Tecnología con alma
El factor humano resulta imprescindible para controlar el desarrollo futuro de la inteligencia artificial como una herramienta que haga la vida más fácil a las personas, y a las empresas
Moda, banca, turismo, comercio, entretenimiento, salud, educación. La tecnología —big data, inteligencia artificial (IA), ciberseguridad, experiencia de usuario— está impregnando todos los ámbitos de nuestra vida, tanto personal como profesional. “Todo lo que se pueda digitalizar, se digitalizará; todo lo que se pueda conectar, se conectará; todos los datos que se puedan analizar, se analizarán para mejorar el proceso de toma de decisiones”, a...
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Moda, banca, turismo, comercio, entretenimiento, salud, educación. La tecnología —big data, inteligencia artificial (IA), ciberseguridad, experiencia de usuario— está impregnando todos los ámbitos de nuestra vida, tanto personal como profesional. “Todo lo que se pueda digitalizar, se digitalizará; todo lo que se pueda conectar, se conectará; todos los datos que se puedan analizar, se analizarán para mejorar el proceso de toma de decisiones”, avisa Sandra Parrilla, directora de la Fundación Hiberus. El “motor de la economía moderna”, como la denomina, necesita de tecnólogos expertos que sepan entenderla y aplicarla para que ayude a resolver necesidades, añade. Se trata de un medio para conseguir un fin, deja claro Parrilla, clave que remachará a continuación Ángel Pardillos, director de Hiberus University, quien da un consejo al joven auditorio que lo escucha: “Lo importante no es saber adónde vamos a llegar, sino si queréis estar en la punta de la evolución”.
Este discurso de tecnología como herramienta y centrada en la persona, con alma, podríamos decir, es el imperante en la novena edición de EL PAÍS con tu futuro, que es cierto que tiene mucha base tecnológica pero, al mismo tiempo, reivindica con firmeza el factor humano. “La inteligencia artificial es como nuestro cerebro pero con millones de parámetros en lugar de conexiones”, la describe Alex Dantart, CIO y cofundador Little John. En su opinión, lo más importante de su acrónimo, IA, es cómo poner la A “de manera que no se pierda la humanidad en ese cerebro frío y lleno de algoritmos”. Para controlarla, sentencia, “hay que ser brutalmente humanos”, mientras que el manejo ético de su ingente cantidad de datos exige gobernanza y usabilidad. “Yo no soy psicóloga pero dirijo una compañía tecnológica para hacerle más fácil la vida a las personas y a las empresas, y sé que la tecnología puede deshumanizar y aislar, pero también nos puede ayudar a estar bien con nosotros mismos”, tercia Inés Bermejo Vázquez, directora general de HP Iberia.
Empatía digital
¿Cómo? Apoyando la flexibilidad y la capacidad de adaptación, así como la creatividad; y construyendo lo que Bermejo Vázquez denomina “empatía digital”, que no es sino la capacidad de acercarse y conectar con el otro. “Hemos de dotar a la tecnología de esa capacidad de emocionarnos, de sentir y apoyar al otro; es entonces cuando se convierte en un salvavidas emocional que contribuye al bienestar”, reclama.
Las gafas capaces de mover objetos a distancia con la pupila, creadas por Luís Martín junto con tres amigos de Zaragoza, fueron finalistas en los premios Space App Challenge de la NASA. Al inventor y cofundador de la Academia de Inventores le parece perfecto que ahora puedan ayudar a personas con parálisis cerebral, cruadriplejia o ELA. Su sueño —ser inventor— al servicio de los sueños de otros. Así lo explica sobre el escenario del auditorio de los cines Kinépolis, en una de las ponencias más divertidas de la jornada.
A la tecnología se puede llegar desde cualquier rama del conocimiento, insiste Dantart. “De las 10 profesiones más demandadas, seis están relacionadas con la tecnología”, apunta Pardillos. Se trata, además, de un caldo de cultivo excelente para la creación de start-ups. “¿Cuántos de vosotros estáis pensando en emprender?”, plantea José Bayón, consejero delegado de Enisa (empresa pública de apoyo al emprendimiento y la innovación). Este ingeniero industrial que primero probó (y no le gustó) la arquitectura, y que siente pasión por la tecnología y los coches, pone como ejemplo el éxito de PLD Space y su cohete Miura 1, que su institución ha apoyado. “Llevamos cerca de 7.600 empresas financiadas, con más de 1.300 millones de euros”, desvela. Entre otras, Filmin, Másmovil o Wallapop.
“Un 9,4% de la población en España está pensando en emprender, y seis de cada 100 están poniendo en marcha un nuevo negocio”, revela Bayón, citando el informe Global Entrepreneurship Monitor 2022-2023. Aunque más que de números, él prefiere hablar de las personas que asoman detrás. “Gente que se reinventa, con audacia, que tiene un sueño, y un propósito”, enfatiza. A su juicio, quienes emprenden lo hacen no solo para ganarse la vida, sino también porque tienen ganas de hacer cosas; de igual modo, considera que emprender no es solo montar un negocio, sino mantener una actitud vital de curiosidad e innovación. Su charla comienza y termina con Galileo, padre de la mecánica, gran humanista y emprendedor. “Lo quemaron por afirmar que la Tierra giraba alrededor del Sol. Yo no quiero que os quemen pero sí os pido que arriesguéis y que seáis emprendedores”, interpela a los jóvenes que abarrotan el auditorio.