La ofensiva del PP contra los indultos vuelve a tropezar con la mayoría del Congreso
La Cámara rechaza el intento de los populares de prohibir las medidas de gracia para los condenados por rebelión o sedición
El PP persevera, aun a sabiendas de su derrota segura. Los populares ya brindaron en bandeja al Gobierno, la pasada semana, la ocasión de mostrar que una mayoría del Congreso apoya los indultos a los líderes del procés. Pese al fracaso de aquella moción que pretendía condenar las medidas de gracia —190 de los 350 diputados votaron en contra—, el PP volvió a la carga este martes con una proposición para prohibir por ley que se indulte a los condenado...
El PP persevera, aun a sabiendas de su derrota segura. Los populares ya brindaron en bandeja al Gobierno, la pasada semana, la ocasión de mostrar que una mayoría del Congreso apoya los indultos a los líderes del procés. Pese al fracaso de aquella moción que pretendía condenar las medidas de gracia —190 de los 350 diputados votaron en contra—, el PP volvió a la carga este martes con una proposición para prohibir por ley que se indulte a los condenados por delitos de rebelión o sedición. Y, como era previsible, tropezó con el mismo muro. El rechazo incluso creció ligeramente: 192 votos en contra por 149 a favor y tres abstenciones.
“Hoy es un día de luto”, aseveró con gesto grave Edmundo Bal. Para corroborar sus palabras, el portavoz de Ciudadanos vestía corbata negra, al igual que el diputado del PP que defendió la iniciativa, Carlos Rojas. El pleno del Congreso había arrancado solo unos minutos después de que Pedro Sánchez compareciese en La Moncloa para justificar los indultos que acababa de aprobar el Consejo de Ministros. Un clima caldeado, con el asunto también en el orden del día de la Cámara.
Uno tras uno, los diputados de la derecha —los de los tres grupos principales, secundados por regionalistas navarros y asturianos— pasaban por la tribuna evocando la misma imagen: el presidente del Gobierno “arrodillado ante el independentismo”. Volvieron a resonar las ya clásicas acusaciones de “traición” y “humillación”. Bal dijo de Sánchez que actúa “como un bufón haciendo gracietas al señor Junqueras”. Rojas lo acusó de perpetrar “la mayor vileza que se recuerda en la historia de los presidentes del Gobierno”. El portavoz de Ciudadanos sentenció que los indultos son “rotundamente inmorales”. El del PP también se abonó al calificativo de “inmoral”, al que añadió el de “ilegal”. Ninguno, sin embargo, consiguió igualar a Macarena Olona, la segunda en el escalafón del grupo de Vox. Olona —que, al igual que Bal, ha ocupado importantes cargos en la Abogacía del Estado— sostuvo: “Hoy se ha consumado un golpe de Estado desde dentro de las propias instituciones del Estado”.
La agresividad de la derecha facilitó el cierre de filas entre los partidos del Gobierno y los grupos que le apoyan. De tal modo que el portavoz de Unidas Podemos, Jaume Asens, comenzó su intervención dirigiéndose al socialista Rafael Simancas: “Me ha dejado el listón muy alto, su intervención ha sido brillante”. Simancas había reclamado a los populares “un ejercicio de patriotismo” tras acusarles de “sabotear” los intentos de encauzar el conflicto catalán. El portavoz socialista, arropado con grandes ovaciones, también aprovechó para distanciarse del independentismo, cuyos planteamientos tildó de “anacrónicos”. “Pero están ahí y van a seguir ahí. Y habrá que entenderse con ellos dentro de la ley”, argumentó.
Los independentistas se concentraron en atacar al PP y en reprocharle que solo propusiese prohibir los indultos para los delitos de rebelión y sedición dejando fuera otros como la corrupción, el terrorismo o la violencia sexual. Todos aludieron también al informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa muy crítico con las actuaciones judiciales contra los líderes del procés. “¿Cuál es su planteamiento para Cataluña?”, interrogó a los populares Ferran Bel, del PDeCAT, quien añadió: “Ustedes son responsables de lo que hacen y lo van a pagar”. Solo la CUP adoptó un tono desdeñoso con los indultos. La portavoz de Junts, Miriam Nogueras, evitó los ataques directos al Gobierno y cerró su intervención con un homenaje “al que nunca se ha rendido, al que les ha ganado siempre, el molt honorable Carles Puigdemont”.
El pleno había arrancado con un incidente entre la diputada de ERC Maria Dantas y un grupo de parlamentarias de Vox. Dantas había calificado al partido de Santiago Abascal de “extrema derecha neofranquista”, además de “racistas”, “machistas” y “amantes de Franco”. “Al fascismo, ni agua, nos quieren en las cunetas”, concluyó. Cuando se retiraba a su escaño y pasaba por delante de los asientos de Vox, diputadas de este partido le dirigieron un comentario que fuentes de ERC rehusaron revelar. Dantas se volvió airada hacia la presidenta, Meritxell Batet, entre gritos de protesta y, antes de proseguir su camino, remató: “¡Son fascistas!”.
El resto de la sesión fue transcurriendo entre las mayores estridencias verbales pero sin llegar a la bronca. Hasta que a última hora volvieron a saltar chispas entre los independentistas y la extrema derecha. Josep Pagès, diputado de Junts, recordó que un miembro del grupo de Vox, el general retirado Agustín Rosety, firmó en su día un manifiesto que ensalzaba la figura de Franco. Rosety pidió la palabra para defenderse: “He servido con las armas más de 40 años a España y jamás, en ningún momento, se ha podido poner en cuestión mi sentido de la lealtad a la nación española ni mi respeto por la democracia ni por los derechos de los ciudadanos”. El revuelo entre los diputados de Vox fue mayúsculo, mientras la presidenta los reconvenía: “¡Señorías! ¡Esto es el Parlamento!”.