el objetivo de crear empresas fuertes.

La adquisición más relevante hasta ahora se produjo en mayo del año pasado. El grupo estatal emiratí e& (antigua Etisalat) compró una participación del 9,8% en Vodafone “para impulsar y desarrollar su cartera internacional” y aseguró, tal y como ha hecho ahora el grupo saudí STC ante su entrada en Telefónica, que no tenía intenciones de tomar una posición de control. Después, en febrero pasado, la aumentó al 14%. Y en mayo pactó tener un consejero en el operador británico y llegar a dos si en algún momento compraba más acciones hasta controlar el 20% del capital.

“La toma de participaciones en Vodafone, y ahora en Telefónica, sin duda llamará la atención de la Comisión Europea. Solo queda esperar que, por fin, las autoridades reconozcan que se necesita urgentemente un cambio normativo para apoyar los mayores rendimientos necesarios para crear campeones europeos sanos”, aseguran los analistas de JP Morgan en un comentario publicado tras la operación.

En Bruselas, preocupan desde hace años las entradas de inversores extranjeros en sectores estratégicos como la energía, el transporte y las telecomunicaciones. Uno de los casos más polémicos fue el de la china Huawei, que fue vetada en los procesos de concesión de las redes 5G en 10 países de la UE alegando que temían brechas de seguridad. España no está entre estos países, pero al Gobierno le preocupa también las relaciones de Huawei con la empresa que ha entrado en Telefónica, incluido un memorando de entendimiento entre las dos para desarrollar fibra óptica.

“La Comisión Europea no está en posición de comentar transacciones individuales de esta naturaleza, por razones de confidencialidad”, ha avisado este jueves la portavoz comunitaria de Comercio, Miriam García, al ser preguntada por el caso en una rueda de prensa en Bruselas.

Más movimientos

Los de Vodafone y Telefónica no han sido los únicos desembarcos en Europa de firmas del Golfo, donde los cuantiosos beneficios del petróleo permiten a los fondos soberanos realizar grandes inversiones para diversificar poco a poco sus ingresos. En el caso concreto del sector de las telecomunicaciones, el emiratí e& también pagó 2.200 millones de euros para hacerse con el control de los activos del grupo checo PPF en Bulgaria, Hungría, Serbia y Eslovaquia. Mientras, una filial de la saudí STC, Tawal, logró financiación para comprar las infraestructuras de telecomunicaciones del grupo United Group en Bulgaria, Croacia y Eslovenia. Fuera de la UE, en el Reino Unido, Mubadala, el brazo de inversión estratégica de Abu Dabi, irrumpió en 2021 en el mercado de fibra con una inyección de dinero millonaria en el operador independiente Cityfibre.

La situación del sector de las telecomunicaciones en Europa es compleja y eso les convierte, en muchos casos, en presas fáciles. “La inversión en Telefónica es otro ejemplo del interés por las deprimidas valoraciones de las telecomunicaciones europeas por parte de extranjeros”, destacan los analistas de Barclays. Primero, arrastran un alto endeudamiento y, en general, sus ingresos son insuficientes para contrarrestarlo. La presión inversora es creciente en el desarrollo de redes. Estos factores están penalizando al sector en Bolsa. Telefónica arrastra una pérdida de su valor del 40% en los últimos cinco años, mientras Vodafone llega al 55% de caída y Orange, al 20%. La única que se salva de las grandes es Deutsche Telekom, que sube más del 40% en cinco años. El índice Stoxx Europe 600 Telecommunications, el principal indicador del sector en Europa, ha perdido un 20% del valor desde 2018.

Cada vez son más las voces en el sector que reclaman una mayor consolidación —es decir, fusiones— para crear empresas más grandes y fuertes, o bien dar entrada a nuevos socios. El veredicto sobre la gran fusión entre Orange y Másmóvil, cerrada en julio de 2022, será clave para animar al sector a acometer nuevas operaciones. Las autoridades de competencia paralizaron sin fecha su decisión sobre este matrimonio empresarial alegando falta de información. Todo apunta a que habrá condiciones para dar el visto bueno, pero falta por ver hasta dónde llegan las exigencias. Los analistas consideran ahora que el movimiento realizado en Telefónica puede impulsar a Bruselas a ser más comprensiva con las fusiones.

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