La inflación en la zona euro cae al 4,3%, el nivel más bajo en casi dos años
El IPC subyacente, en el 5,5%, sigue por encima del índice general
Los precios se han desacelerado considerablemente en la zona euro en septiembre. La inflación ha caído al 4,3%, el nivel más bajo desde octubre de 2021, más o menos cuando empezaron las tensiones por la subida de la cotización del gas, según los datos divulgados por Eurostat. El retroceso llega, principalmente, por el frenazo en el IPC en países como Alemania, Bélgica o Países Bajos, que han compensado con creces el repunte de España o Italia.
La inflación acumula cinco meses fre...
Los precios se han desacelerado considerablemente en la zona euro en septiembre. La inflación ha caído al 4,3%, el nivel más bajo desde octubre de 2021, más o menos cuando empezaron las tensiones por la subida de la cotización del gas, según los datos divulgados por Eurostat. El retroceso llega, principalmente, por el frenazo en el IPC en países como Alemania, Bélgica o Países Bajos, que han compensado con creces el repunte de España o Italia.
La inflación acumula cinco meses frenándose. Pero la tendencia de fondo incluso viene de antes. En realidad, los precios llevan aflojando la presión desde hace casi un año, pues fue en octubre del año pasado cuando tocaron el techo (10,6%) del episodio inflacionario vivido desde hace ya más de dos ejercicios.
El dato que ha divulgado este viernes Eurostat mantiene los mismos factores observados en los meses previos. La inflación sin contar los precios de la energía o los productos frescos, la subyacente, continúa por encima del índice general al situarse en el 5,5%. Este indicador, muy observado por el Banco Central Europeo, indica que la crisis inflacionaria está lejos de quedar atrás. Es cierto que la presión remite y lleva muchos meses haciéndolo, pero lo hace desde unos niveles tan altos que incluso ahora siguen siendo extraordinarios.
Esta situación es la que ha llevado al BCE ha subir los tipos de interés hasta el 4,5% y a advertir de que su intención es mantener ese listón así de alto durante bastantes meses para que los precios se acerquen al objetivo que tiene la autoridad monetaria a medio plazo: el 2%. Esta misma semana lo ha hecho su presidenta, Christine Lagarde, en el Parlamento Europeo.
A la hora de explicar los factores que explican este freno, hay que recurrir a la energía. La cotización del petróleo ha subido en las últimas semanas, pero el gas, que ha sido el combustible que ha servido de catalizador para el aumento de precios, está muy lejos los niveles máximos que marcaba hace 12 meses. De ahí que su contribución al IPC de septiembre sea negativa. También hay que mirar hacia Fráncfort, ese aumento de tipos ha acabado por restringir el crédito y se nota en la economía europea, que lleva estancada varios trimestres, lo que a su vez acaba por notarse en los precios. Otro elemento es el efecto estadístico, pues la base con la que se calcula el incremento de precios de este año es más alta que la del año anterior.
Pese a este cúmulo de circunstancias, el frenazo ha sido mayor del previsto, como admiten los economistas de ING: “La buena noticia es que el fuerte descenso fue mayor de lo previsto, ya que la evolución actual de los precios se ha vuelto más benigna”. Aunque ellos también destacan uno de los elementos que más dolores de cabeza genera en el BCE, las grandes diferencias entre los Estados de la zona euro: “En estos momentos hay grandes diferencias entre países, en gran parte debido a cómo se traslada la energía a los precios al consumo, pero también a las diferencias en el crecimiento salarial y los resultados económicos. En España, la inflación aumentó a partir de un nivel bajo gracias al aumento de los precios de la energía, mientras que Alemania, los Países Bajos y Bélgica experimentaron fuertes caídas”.
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