El gran constructor de estadios de fútbol desembarca en Madrid
El estudio de arquitectura Populous, autor de recintos como Wembley, el campo de los Yankees o la esfera de Las Vegas, abre oficina en España al calor del acuerdo de LaLiga con CVC y el mundial de 2030
Diseñar el estadio de un equipo de cualquier deporte es una tarea difícil: por su magnitud, primero, pero sobre todo porque los clientes no son solo los firmantes, sino miles de aficionados que ponen en duda cada detalle del proyecto, con una minuciosidad que quizá no tendrían para el alicatado del baño de su propia casa. Es un reto que ha afrontado recientemente el Real Madrid con el nuevo Bernabéu y que en Populous, uno de los estudios de arquitectura más grandes de Estados Unidos, conocen bien: en su inabar...
Diseñar el estadio de un equipo de cualquier deporte es una tarea difícil: por su magnitud, primero, pero sobre todo porque los clientes no son solo los firmantes, sino miles de aficionados que ponen en duda cada detalle del proyecto, con una minuciosidad que quizá no tendrían para el alicatado del baño de su propia casa. Es un reto que ha afrontado recientemente el Real Madrid con el nuevo Bernabéu y que en Populous, uno de los estudios de arquitectura más grandes de Estados Unidos, conocen bien: en su inabarcable porfolio se encuentran estadios como el nuevo Wembley —el templo del fútbol inglés—, la nueva casa del club londinense Tottenham o el estadio de los Yankees de Nueva York. El estudio estadounidense acaba de abrir una oficina en Madrid.
Al cargo del proyecto estará Jorge Betancor (Gran Canaria, 39 años), un arquitecto formado en España, pero que ha hecho carrera en Populous. Betancor, que recibe a EL PAÍS tan solo unas horas antes del anuncio de que España será una de las sedes del Mundial de fútbol en 2030, ha participado en el que probablemente sea el proyecto más mediático del estudio en los últimos años: la esfera de Las Vegas, una estructura de 112 metros de altura y 157 de ancho, con capacidad para 18.000 espectadores, inaugurada a finales de septiembre con un concierto de la banda irlandesa U2. “La idea no es hacer una esfera como la de Las Vegas en España”, reconoce, “pero sí aprovechar su experiencia y tecnología”.
Populous —antes conocido como HOK— nació en 1983 en Kansas City (EE UU). Tiene 25 oficinas en cuatro continentes y más de 900 empleados. En 2022 facturó 223 millones de dólares y ahora, abre oficina en Madrid en un contexto de incertidumbre para el sector de la construcción —lastrado por los altos tipos de interés—, pero con importantes alicientes en la parcela futbolística: España tiene trabajo por delante para preparar el mundial y, además, el acuerdo de La Liga con el gigante del capital riesgo CVC ha supuesto una inyección de casi 2.000 millones de euros para los clubes españoles. Por lo pronto, las oportunidades vendrán por las renovaciones de estadios y por el diseño de otras instalaciones de los clubes, reconoce Betancor, que no cree que haya nuevos estadios hasta, por lo menos, 2030.
Infraestructuras deportivas anticuadas
“En España tenemos buena infraestructura, pero está un poco anticuada”, afirma el arquitecto, que apunta a un cambio radical en el modelo de negocio de los clubes respecto a sus estadios: “Ha habido arreglos, cambios de asientos, pinturas, cosas pequeñas, pero es que el consumidor ya tiene otro tipo de necesidad, igual que el club puede generar dinero de otras formas”. Esto es, alejarse del modelo del bocata traído de casa para acercarse a la cultura del deporte estadounidense, y conseguir que el aficionado esté cómodo, se entretenga no solo cuando rueda el balón y, sobre todo, que consuma en todo ese tiempo.
Ese proceso encontrará una cierta resistencia del aficionado español —pasional y poco amigo de los cambios radicales, como demuestra la cruzada de los fanes del Atlético contra el cambio de escudo—, reconoce Betancor, pero asegura que es un cambio a mejor: “La gente quiere disfrutar más del estadio, no solo llegar, sentarse, ver el partido e irse. Es un proceso que va a costar, pero que ya está ocurriendo en Europa”. Además, el planteamiento de Populous busca que el estadio no sea solo un lugar que se use los fines de semana de partido, sino una unidad de negocio más — para espectáculos, conciertos o albergar su propio museo— de unos clubes españoles que no pasan por su mejor momento de generación de caja.
Las oportunidades del estudio estadounidense en España no pasarán solo por los estadios y su remodelación. Aunque estos sean la punta de lanza de su negocio, Populous también diseña y construye grandes centros de convenciones o eventos, como la propia esfera de Las Vegas. El director de la oficina de Madrid apunta que tanto la capital como otras grandes ciudades españolas están limitadas por la falta de infraestructura para grandes eventos y pone como ejemplo el pabellón WiZink, “que tiene el calendario siempre lleno”, y donde es casi imposible reservar para organizar un concierto. Además, apunta el arquitecto, que acaba de llegar del Reino Unido, los centros de entrenamiento y de alto rendimiento deportivo tienen mucho recorrido para llegar al nivel del fútbol inglés.
Hay margen de trabajo y, sobre todo, no hay prisa. En España ya tienen algún proyecto en marcha, que prefiere no revelar, pero Betancor sí desvela dos proyectos en Italia: los nuevos estadios del Inter de Milán y de la Roma. De vuelta en la Península, se presenta ante ellos la oportunidad de participar en un evento como el mundial de fútbol, y el anuncio no les pilla desprevenidos: Betancor ha participado como consultor en la candidatura conjunta de Estados Unidos, México y Canadá para el mundial de 2026, y su estudio ha organizado la Super Bowl, el evento deportivo estadounidense por antonomasia, los últimos 37 años.
Con todo, aunque el arraigo feroz del aficionado español pueda ser un factor de resistencia para importar el modelo estadounidense, Betancor —que ha trabajado activamente en la implantación del fútbol en EE UU— también cree que esa pasión es la que falta en el país norteamericano: “La forma en la que sentimos los equipos es distinta. Allí los equipos son marcas, o están asociados a una marca”. Un sentimiento exportable: “Ellos también están empezando a importar la forma en la que consumimos el deporte, y han entendido que no es solo ir a comer y a beber, sino que pasan más cosas: la forma en la que vivimos los partidos, la forma en la que animamos”, concluye.
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