Invertir en ciencia, clave para el desarrollo
EL PAÍS y Acciona reúnen a expertos de diversos sectores para hablar sobre innovación y su papel en el progreso económico
Ciencia e innovación son la marca y el motor que impulsa a las economías más modernas. Su importancia se refleja en sectores clave: en la construcción, en la mejora de las infraestructuras, en la adopción de energías limpias, pero también en los avances en la medicina o, incluso, en el sector de la alimentación que se apoya cada vez más en la tecnología para mejorar su eficiencia. Porque invertir en avances disruptivos es alimentar el crecimiento, robustecer la competitividad y garantizar un futuro más sostenible y saludable. España está en pleno viraje hacia este modelo: rico en ideas, propuestas y capital humano. “Es hoy un país de ciencia y para la ciencia, que basa su futuro en fortalecer su talento, el de sus empresas y el de su ciudadanía”, dijo Diana Morant, ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, en un encuentro organizado por EL PAÍS y Acciona.
Este cambio de paradigma se debe a una mayor inversión en I+D con recursos públicos y privados, la cual alcanzó 19.325 millones de euros en 2022, según un informe de la Fundación Cotec elaborado por el Instituto Nacional de Estadística con los últimos datos disponibles. De esta cifra, el sector público —que engloba tanto a las administraciones como a los distintos organismos de investigación y a las universidades— registró un nivel de inversión de 8.356 millones de euros. “El país ha virado su modelo productivo hacia una economía del talento y de las ideas”, destacó Morant.
Giro ético
La ministra de Ciencia subrayó cómo la ciencia ha adoptado un poderoso giro ético, en una apuesta clara por un devenir sostenible y socialmente responsable. “A lo largo de la historia, el progreso científico no siempre ha resultado en una mejora directa de la sociedad o en una mayor justicia social. Hoy, en un tiempo acelerado y disruptivo, a menudo sentimos que el futuro nos arrolla y decide por nosotros, dejándonos pocas opciones para intervenir. Esta velocidad a veces contradice el ejercicio crítico democrático”, añadió. El principal objetivo del progreso, destacó Morant, debe ser siempre orientar los avances hacia el bienestar de la ciudadanía. “Esto es lo que está sucediendo tanto en España como en otros países de nuestro entorno. En el mundo globalizado que compartimos, la ciencia ya no se deja llevar por la prisa, sino que apuesta por el bien común”, abundó durante su intervención en el encuentro titulado Innovación disruptiva. Sectores que innovan.
Así que invertir en este campo es encender la chispa del desarrollo. “Esta es la única manera de hacer a Europa y España más competitivas en el contexto global”. En esta línea, Morant señaló que el 40% de los fondos europeos de recuperación Next Generation se han destinado a fomentar el conocimiento, la innovación y la digitalización, y de estos, un 70% ha llegado ya al tejido productivo nacional. “En total, hemos invertido más de 290 millones en empresas de base tecnológica, con un presupuesto que va más allá de los fondos europeos de recuperación y que hemos cofinanciado con una herramienta como el Programa Innvierte, a través del apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI)”.
En esta intersección entre la ciencia y el impacto social se teje el futuro de España. En este sentido, Carmen Camuñas, directora del hub de innovación digital de Acciona, enfatizó que la innovación no se limita exclusivamente a avances tecnológicos y digitales, sino que también engloba la exploración de nuevos materiales, métodos de trabajo y enfoques innovadores en general. Esta concepción holística permite a Acciona encontrar soluciones sostenibles y eficientes para infraestructuras y servicios. Por ejemplo, la empresa ha implementado el internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) para la sensorización de flotas de camiones, lo que permite una gestión más eficiente durante condiciones climáticas adversas y contribuye a la reducción de emisiones contaminantes. Asimismo, subrayó el uso de inteligencia artificial para el mantenimiento predictivo en infraestructuras complejas como plataformas de energía, mejorando la fiabilidad y optimizando recursos.
Por su parte, Javier de Castro, Coordinador de la Unidad de Innovación del Instituto de Investigación del Hospital La Paz (IdiPAZ), recordó que es urgente aplicar la innovación en el sector sanitario. “Necesitamos transformar la investigación en soluciones tangibles para los pacientes. La innovación no debe quedarse en el laboratorio, sino traducirse en tratamientos efectivos que mejoren la calidad de vida y la atención médica”. En este sentido, el experto dijo que el sector apuesta por convertir el entorno del paciente en un centro de cuidado personalizado, directamente en su domicilio y entorno familiar. “Estamos hablando de un concepto de hospital líquido o fluido, donde el paciente es monitorizado y seguido desde su propio hogar a través de un centro de datos centralizado”. Este modelo no solo promete reducir los tiempos de espera y aliviar la carga sobre los profesionales, sino que también optimiza recursos al canalizar consultas necesarias de manera más eficiente.
“Cuando se detecta una alarma en el paciente, se le cita directamente, evitando consultas innecesarias y reduciendo considerablemente los tiempos de espera”, añadió De Castro. La innovación no es exclusiva de ningún sector. En el sector culinario, por ejemplo, se abre paso de forma destacable. Al menos así lo consideró Joxe Mari Aizega, director general del Basque Culinary Center, quien expuso la importancia de la innovación en gastronomía y alimentación a través de diversas iniciativas. “Trabajamos en la recuperación de variedades de productos abandonados, buscando características gastronómicas únicas y valores perdidos debido a la industrialización”. Su enfoque también se centra en proteínas alternativas basadas en vegetales y fermentaciones enzimáticas (un proceso bioquímico) para generar nuevas opciones no animales.
Por otro lado, José Moisés Martín Carretero, director general del CDTI, resaltó el apoyo continuo a más de 1.000 empresas anualmente con una inversión de más de 1.500 millones de euros. El progreso científico, en su opinión, tiene que ser para todos, no solo a unos pocos. “Es crucial que los ciudadanos vean los beneficios en términos de mejor calidad de vida, empleo y crecimiento económico sostenible”, concluyó.
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