Los socios del pacto laboral presionan al PNV para que no fracase su reforma
La coalición gubernamental, la patronal y los sindicatos se implican en la negociación
El calendario avanza hacia el día D previsto el 3 de febrero para convalidar el decreto con la nueva reforma laboral en el Congreso y los interlocutores negocian incluso durante los fines de semana. Todos los firmantes del pacto social, desde los dos socios del Gobierno de coalición hasta la patronal y los sindicatos nacionales, se han implicado en los últimos días en los contactos y con...
El calendario avanza hacia el día D previsto el 3 de febrero para convalidar el decreto con la nueva reforma laboral en el Congreso y los interlocutores negocian incluso durante los fines de semana. Todos los firmantes del pacto social, desde los dos socios del Gobierno de coalición hasta la patronal y los sindicatos nacionales, se han implicado en los últimos días en los contactos y con el foco puesto principalmente en convencer al PNV de que abandone su actual oposición, con la pretensión de abrir así la puerta a que también ERC olvide su rechazo y reconstruir la alianza natural con el bloque de investidura. El PNV quiere garantías sobre la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales, algo que no está en el contenido ya cerrado de la reforma laboral, con escasa incidencia real en el mercado y las empresas de Euskadi, según el Gobierno y los sindicatos, y que los negociadores consideran posible resolver, según varias fuentes consultadas e implicadas en la negociación.
La vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y su equipo han intensificado las conversaciones este mismo fin de semana con dirigentes del PNV y también de ERC. Lo mismo han hecho responsables al tanto de la negociación de UGT y Comisiones Obreras con esos partidos (CC OO). Y la patronal CEOE, mucho más desaparecida públicamente en estas semanas, también maneja su agenda, especialmente con algunos grupos políticos del Congreso y a través de su organización en Euskadi. Los firmantes de este pacto social son conscientes de lo que se juegan, es decir el mantenimiento de una normativa laboral mucho más dura aprobada en 2012 en solitario por un Gobierno del PP, y se lo han querido recordar sobre todo a PNV y ERC.
La presión se ha agudizado en las últimas jornadas sobre el PNV, que con seis escaños puede resultar clave para superar la, por ahora, incierta votación del Congreso. El PNV es un socio preferente para el Gobierno en casi todo y su adhesión podría facilitar un giro en el rechazo frontal expresado hasta ahora por ERC.
Desde el Ministerio de Trabajo, la patronal vasca y española, los sindicatos —y, hasta en persona, dirigentes del PSOE, como Héctor Gómez y Santos Cerdán, que comieron el pasado jueves en la sede del PNV en Sabin Etxea con el presidente de esa formación, Andoni Ortuzar, y su portavoz parlamentario, Aitor Esteban— han transmitido a los nacionalistas vascos la relevancia de su apoyo ante esta reforma laboral. Todos los negociadores están de acuerdo, además, en que la gran reclamación formal del PNV sobre la primacía de los convenios autonómicos sobre otros (estatales y también provinciales) no puede ni debe ser ningún escollo y se muestran convencidos y “optimistas” de que al final habrá acuerdo. Pero el PNV aún no ha expresado en público esa convicción sino más bien la contraria, algo, por otra parte, habitual en estos procesos.
Responsables del Gobierno y de los sindicatos firmantes del acuerdo precisan que los convenios autonómicos, en el caso de Euskadi, son apenas una decena y muy centrados en los trabajadores de los sectores relacionados con la administración autonómica. Las mismas fuentes reconocen que sería relativamente fácil e inocuo establecer un “compromiso razonable” con el PNV que reitere de nuevo y aún más claro lo que ya establece desde hace años el Estatuto de Trabajadores y el marco laboral vasco firmado allí por todos los actores sociales (incluida patronal y sindicatos) con la convalidación en el Congreso de la nueva reforma laboral. El problema con el PNV, y aún peor por ahora con ERC y casi imposible de solventar ya con EH Bildu, no es de contenido, sino político, según fuentes del pacto social. “El PNV necesita apuntarse este tanto, cobrarse algo, especialmente frente a Bildu, que está más atrapado en Euskadi por los sindicatos ELA y LAB”, remachan las mismas fuentes. El bloqueo del Ejecutivo con ERC es más complejo de razonar.
Trabajo ha continuado los contactos este fin de semana con el portavoz laboral de ERC, Jordi Salvador, en línea con el mandato que recibió del presidente catalán, Pere Aragonés, cuando almorzó con la vicepresidenta Díaz, según fuentes al tanto de esas charlas. Pero ERC es mundo lleno de matices y en alguno de esos sectores se considera a Díaz y su plataforma política en ciernes una peligrosa competidora potencial en futuras elecciones.
Ni el sector de Podemos en el Gobierno ni los sindicatos han querido por ahora explorar en serio la vía alternativa de votos hacia Ciudadanos y la derecha, que sí quiere dejar abierta el PSOE y que incluso ha empezado a trabajar de forma muy discreta.