¿Eo o Ribadeo? El debate sobre la denominación de una ría fronteriza divide Asturias y Galicia

El Principado reabre el debate por el nombre del estuario que hace de límite entre ambas comunidades, más de 10 años después de que se oficializó el nombre ría de Ribadeo como el predominante

Castropol, en Asturias, al fondo de la imagen, tomada desde el puerto deportivo de Ribadeo (Lugo), sobre la ría del mismo nombre.ÓSCAR CORRAL

En Castropol (Asturias, 3.000 habitantes) todavía se recuerda cuando el Ministerio de Fomento diseñó, en 2013, un sello del puente de los Santos, que cruza el estuario del río Eo y une Asturias con Galicia. La estampa de la ría de Ribadeo mostraba al municipio gallego del mismo nombre (9.000 habitantes) en primer plano y difuminaba la imagen de la localidad asturiana, algo que llevó al pleno municipal —liderado por el socialista José Ángel Pérez— a desafiar la iniciativa de la entonces ministra popular Ana Pastor y reabrió un debate que el Instituto Geográfico Nacional (IGN) había intentado ce...

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En Castropol (Asturias, 3.000 habitantes) todavía se recuerda cuando el Ministerio de Fomento diseñó, en 2013, un sello del puente de los Santos, que cruza el estuario del río Eo y une Asturias con Galicia. La estampa de la ría de Ribadeo mostraba al municipio gallego del mismo nombre (9.000 habitantes) en primer plano y difuminaba la imagen de la localidad asturiana, algo que llevó al pleno municipal —liderado por el socialista José Ángel Pérez— a desafiar la iniciativa de la entonces ministra popular Ana Pastor y reabrió un debate que el Instituto Geográfico Nacional (IGN) había intentado cerrar en 2008: la denominación del brazo de mar que separa las dos poblaciones. Aquella lucha asturiana por que el nombre “ría del Eo” —en lugar de “ría de Ribadeo”— sea el oficial quedó en nada, pero la discusión sobre el topónimo ha resucitado este año.

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A mediados de abril, una propuesta del PP en el parlamento de Asturias, que contó con el apoyo de todos los grupos, volvió a poner el asunto de la denominación sobre la mesa. La iniciativa instaba a recoger documentos históricos, administrativos, legislativos o académicos para solicitar al Instituto Geográfico Nacional (IGN) la oficialización de la denominación “ría del Eo”, y que esta conviva en igualdad de condiciones con la actual. Con esto, emergió la polémica que ha monopolizado plenos, tertulias y titulares varias veces desde principios del siglo XXI, y que incluso ha provocado fisuras en el grupo parlamentario del PSOE en el Congreso.

El nombre de la ría ha sido durante años la tortilla con o sin cebolla de las localidades que baña el Eo. Evaristo Lombardero, vecino del lado gallego y presidente de la plataforma por la defensa de la ría, cuenta que este debate lleva décadas invadiendo las barras de bares, pero considera que se debe abordar con argumentos históricos, formales y académicos. Lombardero ha recabado mapas desde el siglo XV que registran el estuario como Ría de Ribadeo. Del otro lado, el diputado asturiano del PP que presentó la iniciativa, Álvaro Queipo, bromea: “Si yo tuviese un bar, pondría tortilla con y sin cebolla. Así todos pueden pedir lo que les gusta y la convivencia se mantiene positiva”.

Lombardero acusa a los representantes de la parte asturiana de crear “una cuestión identitaria y emocional, una polémica interesada y política”. El ribadense cuenta que en 2007, por primera vez, el Principado encargó un informe para tratar de justificar el topónimo “del Eo”. Queipo pone, en cambio, la responsabilidad sobre el IGN, ya que antes de la resolución de 2008 los nombres se usaban con libertad: “Es cierto que no solucionan los problemas reales de la ría, como la contaminación, o la necesidad de un dragado, pero es una forma de poner en papel lo que ya pasa en la calle”. El vecino de Castropol piensa que el uso cotidiano y cultural debería equipararse al geográfico e histórico.

Su solicitud aún está en trámite, pero la respuesta desde el pleno de la diputación de Lugo fue inmediata y también unánime: los tres grupos —PSOE, BNG y PP— defendieron que se mantenga únicamente el topónimo actual. La Xunta hizo lo mismo y encargó informes al Consello da Cultura Galega (CCG), a la Real Academia Galega y a la Universidad de Santiago de Compostela (USC). El informe del CCG fue tajante. Para el organismo galaico no existe duda en la legitimidad del nombre de la ría, que se debe preservar por ser un “testimonio histórico que nada tiene que ver con pugnas modernas sobre primacías o identidades localistas”.

El organismo argumenta que una serie de instituciones se han pronunciado reiteradamente a favor de la denominación actual, usada durante siglos, según constatan cartas náuticas de distintas épocas, autores y países. Incluso, explica, en la Edad Media toda la zona del río, en ambos lados, se llamaba Terra de Ribadeo. El consejo arguye finalmente que estos brazos acuáticos suelen llevar los nombres de las poblaciones más importantes, no el de los ríos; y que los cambios innecesarios no son recomendados por los organismos internacionales.

Tanto de un lado como del otro están convencidos de que el debate no cambiará la cercana convivencia entre los vecinos de ambas localidades. Sea porque, sin importar la resolución del IGN, cada uno seguirá llamándola como le parezca, o porque, como argumenta Lombardero, “esta es una discusión que no se resolverá nunca, porque tiene que ver con las emociones”.

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