Natalia Bayona (OMT): “El turismo es el gran empleador de jóvenes, pero la mitad de ellos solo tienen educación secundaria”
ONU Turismo inaugura esta semana en Madrid su grado universitario en Turismo Internacional Sostenible, con una treintena de estudiantes de seis países
De la conversación con Natalia Bayona, directora ejecutiva de ONU Turismo (antes OMT), queda sobre todo una conclusión: el turismo, para que crezca, ha de ser innovador y sostenible en todas sus facetas: desde la económica a la social y, por supuesto, la medioambiental. Un esfuerzo global y a largo plazo en el que la educación jugará necesariamente un papel fundamental: “El turismo es el gran empleador de jóvenes a nivel global, por encima de cualquier otro sector. Pero, a pesar de ello, el 50 % de los que trabajan en este ámbito solo tiene educación secundaria, y el 14 % de los jóvenes en los países OCDE ni siquiera eso”, afirma.
El grado universitario en Turismo Internacional Sostenible, desarrollado en colaboración con la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes de Lucerna (HSLU), en Suiza, es producto de esta inquietud, que ha llevado al organismo de Naciones Unidas a implicarse, por primera vez, en un programa académico de estas características. La primera promoción, con alumnos de Suiza, Italia, Kazajistán, Uzbekistán, Arabia Saudí y Georgia y que comenzó sus clases en Madrid el pasado lunes, 9 de septiembre, será por lo tanto la primera en completar un itinerario que los llevará a estudiar (al menos) en Madrid, Lucerna y virtualmente a lo largo de tres años.
“El sector turístico necesita gente capacitada, con un conocimiento diverso y una visión innovadora (...). Teniendo en cuenta que, de aquí a 2030, aproximadamente 880.000 empleos requerirán de formación especializada, este programa de grado no es solo una iniciativa educativa, sino una fuerza transformadora”, asegura Bayona.
Un grado para fomentar iniciativas de turismo sostenible
Para Salomé Jikia, de 27 años y natural de Georgia, encontrar este grado supuso darse una nueva oportunidad a sí misma. Graduada en Derecho, llevaba dos años trabajando como abogada corporativa, pero sentía que eso no le llenaba: “Decidí que era demasiado aburrido y que no se ajustaba a mi personalidad. Y empecé a buscar un programa que me permitiera comunicarme con la gente y viajar”. Es su primera vez viviendo fuera de su país, así que de momento quiere aprovecharlo para explorar el mundo y ganar experiencia, pero sin olvidar su objetivo: “Con tiempo, quiero encontrar la forma de crear mi propio negocio y dirigirlo”, señala.
El objetivo que, con este grado, se marcan ONU Turismo y HSLU, es el de trabajar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y, con ello, hacer posible una profunda transformación de todo el sector turístico: “Al ser un grado en Ciencias, la base está en la economía, la administración y dirección de empresas, el liderazgo, el emprendimiento y la innovación, pero vinculándolo a la sostenibilidad”, explica Bayona. Natural de Bucaramanga, Colombia, ella fue la primera mujer menor de 40 años en ser nombrada directora ejecutiva de la OMT: “Nosotros hicimos un análisis y vimos que el 80 % de los grados de turismo existentes a nivel internacional son de administración hotelera. Y obviamente que es una parte importante, pero no es la única. Es necesario diversificar los currículos”.
De ONU Turismo dependerá, por lo tanto, el desarrollo de todo lo relacionado con la sostenibilidad, en cada uno de sus frentes. Como negocio, sostiene, la sostenibilidad es importantísima, no solo desde la responsabilidad social y empresarial, sino también desde el punto de vista del negocio y el desarrollo de una empresa. “Por ejemplo, un hotel: ¿Cómo hace para tener energías renovables, ser eficiente y que [la inversión] se compense con la venta de habitaciones? O una agencia de viajes que usa la inteligencia artificial para ser eficiente y vender los paquetes de una manera más realista que lo que el turista está buscando; o incluso en temas de impacto social: ¿cómo puede uno vincularse a las comunidades locales para contribuir al desarrollo de las zonas rurales y que haya empleo de calidad? Un joven que estudie este grado puede crear, sin problema, un proyecto de innovación social”.
Unas inquietudes que son comunes en muchos de los alumnos de este grado impulsado por ONU Turismo. Jóvenes como Joël Blochliner, un suizo de 25 años con sangre jamaicana en sus venas: “Creo que este programa realmente se ajusta a mi personalidad, porque mis antecedentes ya son un poco internacionales... Me encanta viajar y explorar nuevas culturas, y quiero tener un trabajo donde pueda marcar a diferencia. Algo que, en mi opinión, podré hacer (aunque sea a pequeña escala) gracias a la parte de sostenibilidad del currículum”.
