El Gobierno propone que el próximo curso los alumnos sigan usando mascarilla y guardando la distancia
Sanidad y Educación plantean reducir la separación entre los estudiantes a 1,2 metros para que quepan más en clase y desaparezca la semipresencialidad
El Gobierno ha propuesto a las comunidades autónomas mantener el curso que viene las principales medidas de prevención contra la pandemia en los centros educativos. Los niños mayores de seis años deberán seguir llevando mascarilla, formando grupos burbuja o, en su defecto, manteniendo la distancia interpersonal. Así figura en el documento e...
El Gobierno ha propuesto a las comunidades autónomas mantener el curso que viene las principales medidas de prevención contra la pandemia en los centros educativos. Los niños mayores de seis años deberán seguir llevando mascarilla, formando grupos burbuja o, en su defecto, manteniendo la distancia interpersonal. Así figura en el documento elaborado por los ministerios de Educación y Sanidad remitido este jueves a los Ejecutivos regionales, al que ha tenido acceso EL PAÍS.
La propuesta contiene un cambio relevante: la separación entre los alumnos cuando estén sentados en clase podrá reducirse a 1,2 metros (este curso debe ser de al menos 1,5 metros). El objetivo es que quepan más estudiantes en el aula y pueda garantizarse la plena presencialidad en todas las etapas educativas, incluida la ESO, Bachillerato, FP y Enseñanzas Artísticas y Deportivas.
El documento, titulado Propuesta de medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente a la covid-19 para centros educativos en el curso 2020-2021, afirma que las medidas acordadas este curso “han funcionado” y han convertido a España en “un modelo internacional gracias a la capacidad de mantener la apertura” de las escuelas durante las distintas olas epidémicas desde septiembre de 2020″. También subraya el escenario optimista que está abriendo la inmunización. Pero lanza al mismo tiempo varias advertencias. “La vacunación de la población infantil está pendiente de definir”; “no se puede descartar” que las personas vacunadas puedan infectarse, aunque sin síntomas graves, y transmitir la enfermedad, y “la circulación de variantes” abre la posibilidad de que una de ellas “escape a la inmunidad” que proporcionan las vacunas. “La dimensión mundial de la pandemia”, concluye, “hace necesario mantener un escenario de prudencia”. El curso debe arrancar por ello, según Sanidad y Educación, con un estándar elevado de seguridad y ser revisado regularmente en función de “la situación epidemiológica y el avance en la vacunación del alumnado”.
Las clases, el comedor y el resto de instalaciones educativas seguirán ventilándose, a ser posible de forma “permanente”, y como mínimo al inicio y final de la jornada, en los recreos y entre clase y clase. Las entradas y salidas continuarán siendo escalonadas. El contacto entre grupos en el patio y los pasillos deberá ser el mínimo. Y las familias se relacionarán de nuevo con colegios e institutos fundamentalmente por teléfono, correo electrónico y otras vías telemáticas.
Consecuencias para el profesorado
Las decisiones de prevención sanitaria tendrán consecuencias en el trabajo. La mayoría de las autonomías tienen previsto prescindir del profesorado de refuerzo contratado para la pandemia (unos 35.000) una vez superada la crisis sanitaria, pese a las peticiones de la comunidad educativa de mantenerlos para mejorar la calidad del sistema. La propuesta del Ejecutivo animará a los gobiernos regionales a preservar los puestos de trabajo adicionales, o al menos parte de ellos durante los primeros meses del curso, tal y como ya tenían previsto varios de ellos.
Recuperar la brecha
Sanidad y Educación quieren que la decisión de reducir la distancia entre los alumnos en clase sea aprovechada para que todos los estudiantes vayan a clase a diario, no para que las comunidades ahorren profesorado de refuerzo. Y reconocen el impacto negativo que está teniendo para buena parte del alumnado de Secundaria el hecho de estar asistiendo a clase en jornadas alternas. “Se recomienda mantener grupos más reducidos para disminuir el riesgo de transmisión, sabiendo que también tendrá impacto en la equidad en salud, en los resultados académicos (recuperar la brecha académica sufrida en una parte del alumnado por la semipresencialidad) y en amortiguar el importante impacto de la pandemia en el bienestar emocional y la salud mental de la población adolescente”, señala el texto.
La transmisión entre adolescentes
El plan del Gobierno es que este curso también los alumnos de 3º y 4º de la ESO, Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas Artísticas y Deportivas tengan plena presencialidad, aunque prevé la vuelta al modelo híbrido en caso de que los contagios se disparen. Esto es, cuando se alcance lo que Sanidad define como niveles de alerta 3 y 4, en función de parámetros como la incidencia acumulada y el grado de ocupación de camas en UCI. La justificación para ello es sanitaria: ”La población adolescente tiene una capacidad de transmitir la infección similar a la de las personas adultas y es en la ESO y Bachillerato donde se han producido de manera más frecuente los brotes declarados”.
La propuesta está abierta ahora a las enmiendas que planteen las comunidades. Será analizada desde el punto de vista técnico en una reunión sanitaria (este jueves) y otra educativa (el viernes). Y debatida a fondo en la reunión conjunta que las ministras de Educación, Isabel Celaá, y de Sanidad, Carolina Darias, mantendrán con los consejeros autonómicos de ambas carteras el próximo 19 de mayo. Serán una Conferencia Sectorial de Educación y un Consejo Interterritorial de Sanidad conjuntos, como los celebrados a finales de agosto de 2020 para decidir las medidas que han funcionado este curso.
Distancia de seguridad
Sanidad y Educación admiten que la separación entre alumnos en los grupos que no son burbuja, es decir, en secundaria, pueda reducirse a 1,2 metros (aunque consideran preferible mantenerla en 1,5). Esa reducción de 30 centímetros respecto a la distancia actual puede parece escasa. Pero tomando las medidas de un pupitre individual estándar, en un curso normal la cabeza de un estudiante se sitúa a unos 60 centímetros de la del compañero que tiene al lado. De modo que la propuesta del Gobierno implica una reducción del 27% de la distancia adicional de seguridad.
Esta cuestión será uno de los elementos que se pondrán sobre la mesa durante la negociación que se abre ahora. Fuentes autonómicas subrayan que va a haber oportunidad de hablar de todo el planteamiento antes del encuentro final de la semana que viene. Y ven necesario que las comunidades tengan flexibilidad para adoptar decisiones con el objetivo de lograr la completa presencialidad, teniendo en cuenta, añaden, que la situación epidemiológica será en septiembre, en principio, mucho mejor que un año antes.
Menos desdobles
El documento recoge que los grupos burbuja deben acoger a un máximo de 20 alumnos en Infantil y 25 en Primaria, como ya se fijó para este curso. Pero respecto a Primaria, añade: “Se plantea la posibilidad de flexibilizar el tamaño de los grupos; sin embargo, se recomienda mantener en la medida de lo posible tamaños más reducidos”. Es decir, abre la puerta a grupos mayores, lo que permitiría a las comunidades eliminar desdobles.
Si la situación de la pandemia mejora y se llega al escenario de “nueva normalidad” ―que exige cumplir una serie de parámetros fijados por Sanidad, como una incidencia a 14 días de hasta 25 casos por cada 100.000 habitantes, una positividad de las pruebas diagnósticas igual o inferior al 4%, o una ocupación de camas de críticos de hasta el 5%― el documento prevé que los niños y adolescentes de diferentes grupos de un mismo curso podrán interactuar: “Sobre todo en actividades al aire libre, recreos, actividades deportivas, proyectos...”.
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