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Por Paco Nadal

Vídeo | Las cinco recomendaciones de Paco Nadal: los imprescindibles de Bután

Su naturaleza desbordante, la obligada, y algo exigente, caminata hasta el Nido del Tigre y otros atractivos de viajar al pequeño reino del Himalaya que mide su riqueza por la felicidad de sus habitantes

Detalle del Gran Buda Dordenma en Timbu, la capital de Bután.Vídeo: Getty Images / Paco Nadal

Viajar a Bután es una buena forma de encontrar paz y tranquilidad. Los parajes naturales vírgenes y las tranquilas ciudades que conforman este país en el valle del Himalaya hacen que sea uno de los reinos más extraordinarios del mundo.

Adquirir el visado para visitarlo puede ser algo caro ―requieren el pago de 100 dólares por persona al día―, sin embargo, la espiritualidad que envuelve cada uno de sus rincones hace que cada céntimo merezca la pena.

Esto son los cinco lugares imprescindibles que no hay que dejar de visitar en Bután, país que mide su riqueza por la felicidad de sus habitantes.

  1. El dzong Punakha, que significa palacio de la felicidad o la buenaventuranza. La más antigua fortaleza de Bután es una parada obligada en la visita al país oriental. Construido entre 1637 y 1638, ha albergado reliquias y restos tibetanos, y es la residencia de invierno de la familia real. Hasta 1955, fue la sede central del Gobierno de la Nación. Los dzong son los complejos arquitectónicos más emblemáticos del país asiático.
  2. La estupa memorial del tercer rey Wangchuk. Ubicada en la parte sur de Timbu, la capital, fue construida en 1974 para honrar al tercer Druk Gyalpo, el jefe de Estado del Reino de Bután. Con sus agujas y campanas doradas, siempre está repleto de peregrinos haciendo el ritual cora alrededor del gran chorten blanco. Es popularmente conocido como el monumento religioso más visible de Bután, ya que es único por no albergar restos humanos, sino que está construido para representar la mente de buda.
  3. La gigantesca estatua de Buda construida no hace muchos años también en Timbu, que con sus 51 metros de altura es la más grande del Himalaya. El Gran Buda Dordenma, hecho de bronce y de color dorado, alberga más de cien mil estatuas más pequeñas de Buda de ocho pulgadas de alto, y 25.000 de 12 pulgadas. Un monumento que celebra el 60º aniversario de la monarquía butanesa.
  4. Los preciosos paisajes de arrozales y bosques de coníferas que se descubren en cada curva de la carretera. En Bután, hay 21 áreas naturales (el 48% del territorio del país oriental) que cubren 12.133 kilómetros cuadrados. Los alojamientos rurales del país son un poco más austeros, pero siempre existe la opción de acampar bajo un océano de estrellas o de experimentar el calor desenfrenado y la hospitalidad de los lugareños durante la estancia.
  5. Y por supuesto… el Nido del Tigre, el monasterio tibetano con el emplazamiento más singular del Himalaya, convertido ya en el icono de Bután. El templo data del año 1692, y esconde leyendas y misterios insospechados. Se dice que Guru Rinpoche, cuya figura inspira a miles de budistas, voló hasta aquí a lomos de un tigre ―de ahí su nombre― para meditar en una cueva durante tres meses, tres semanas, tres días y tres horas.

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