Invertir para mejorar la educación matemática (y no solo)
Las carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas tienen que tomar protagonismo, de manera que se pueda formar a un grupo numeroso de profesionales que contribuyan a aumentar el sustrato empresarial innovador
En las últimas semanas ha tenido lugar cierta controversia acerca de las pruebas de acceso a la universidad en varias comunidades autónomas. En el caso de Madrid y Andalucía, parte del alumnado se ha quejado de que se incluían problemas que se alejaban de los ejercicios más repetidos o esperados en los exámenes de Matemáticas II ―es decir, las que se estudian en el bachillerato de Ciencia y Tecnología―. Esta polémica recurrente, que este año tiene el ...
En las últimas semanas ha tenido lugar cierta controversia acerca de las pruebas de acceso a la universidad en varias comunidades autónomas. En el caso de Madrid y Andalucía, parte del alumnado se ha quejado de que se incluían problemas que se alejaban de los ejercicios más repetidos o esperados en los exámenes de Matemáticas II ―es decir, las que se estudian en el bachillerato de Ciencia y Tecnología―. Esta polémica recurrente, que este año tiene el matiz particular del impacto de la situación pandémica en los centros educativos, revela una problemática profunda: la de un sistema educativo (y un modelo evaluador, por lo tanto) muy centrado en el aprendizaje mecánico y en la reiteración de “ejercicios tipo”.
Para hacer frente a esta situación, y ante la inminente implantación de la Lomloe, el Comité Español de Matemáticas (CEMat) ha publicado un documento que sienta las bases para un nuevo currículo educativo en las asignaturas de matemáticas, que permita alcanzar una alfabetización matemática efectiva del alumnado. El análisis del CEMat incide en dos líneas principales: la necesidad de primar el razonamiento matemático por encima de la repetición de algoritmos y el hecho de que las matemáticas sirven para resolver problemas en diversos contextos de la vida real. De hecho, aumentar la capacidad creativa del alumnado y conectar el aprendizaje con la vida cotidiana son precisamente las grandes tareas pendientes del sistema educativo español en general, según señalan expertos como Andreas Schleicher, el padre del informe PISA.
Esta transformación del modelo educativo es también esencial de cara a revisar y mejorar el sistema productivo español, generar un crecimiento económico sólido y sostenible y afrontar con garantías las crisis económicas futuras. Para esto, las carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por su acrónimo en inglés) tienen que tomar protagonismo, de manera que se pueda formar a un grupo numeroso de profesionales que, entre otras cosas, contribuyan a aumentar ese sustrato empresarial innovador. Como señalan numerosas voces, desarrollar las habilidades matemáticas del alumnado es clave para la consecución de este objetivo.
El incremento del gasto en educación pública es la herramienta fundamental para hacer una mejora de calado en nuestro sistema educativo. Sin embargo, observamos que el porcentaje de PIB dedicado a la educación en España ha experimentado una caída continuada hasta 2018 e, incluso tras el reciente repunte en inversión, España ocupa la posición 22 de entre los 27 países de la Unión Europea en cuanto a la parte proporcional del PIB gastado en educación. Más específicamente, invertimos el 4,26% frente a un gasto medio del 4,7% en la UE; esto significa que España debería aumentar su inversión en educación un 10%, cantidad superior a los 5000 millones de euros, solo para ponerse a la altura de la media de los países de la Unión.
Por una parte, es necesario dotar a los centros de los medios materiales (laboratorios, material informático, nuevas tecnologías, etc.) adecuados para ofrecer una educación acorde con las necesidades de una sociedad moderna. A su vez, los sistemas de formación del profesorado, en todos los niveles educativos, deben ser revisados y actualizados, adaptándose a la realidad de un mundo que ha cambiado profundamente en las últimas décadas. Pero, principalmente, cualquier mejora debe pasar forzosamente por un incremento considerable del número de docentes.
Así, si en el aula hay 20 estudiantes en lugar de 30, la eficacia con la que se fomenta la creatividad y el razonamiento es mayor. De igual modo, una educación más individualizada mejora la capacidad de aprendizaje del alumnado, reduce el número de estudiantes que pierden el ritmo de la clase y contribuye a una atención más efectiva de la diversidad. Además, también ayuda a resolver un problema estructural presente en muchos centros educativos, donde la cantidad de personal docente está tan ajustada que, ante cualquier baja, los estudiantes tienen que esperar varias semanas para tener un profesor sustituto.
Consideramos que las propuestas esbozadas son esenciales para la consecución de las metas educativas de la Agenda 2030, y que un aumento sustancial del gasto en educación pública es la clave para llevarlos a cabo. Este gasto es, en realidad, una inversión, un esfuerzo necesario que revertirá, a largo plazo, en una sociedad formada por personas mejor instruidas, con más cultura y espíritu crítico, lo que a su vez repercutirá positivamente en el avance económico, productivo y social de España.
José María Martell Berrocal es investigador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), y Javier Aramayona Delgado es científico titular del CSIC y codirector de la Unidad de Cultura Matemática de ICMAT.
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