Seis semestres y enfoque internacional
Gran parte del atractivo de este programa radica en el carácter internacional del grado, con los dos primeros semestres en Madrid, los dos últimos en Lucerna, y en medio uno online y otro de prácticas, redundará en la formación de los alumnos, que (más allá de la propia excelencia de los estudios) desarrollarán un pensamiento mucho más global que permita tomar mejores decisiones que si hubieran permanecido en un solo lugar.
El vínculo con ONU Turismo hará, además, posible el aprovechar todo el conocimiento y experiencia de los expertos de este organismo, que se ocuparán de desarrollar toda la parte de sostenibilidad del grado. “Crear todos esos módulos y que los profesores sean expertos en sostenibilidad; que puedas tener clase con el director de sostenibilidad de ONU Turismo, o charlar de forma muy humana y cercana con la directora ejecutiva, no solamente ayuda a que la ONU esté cada vez más cerca de la gente, sino que puedan crear y cuestionar, o participar incluso en la Asamblea General del año que viene en Arabia Saudí, donde podrán ver cómo se toman las decisiones a nivel multilateral de los diferentes Gobiernos”, explica Bayona. Experiencias que, indica, facilitarán que el estudiante adquiera una visión mucho más amplia y que tenga muchas más oportunidades laborales.
Adquirir esa visión global y sostenible les dará a los futuros graduados las herramientas y habilidades necesarias para implementar emprendimientos y proyectos de innovación social (por ejemplo, crear o administrar una agencia de viajes, o una plataforma online que ayude a los habitantes de las comunidades locales que puedan beneficiarse del turismo, pero que quizás hoy en día solo están en el ámbito rural). Iniciativas que aprovechen el valor añadido que ofrecen estas comunidades, que comparten así su cultura, sus tradiciones o su artesanía.
“En estos tres años, a estos jóvenes les enseñarán cómo crear su propia empresa con ese objetivo de innovación y emprendimiento social. La única manera de que el turismo realmente tenga un largo recorrido es si beneficia a todo el mundo, y si esas personas que hoy están en la ruralidad pueden adquirir la visibilidad que necesitan”, añade la directora de ONU Turismo.
La sostenibilidad y el futuro del turismo
Al ser un grado en Ciencias muy enfocado en la economía y la administración de negocios, los estudiantes aprenderán a crear un negocio basado en la sostenibilidad a través del análisis de casos prácticos, pero también a sacar las métricas de ONU Turismo y saber analizarlas. Por ejemplo: si la mitad de la contaminación de Europa se da en agosto, ¿cómo conseguir una administración eficiente de los residuos y generar, a la vez, una campaña de motivación y educación para el turista? “Ellos tendrán que innovar y ser creativos para crear las soluciones que necesita hoy el mundo del turismo, como por ejemplo lo que está pasando con el turismo en ciudades como Barcelona o las Canarias. En Nueva York ya se han prohibido los apartamentos turísticos, y en Barcelona los van a ir quitando. Hay países donde estos pisos turísticos solo están permitidos en ciertas zonas o barrios, para que no afecte a las rentas. Eso también es válido”, argumenta Bayona.
Ahora bien, ¿cómo está siendo el desarrollo del turismo sostenible a nivel global? La respuesta es tan inevitable como lógica: muy desigual, porque la sostenibilidad turística (ya sea económica, medioambiental o social) depende tanto de factores geográficos como productivos: por un lado, Europa, que recibe al 54 % de los turistas, va evolucionando más rápido, mientras que en los destinos emergentes van más despacio, ya que las problemáticas que han llegado a Europa desde hace 10 o 15 años apenas están alcanzándoles a ellos y aún buscan cómo aprender.
Por otro lado, depende del subsector: “La aviación, por ejemplo, está haciendo muchos esfuerzos por generar menos emisiones de CO2, porque ven que, al paso que van, no llegarán a los objetivos marcados para 2030. Los hoteles, por su parte, son un negocio menos complejo y han podido generar ciertas estrategias de sostenibilidad para que, por ejemplo, se venda en ellos artesanía, o que su diseño no sea siempre el mismo, sino que se adapte a cada territorio”, cuenta Bayona. “Pero luego, en las agencias de viajes, aunque se vendan algunos paquetes de impacto social o de turismo comunitario, no es lo que está viendo la mayoría [de clientes]”.
Pero el futuro del turismo sostenible pasa, en primer y último lugar, por las personas. Implica, por ejemplo, promover un tipo de turismo responsable y respetuoso con el entorno y la cultura, la forma de vida y las tradiciones locales, lo que a su vez conllevará una reacción más positiva por parte de los residentes. De esa forma, sin ir más lejos, se concibió la reciente campaña publicitaria del Gobierno de Canarias, unas islas “no aptas para todos los públicos”.
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