El Gobierno opta por verse las caras

El Congreso inaugurará la próxima semana una votación colectiva telemática

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, preside el Consejo de Ministros extraordinario para aprobar medidas para contener el coronavirusJose Maria Cuadrado Jimenez (Europa Press)

La pandemia y no el afán de instaurar una nueva forma de trabajar, acorde con el siglo XXI, en sesiones por vía telemática, ha llevado a los poderes del Estado a celebrar encuentros virtuales estos días. La crisis por el coronavirus, en general, no ha cambiado los conceptos, sino que ha sido algo tan humano como que miembros del Parlamento y del Consejo de Ministros están afectados por la enfermedad.

A partir de que el virus tomó cuerpo en algunos pa...

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La pandemia y no el afán de instaurar una nueva forma de trabajar, acorde con el siglo XXI, en sesiones por vía telemática, ha llevado a los poderes del Estado a celebrar encuentros virtuales estos días. La crisis por el coronavirus, en general, no ha cambiado los conceptos, sino que ha sido algo tan humano como que miembros del Parlamento y del Consejo de Ministros están afectados por la enfermedad.

A partir de que el virus tomó cuerpo en algunos parlamentarios, que su vez habían tenido estrechos contactos con sus compañeros, por reuniones y actos multitudinarios, se decidió abrir paso al voto telemático y a las reuniones virtuales. Pero está aún por ver si los anuncios se plasman en la realidad. No es tan fácil, jurídica y constitucionalmente, celebrar un Consejo de Ministros, que trabaja de forma colegiada y es responsable de todo cuanto aprueba y firma, sin sus miembros presentes. No se pensó en ello cuando el pasado viernes se anunció que el Consejo de Ministros de este sábado se iba a celebrar de forma telemática aunque asistirían “algunos ministros”, según informaron a este periódico fuentes gubernamentales. Pasadas las horas, a las diez y media de la mañana todos los ministros estaban en torno a la mesa del Consejo, a considerable distancia unos de otros, con las ausencias de la ministra de Igualdad, Irene Montero y de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, afectadas por el coronavirus.

De inmediato, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, con el acuerdo de la Mesa pero con el desacuerdo de la portavoz del Grupo Popular, Cayetana Álvarez de Toledo, anunció que no habría actividad parlamentaria en dos semanas. Pero se abría la excepción inexcusable de convalidar dos reales decretos cuyo plazo termina el día 25. Sin tal convalidación, quedarían sin efecto. La vía telemática es la fórmula que se utilizará para que los diputados los avalen. Todos lo utilizarán a excepción de media docena de diputados concernidos por las materias que se aprueban, que ocuparán sus escaños muy lejos unos de otros. No es previsible que todos los diputados infectados estén ya liberados del virus para esa fecha, por lo que se mantiene esa instrucción.

Los parlamentarios de Vox forman el grupo más afectado, aunque el goteo continúa. Ayer mismo, el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, anunció que se ponía en cuarentena al sentir los síntomas del virus. La vicepresidenta segunda del Congreso, Ana Pastor, contó que había dado positivo en la prueba para detectar la Covid-19. ¿Qué hacer? A esta pregunta la respuesta de los servicios jurídicos fue la de posponer los plenos pero no enmarcarlo en un cierre de las Cámaras. “El Parlamento no cierra ni en una guerra”, recordó la portavoz popular, Álvarez de Toledo. La vía telemática, y la presencia muy reducida de parlamentarios, para evitar aglomeraciones, es el camino para no entrar en una situación jurídico- constitucional comprometida. Ese día aún no ha llegado.

Tampoco en el Consejo de Ministros. Durante la noche del viernes al sábado muchos técnicos pasaron la noche en blanco estudiando el decreto que ayer se aprobó para proclamar el Estado de alarma en España. Pero también para verificar si un Consejo de Ministros puede actuar de forma virtual. Se decidió que no. Menos las dos ministras claramente afectadas, todos fueron llamados a La Moncloa, incluso asistió el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, en cuarentena. El presidente, Pedro Sánchez, quiso que las discusiones fueran cara a cara durante dos semanas y no celebrará ningún tipo de actividad presencial. Las reuniones, como la de la junta de portavoces de la próxima semana, se llevarán a cabo de manera telemática. También se convocará un pleno el día 24 de marzo y todos los parlamentarios podrán hacer uso también del voto telemático. De hecho, solo estarán obligados a acudir al Congreso aquellos diputados que quieran intervenir. El orden del día prevé la convalidación de los decretos-leyes pendientes.

La presidenta, Meritxell Batet, dejó claro que “el Congreso no se cierra” y siempre estará a punto para lo que sea necesario, aunque reconoció que las Cortes Generales también deben adaptarse a la situación de crisis por el coronavirus, que golpea especialmente fuerte a Madrid. Además de los decretos-leyes, Batet aseguró que podría incluirse algún otro punto en el orden del día. La junta de portavoces del Congreso se reunió de manera extraordinaria este jueves después de que la comisión de Sanidad quedara anulada. El ministro del ramo, Salvador Illa, comunicó que no acudiría a la comparecencia prevista después de que Irene Montero diera positivo por coronavirus. Todo el Gobierno, igual que los Reyes, se han sometido al chequeo.

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