La carrera por el nuevo oro blanco
Cuanto más importantes se vuelven estos minerales para nuestro futuro energético, menos dispuestos están los países a venderlos, algo particularmente preocupante en el caso del litio
Si está leyendo este texto en su móvil o portátil, agradézcalo al litio, el nuevo oro blanco. Este metal alcalino, liviano y blanco, tiene su principal atractivo en su capacidad de almacenamiento de energía que lo convierte en una pieza fundamental, no solo para las baterías de nuestros dispositivos, sino especialmente para acometer la transición energética del transporte.
Las baterías de litio han transformado el mundo y, dado su cr...
Si está leyendo este texto en su móvil o portátil, agradézcalo al litio, el nuevo oro blanco. Este metal alcalino, liviano y blanco, tiene su principal atractivo en su capacidad de almacenamiento de energía que lo convierte en una pieza fundamental, no solo para las baterías de nuestros dispositivos, sino especialmente para acometer la transición energética del transporte.
Las baterías de litio han transformado el mundo y, dado su creciente uso en vehículos eléctricos, la Agencia Internacional de la Energía estima que en 2040 se necesitará 42 veces más litio que hoy. No sorprende que la carrera por asegurar los suministros de este material se esté acelerando.
Prueba de ello es el anuncio de ExxonMobil: la mayor petrolera estadounidense acaba de adquirir por 100 millones de dólares los derechos de perforación en un terreno rico en este metal. Lo curioso es que, lejos de ser la primera inversión, las baterías de litio han estado ligadas a la petrolera desde sus comienzos.
Fue hace más de 50 años, en plena crisis del petróleo, cuando un joven Stanley Whittingham trabajando para Exxon desarrolló por primera vez una batería similar. A pesar de que las primeras pruebas fueron exitosas, la crisis del petróleo se desvaneció y Exxon fue perdiendo el interés en esta tecnología. Las baterías de litio no despegaron comercialmente hasta 1991, cuando Sony las introdujo en sus cámaras de vídeo. Años más tarde, Whittingham junto a Goodenough y Yoshino, recibió el Nobel de Química por la invención de la batería de litio (2019).
Anécdotas aparte, las empresas relacionadas con la cadena de valor del litio se están posicionando para sacar partido a un mineral crítico en la transición hacia una economía de bajas emisiones. La electrificación del transporte se acelerará y para ello será necesario asegurar suministros estables.
El litio no es escaso en la Tierra. Su producción creció un 200% en la última década, pero el problema reside en la complejidad de su extracción y refinado al encontrarse enterrado con otros minerales, siendo el 60% del procesamiento realizado actualmente en China.
Además, cuanto más importantes se vuelven estos minerales para nuestro futuro energético, menos dispuestos están los países a venderlos, algo particularmente preocupante en el caso del litio: más de la mitad de las reservas están en el “triángulo del litio” (Chile, Argentina y Bolivia) y el 35% de la producción se concentra en tres países (China, Chile y Australia).
Para estar a la cabeza en la carrera mundial por una energía limpia, la UE necesita actuar con rapidez. Europa aglutina la cuarta parte de las ventas mundiales de vehículos eléctricos, pero carecemos de los materiales necesarios para fabricar las baterías. ¿Habremos aprendido la dura lección de depender en exceso del gas ruso?
La propuesta de la Comisión Europea de una legislación conjunta que impulse la producción y el reciclaje de materiales críticos es un buen comienzo, pero aún no se contemplan medidas precisas que realmente incentiven la inversión privada.
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