Hallados restos óseos humanos en el vertedero de Zaldibar
El Gobierno vasco confirma que el hueso "pertenece a una persona" mientras la policía científica analizará si corresponde a alguno de los dos desaparecidos tras el derrumbe
Los equipos de rescate han encontrado este domingo por la tarde “un resto óseo humano” envuelto en tela en el vertedero de Zaldibar (Bizkaia), , donde permanecen desaparecidos Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze desde el 6 de febrero como consecuencia del derrumbe de miles de toneladas de residuos industriales y tierra. El hallazgo llegó tras seis meses de búsqueda. “Hoy, por fin, ese trabajo ha dado resultado. Ahora se trabajará de manera más quirúrgica”, ha dicho el viceconsejero de Seguridad del Gobie...
Los equipos de rescate han encontrado este domingo por la tarde “un resto óseo humano” envuelto en tela en el vertedero de Zaldibar (Bizkaia), , donde permanecen desaparecidos Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze desde el 6 de febrero como consecuencia del derrumbe de miles de toneladas de residuos industriales y tierra. El hallazgo llegó tras seis meses de búsqueda. “Hoy, por fin, ese trabajo ha dado resultado. Ahora se trabajará de manera más quirúrgica”, ha dicho el viceconsejero de Seguridad del Gobierno vasco, Josu Zubiaga, que ha pedido “paciencia” a los familiares.
La zona del vertedero en la que ha sido hallado un hueso humano quedó ayer acordonada y se paralizaron temporalmente los trabajos de búsqueda, mientras la policía científica realizará pruebas de ADN para determinar si los restos pertenecen a uno de los desaparecidos, una labor que se prolongará varios días. El hueso se ha localizado a 23 metros de profundidad, el equivalente a “un edificio de ocho pisos” de altura, y junto a “elementos de la báscula”, una instalación de la que solía encargarse Sololuze.
El rastreo se centrará ahora en la zona que ha quedado delimitada, porque “es más que probable” que se localicen nuevas evidencias. Se realizará una “labor de arqueología”, según apuntó Zubiaga, para tratar de encontrar los cuerpos de los desaparecidos.
Durante la búsqueda iniciada tras el desprendimiento se pudo encontrar entre los escombros, el pasado 5 de abril, el vehículo de Sololuce, lo que abrió una puerta de esperanza para los familiares de los desaparecidos, pero los rastreos que han seguido desde entonces no habían dado con ningún rastro de los dos hombres.
El derrumbe del vertedero de Zaldibar se produjo el 6 de febrero y arrastró consigo a Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze, dos de los empleados que trabajaban en esta instalación gestionada por la compañía Verter Recycling 2002 Sociedad Limitada. El deslizamiento, que provocó un alud de miles de toneladas de residuos, alcanzó la autopista AP-8, que conecta Bilbao con San Sebastián. El movimiento de tierras y escombros ha sido una de los mayores siniestros medioambientales ocurridos en el País Vasco.
Los cuerpos de los dos trabajadores llevan sepultados bajo toneladas de residuos más de seis meses. Mientras, tres responsables de la empresa que gestiona la escombrera —el dueño del vertedero, José Ignacio Barinaga; el ingeniero jefe, Juan Etxebarria, y la responsable legal y sobrina de Barinaga, Arrate Bilbao— han sido acusados de homicidio imprudente y de un delito contra los trabajadores, además de otro contra los recursos naturales. El Juzgado de Instrucción número 1 de Durango decretó el pasado 23 de julio la libertad provisional con medidas cautelares para los tres investigados, que deben comparecer ante la autoridad judicial una vez al mes.
Polémica política
El desprendimiento se produjo en época preelectoral, poco antes de los comicios autonómicos previstos para el 5 de abril que fueron aplazados debido al estado de alarma por la pandemia del coronavirus. El PNV salió vencedor de esos comicios, celebrados finalmente el 12 de julio, y tuvo que enfrentarse a las acusaciones por parte de la oposición, que le reprochaba lo ocurrido con Beltrán y Sololuze y los lentos avances en la búsqueda de ambos cuerpos.
La polémica acompañó las primeras labores sobre el terreno del deslizamiento porque los efectivos actuaron sin protección ante el amianto, un material nocivo que también se almacenaba en la escombrera. Asimismo, los incendios que se originaron tras el alud provocaron un humo que alarmó a las localidades colindantes a este punto cercano al límite entre Gipuzkoa y Bizkaia.