Canarias, el embudo del sistema de acogida de inmigrantes
Las ONG locales aseguran estar desbordadas ante el incremento de la llegada de embarcaciones desde la costa africana
“La situación es preocupante, muy preocupante”, asegura Juan Carlos Lorenzo, coordinador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canarias. “Estamos desbordados”, recalca Ángel Manuel Hernández Gutiérrez, conocido como el pastor Ángel, un sacerdote evangélico que dirige la ONG Misión Cristiana Moderna y ...
“La situación es preocupante, muy preocupante”, asegura Juan Carlos Lorenzo, coordinador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canarias. “Estamos desbordados”, recalca Ángel Manuel Hernández Gutiérrez, conocido como el pastor Ángel, un sacerdote evangélico que dirige la ONG Misión Cristiana Moderna y que atiende a 269 migrantes. “Tengo una lucha tremenda con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones: solo les estamos pidiendo alimentos para tanta gente, porque por ahora estamos viviendo de la mendicidad a empresarios, a amigos, a hoteles o al Cabildo. Pero no hemos logrado nada”, se queja.
La ruta migratoria hacia Canarias se dio por reactivada a finales de 2019. Llegaron apenas 2.698 personas, pero suponía doblar las cifras del año anterior y reabrir una vía prácticamente sellada hace una década.
Durante los seis primeros meses de este año ya se han multiplicado por seis las llegadas respecto a 2019, mientras que las entradas por el estrecho y el mar de Alborán mantienen una tendencia a la baja. Las islas de Gran Canaria y Fuerteventura reciben la mayor presión.
En el archipiélago, a pesar de su experiencia durante la llamada crisis de los cayucos en 2006, no hay suficientes instalaciones para atender a los recién llegados. Muchas de las que hay tampoco son adecuadas y ayuntamientos, sacerdotes, voluntarios y ONG improvisan a cada pico de llegadas alojamientos en pabellones deportivos, residencias escolares, albergues juveniles y hasta naves industriales.
Las islas, además, se han convertido en un embudo: los migrantes entran pero no salen. El Ministerio del Interior, que en circunstancias normales ya se muestra poco partidario de autorizarlos, ha suspendido los traslados a la península desde que se declaró la emergencia sanitaria y el estado de alarma.
El camerunés Chris Kelen, de 23 años, era futbolista en el Arsenal de Yaundé. Desembarcó en la isla de Fuerteventura el pasado 6 de junio, tras una travesía “terrible” de ocho horas desde la costa atlántica de Marruecos. Está acogido en las instalaciones de unos 3.000 metros cuadrados que gestiona el pastor Ángel. “Tengo una buena vida aquí”, asegura en inglés. “La gente es amable, recibo comida…” Se muestra agradecido, pero su plan, como el de la inmensa mayoría de los que se embarcan, es seguir su viaje hacia el continente europeo. “Me gustaría seguir jugando al fútbol. Y me gustaría viajar hasta Alemania”, cuenta.
“No creemos que se esté haciendo una gestión correcta por parte de la Administración”, asegura María Greco, técnica del servicio de la Asociación Entre Mares. “No ha habido reuniones ni fluidez en la comunicación entre el Gobierno de España y los cabildos. Y, además, no han contado con los actores que estamos trabajando sobre el terreno”, asegura. “Y no pueden argumentar que esta situación les haya pillado por sorpresa”, añade. Greco también da cuenta de la falta de medios del sistema. “En diciembre cerró el servicio jurídico, con lo que estas personas no están recibiendo la debida asesoría legal que estipula la ley de extranjería”.
Juan Carlos Lorenzo, de CEAR, advierte de que las respuestas que se están dando “tienen las patas muy cortas” y teme que se agudice la actual situación: desasosiego perpetuo en las instituciones y en las entidades sociales encargadas de atender a los inmigrantes, frustración en las personas en situación irregular y riesgo de rechazo entre la ciudadanía.
La Delegación del Gobierno en Canarias y el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones se han limitado a recalcar a EL PAÍS que “todos los inmigrantes han tenido recursos físicos y ayuda de emergencia humanitaria”. Aseguran, además, que “el Estado trabaja de manera intensa para buscar las mejores soluciones y que la estrategia ha de establecerse en el seno de la Unión Europea”.
“Estamos siempre a la búsqueda de nuevos recursos para adaptarnos a la situación migratoria que se da en Canarias. Estamos pendientes de nuevas aportaciones para las islas, pero no podemos anunciar nada hasta que no sea definitivo”, subrayan fuentes del Gobierno.
El plan migratorio de la UE entrará de lleno en la agenda en los próximos meses, pero las negociaciones no apuntan a un buen trato para España. Mientras los socios del norte apuestan por reforzar el control de entrada en territorio europeo y dejar la responsabilidad de la acogida y las expulsiones a los países de la frontera exterior, España plantea un plan que obligue a sus socios a comprometerse con cuotas de reparto de los migrantes rescatados en el mar.