Vídeo | Las cinco recomendaciones de Paco Nadal: los mejores lugares de 2022

El año que acaba ha sido muy viajero. Por fortuna, parece que la pandemia es cosa del pasado y el sector turístico se está recuperando. Estos son cinco de los lugares más impresionantes de los muchos que he visitado en estos 12 meses.

• Railay, en Tailandia. Una península en el mar de Andamán con enormes pináculos comidos por la vegetación y playas de ensueño como la de Phra Nang, en la costa sur. A Railay solo se puede llegar en barco desde los muelles de Ao Nang y Ao Nam Mao, en la localidad turística de Krabi, en el suroeste del país asiático. Aunque es una península, se tiene la sensación de estar en una isla sin coches comunicada por una red de senderos.
• Bosque de Mbaracayú, en Paraguay. Uno de los últimos reductos de la mata atlántica que un día cubrió toda la cuenca alta del río Paraná. Una reserva de 64.406 hectáreas de gran diversidad biológica, con especies como el yaguareté (jaguar), el tapir o mboreví, el oso hormiguero o yurumí, el oso melero o kaguaré y el ave símbolo de la región: el guyrá o pájaro campana (Procnias nudicollis).
• Cayo Arena, en la República Dominicana. La isla más pequeña del mundo o más bien el banco de arena más fotogénico. Se encuentra a 25 minutos en lancha del punto de salida en Punta Rucia, ubicado al noroeste de Puerto Plata. La mayoría de los turoperadores ofrecen el viaje de ida y vuelta desde Puerto Plata, incluyendo los botes que los llevarán al cayo con equipo de esnórquel incluido.
• Torres defensivas de Svaneti, en Georgia. Rascacielos medievales que se elevan orgullosos en uno de los valles más remotos del Cáucaso. Aislado y protegido del mundo exterior durante mucho tiempo, Svaneti ha conservado su propio idioma y una cultura muy tradicional, que simbolizan las centenarias 175 koshkebi (antiguas torres defensivas de piedra), la mayoría erigidas entre los siglos IX al XIII, que se alzan orgullosas en multitud de pueblos, y los milenarios frescos de sus iglesias.
• Flandes en bicicleta. Una ruta por las bellísimas ciudades del norte de Bélgica siempre es un festín para el viajero, pero cuando lo haces en bicicleta la experiencia adquiere otra dimensión. Una ruta de los bosques al mar pasando por lugares como Lovaina, Sint-Truiden, Sint-Truiden, Brujas o Damme, y espacios naturales como la reserva de Zwin.

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